Cuenta La Leyenda: Derrocada la tiranía
Corría el mes de enero del año 1958, el jueves 23 en horas de la mañana (10,30 a.m.) me encontraba en la población de la Cañada de Urdaneta, se anunciaba un juego de béisbol muy importante en el estadio Olímpico de Maracaibo, jugaban los rivales eternos: Gavilanes y Pastora, se visualizaba un día muy tranquilo, caluroso, con un sol muy brillante, no existían comunicaciones inmediatas, muy pocas personas tenían televisor, nada se sabía que sucedía en la capital, hasta que llegó el momento cuando se escucha en una emisora local ¡!Cayó la dictadura, derrocada la Tiranía!! Una Junta Militar asumió el poder, le preside el contraalmirante Wolfgang Larrazábal (este era el militar más antiguo y de más alta jerarquía) hombre de una honestidad comprobada, nacido en Carúpano, estado Sucre.
.-DÍAS DE EUFORIA.
El 1º, de enero de 1.958 estalla una insurrección militar al mando del Teniente Coronel Hugo Trejo. Bajo la dirección (clandestina) de la Junta Patriótica, presidida por el periodista Fabricio Ojeda, los partidos y la sociedad civil reaccionan de manera unánime. La dictadura llega a su fin, después de 22 días de agitación.
La madrugada del 23 de enero, el general Marcos Evangelista Pérez Jiménez, abandona secretamente el país, en un avión que se conoció como “La Vaca Sagrada” rumbo a República Dominicana.
Una primera Junta Militar de Gobierno integrada por los coroneles, Roberto Casanova, Abel Romero Villate, Carlos Luis Araque, Pedro José Quevedo y por el contraalmirante Wolfgang Larrazábal, asume el poder el 23 de enero.
Sin embargo, 24 horas después las protestas populares presionan la salida de los coroneles Casanova y Romero Villate, por sus vinculaciones muy estrechas con Pérez Jiménez, siendo sustituidos por los civiles Eugenio Mendoza y Blas Lamberti. Larrazábal es escogido como presidente de la junta.
Esta junta promete elecciones inmediatas, se inicia un plan de emergencia contra el desempleo. El 23 de mayo, la junta promulga el Estatuto Electoral, redactado entre otros, por el jurista Rafael Pizani.
A partir de ese momento se inicia una intensa lucha política que tiene como meta aparente la búsqueda de un candidato independiente para la presidencia. Los partidos se sienten todos fuertes y optan por sus propias formulas.
Pocas veces se había dado en Venezuela un ambiente de euforia como el 23 de enero de 1958. Los periódicos a quienes le había otorgado “Absoluta Libertad de Prensa” dan rienda suelta a los titulares represados por 10 años de censura, disfrutan a plenitud de la libertad de expresión y comienzan a contar la historia oculta de los diez años.
Se hacen protestas de unidad, abundan los golpes de pecho, los propósitos de enmienda, las autocriticas de los sectores democráticos. Tal es la euforia que durante años se continua hablando del “espíritu del 23 de enero” como de un momento excepcional en la política del país.
La caída de la dictadura tiene un alto precio. La prensa calcula en 300 los muertos durante los desórdenes de esos días. Es asaltada la Seguridad Nacional (Policía política del régimen) y los presos retenidos allí son liberados.
De las cárceles salen todos los presos políticos. Simultáneamente se inicia el retorno de los cientos de exiliados que durante 10 años habían sido obligados a abandonar el país. Entre estos primeros en regresar esta Jóvito Villalba, luego Rafael Caldera, y, por ultimo Rómulo Betancourt, el 10 de Febrero.
De México regresan el expresidente Rómulo Gallegos y el líder comunista Gustavo Machado, y de Madrid, el escritor Mario Briceño Iragorry. La dictadura pérezjimenista es el único régimen que aplica el destierro masivo en la historia venezolana.
Una grave crisis se presenta entre el 22 y 23 de julio de 1958, cuando el ministro de la Defensa, General Jesús María Castro León, pide la postergación de las elecciones por tres años, la supresión de los partidos AD y PCV y el establecimiento de la censura de prensa.
Castro León es enviado al exterior el 24 de julio, con otros siete oficiales, rumbo a Miami; lo sustituye el general Josué López Henríquez.
Las conspiraciones y los intentos de golpe de Estado son frecuentes durante este año; el domingo 7 de septiembre, 45 días después del intento de Castro León, estalla uno de, los más serios, con un considerable número de víctimas.
(Esta historia continúa)
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