Opinión

Cuenta La Leyenda: Cuando se trabaja con amor, se cosechan éxitos

Me estoy refiriendo a Michell Abdo, en el año 1974, año que siempre utilizo como referencia ya que fue la fecha en que, estaban construyéndose las empresas básicas, muchas viviendas y algunos edificios, los cuales empezaron a identificarse como centros comerciales. 
sábado, 18 septiembre 2021

Este buen amigo a quien nos vamos a referir en el día de hoy, nos llegó a Valencia, Estado Carabobo, donde estuvo por espacio de dos semanas y luego se trasladó a Ciudad Guayana a comienzo de los años 70s, nacido en el Líbano, donde laboró como educador, profesor de clases de literatura, muy joven, pero con muchas fuerzas y ganas de trabajar y de ser alguien útil en la vida, para el disfrute ciudadano y ser ejemplo de que las cosas hechas con amor y con ahínco, tarde o temprano dan sus frutos.

Me estoy refiriendo a Michell Abdo, en el año 1974, año que siempre utilizo como referencia ya que fue la fecha en que, estaban construyéndose las empresas básicas, muchas viviendas y algunos edificios, los cuales empezaron a identificarse como centros comerciales.

El primero que abrió sus puertas fue el Centro Comercial Caroní en el año 1.967, propiedad de la empresa caraqueña Cines Unidos, ahí estaba el famoso Supermercado Cada, su primer gerente fue el señor Rafael Campos y el subgerente Pedro Fuentes, (este es el lugar que hoy ocupa un supermercado identificado como Pekín, propiedad de una familia asiática).

Para ese entonces en la capital se estaba imponiendo la moda de las discotecas y cervecerías, nuestra ciudad de Puerto Ordaz no se podía quedar atrás, al final del pasillo principal del Centro Comercial frente al Cine Altamira se inició la primera discoteca de Ciudad Guayana, propiedad de un señor español a quien conocíamos como “el calvo” Gonzalo Aranaga y el barman principal era David.

El nombre de esta discoteca era Bunny Bar, identificada con el logo del conejo Bugs, de inmediato fue lugar de encuentro de muchos jóvenes ansiosos de un lugar donde divertirse, con sus conquistas que luego se convirtieron en parejas familiares, mientras tanto en las tardes, en la esquina del supermercado nos reuníamos (entre ellos, yo) para compartir las tertulias del día un grupo de jóvenes, en este grupo participaba nuestro biografiado, el señor Michell, ya había realizado algunos oficios pero, fue el primer mesonero de la famosa discoteca Bunny Bar, también fue portero, pero siempre viendo hacia el norte buscando un futuro que le brindara la oportunidad de formar un hogar digno y con su mente de buen comerciante como la mayoría de los libaneses y de manera honesta logró de manera austera a medida que realizaba la cadena de oficios ahorrar un buen dinero (tiempo pasado, cuando se podía ahorrar y el banco ayudaba con un porcentaje).

Michell, se enamora y contrae matrimonio con una joven llamada Carmen, quien lo ha acompañado durante muchos años y su entorno familiar se convierte en cinco hijos una hembra y cuatro varones los procreados, pero antes de esto, ya piensa en grande y comienza a invertir y logra comprar en el año 1974 Comercial Arichuna, ubicada en la avenida principal de Castillito.

Una gran tienda donde se venden artefactos domésticos, su gran logro, haciéndola crecer de inmediato a lo que originalmente era, convirtiéndose así en el gran salto para seguir adquiriendo algunas propiedades y de inmediato se dio a conocer, esta, ya es mayor de edad tiene muchos años, y es muy visitada a diario, entre otros negocios, Mitchell decide asociarse con el señor Gilberto Vieira, representando varias marcas de vehículos destacándose la Volkswagen, y Fiat, ubicados al final de la avenida Guayana cruce con la principal de Castillito y en la avenida Guayana frente al C. C. Orinokia.

Mientras todo esto transcurre, sus hijos, todos ellos, con la anuencia de sus progenitores se convierten en bachilleres obteniendo muy buenas notas en el Colegio Loyola, luego con títulos universitarios y muy cercano a su exitoso padre en la empresas que este ha emprendido, pero resulta que Michell, decide, ya que aun su cuerpo y mente están en máximas condiciones, continuar su cadena de empresas, como ya tiene en su propiedad un buen espacio de terreno en la parte alta de la ciudad, considera que es el mejor momento, realiza todos los trámites necesarios y construye uno de los mejores hoteles, llamado Plaza Merú.

Hotel muy atractivo que cuenta con unas excelentes instalaciones, donde la persona que se aloja, de manera personal, turística, comercial, ejecutiva no necesita salir a la calle a buscar alguna necesidad, ahí lo tiene todo, buenos restaurantes, salones para conferencias y fiestas de diferentes tamaños, una piscina en la parte alta del hotel donde inclusive el agua es salada dando la impresión de estar en el mar, las habitaciones con una vista panorámica majestuosa, de tal manera que estando en la tina del baño se pueden observar nuestros dos ríos principales el Caroní y el Orinoco y toda la parte industrial y habitacional de la ciudad, incluyendo San Félix y las Represas de Macagua y Caruachi, en la parte baja del hotel (sótano) un buen estacionamiento para la seguridad de sus vehículos; total una inversión muy bien pensada y consolidada de manera personal, construida sin socios, (siendo esto, otro gran logro) solo con el ejemplo de haber llegado a este país y a esta ciudad, para convertirse en un venezolano más y demostrar que las cosas sí se pueden hacer..

A Mitchell todavía le queda mucha juventud y ánimo para continuar adelante, pero él quiere legar a sus hijos para que continúen este rosario y sortear todas las adversidades que hoy día se presentan… aquí, viene a la memoria el refrán criollo que dice: “a mal tiempo, buena cara”.

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