Opinión

Cuenta la leyenda: ¿Cómo perdimos a Trinidad?

La Isla de Trinidad es parte del Orinoco, como Manhatan lo es del río Hudson o Marajó del Amazonas.
Evelio Lucero
miércoles, 26 noviembre 2025

La Isla de Trinidad es parte del Orinoco, como Manhatan lo es del río Hudson o Marajó del Amazonas. Son islas que nacen del río como tapones de una desembocadura o guardianes de una ruta. Así lo entendió Antonio de Berrio, que se vino desde Santa fe de Bogotá para establecer la provincia de Guayana y comprendió enseguida que el Orinoco y Trinidad debían ser inseparables. Logró convencer a las autoridades de la península para que se incluyera a la isla en la Gobernación de Guayana. Y el nombre de nuestra provincia fue Trinidad del Dorado o Trinidad de Guayana. El que hayamos entregado la isla a los ingleses, sin defenderla, fue el anticipo de otras muchas perdidas territoriales.

  

San José de Oñura

   Antonio de Berrio, casado con la sobrina de Jiménez de Quesada, emprendió desde San José de Bogotá la expedición para conquistar una inmensa provincia, limitada al norte por el Orinoco y al sur por el Amazonas. Su esposa, María de Oruña, se quedó en la hacienda de Chita, con los siete hijos menores y no volvió a ver mas nunca a su marido. Pero quedó su nombre en la primera población establecida en la nueva provincia, que no fue Santo Tomé sino San José de Oruña, en la Isla de Trinidad.

  En San José de Oruña el pirata Walter Raleigh, capturó a Antonio de Berrio, que disponía de 28 hombres contra los 100 del inglés, luego lo canjeó por prisioneros ingleses en su frustrado ataque a Cumaná. Antonio de Berrio se fue a vivir y morir a Santo Tomé de Guayana.

  

Santo Tomé quedó marginada

   Pocos gobernadores prefirieron vivir en Santo Tomé, la población mas castigada por los piratas. Además, todos se acordaban de Don Diego Palomeque y Acuña, el gobernador quijotesco que se enfrentó en Santo Tomé a los atacantes ingleses dirigido por Keymis, el lugarteniente de Walter Raleigh, y que murió en el primer intento con los piratas.

   Fernando de Berrio, el hijo de Antonio, estableció la capital de Guayana en Santo Tomé, pero fue capturado por los piratas sarracenos, junto con su sobrino Martin, cuando viajaba a España para defenderse de las acusaciones de corrupto, que luego resultaron falsas. Murió cautivo en Argel, el sobrino Martin, nieto de Berrio, una vez rescatado del cautiverio y nombrado gobernador, trasladó la capital de Guayana a San José de Oruña en 1640. Y así quedó como un fortín la ciudad de Santo Tomé, destina básicamente a impedir la entrada al Orinoco a los piratas y aventureros holandeses, ingleses y franceses.

El interés de Inglaterra por Guayana

   Aunque parezca mentira, inicialmente Inglaterra, no se interesó demasiado por nuestra tierra, aunque si por Trinidad y otras islas del Caribe. Los que molestaron en Guayana y Trinidad fueron básicamente piratas por cuenta propia, aunque luego la realeza de su país los nombrara caballeros por haber arrasado algunas poblaciones de papistas españoles. El idealista, soñador, poeta, aventurero y pirata Walter Raleigh, trató de entusiasmar a los ingleses con la descripción del “Grande, Rico y Bello Imperio de Guayana” pero acabó decapitado en su propio país. Otros intentos de colonización fracasaron porque no fueron apoyados por la su gran flota, cuando Inglaterra tenía mayor interés por algunas islas del Caribe y las colonias en América del Norte. Por ejemplo, la conquista de Jamaica, en 1665, que fue la base para la ocupación de otras muchas islas.

   Trinidad se queda sola

   Desde 1734, Trinidad y Guayana quedan separadas Trinidad de Barlovento depende de Caracas, y Guayana depende de Cumaná. Siendo gobernador Pedro de la Moneda, traslada la capital de San José de Oruña a Puerto España, que pronto llega a 400 vecinos. Desde 1776, el gobernador y capitán general de Caracas y el intendente de Caracas son las verdaderas autoridades de la Isla, con todos los poderes políticos y económicos. Trinidad empieza a decaer. También sufre de lo mismo Guayana, dependiente de la gobernación de Cumaná.

El gobernador Chacón

   José María Chacón, militar de carrera y grandes méritos, ocupa la gobernación de Trinidad desde 1783. Se trata de un hombre enérgico, de gran iniciativa, que se empeña en modernizar la economía de la isla. Fomenta los cultivos de cacao, café, algodón, índigo, y caña, reclama que le envíen ingenieros, artilleros y marinos. Contrata a un piloto para que haga los mapas de las costas y le paga un peso diario. Traza nuevos caminos, proyecta un nuevo pueblo, que llevará el nombre de San Fernando. Incluso recibe el título de Intendente de Trinidad, con lo que reúne a los poderes económico, político y militar, se convierte en el Zar de la isla, como el gobernador Centurión había sido el primer Zar de Guayana e 1766 a 1776. Pero no pudo ocultar sus simpatías por los ingleses, el 11 de noviembre de 1792 solicita de su superior, el Capitán General de Caracas, permiso para contraer matrimonio con la señorita Doroty Lindsay, de nacionalidad británica.

  La inmigración inoportuna

   Desde 1790 hay una gran agitación en el Caribe, al vaivén de las ideas de la Revolución Francesa. En 1791 ocurre la rebelión de esclavos en Santo Domingo. Trinidad se llena de fugitivos. En 1793, Francia declara la guerra a Gran Bretaña, Holanda y España. Chacón recibe a todos los que huyen de la guerra, aunque apoya especialmente a los ingleses. En 1795 se celebra una Alianza y Tratado de Comercio entre Inglaterra y España, vienen a Trinidad mas ingleses. Pero también franceses huidos de las islas que conquista Inglaterra: Martinica, Tobago, Guadalupe, y Santa Lucia. Dentro de la isla, franceses e ingleses luchan entre sí, por lo menos en lo político y lo económico. En 1795, por el tratado de Basilea, España renuncia a la guerra contra España. Ahora España y Trinidad son neutrales. Pero siguen llegando inmigrantes por los conflictos en el Caribe. Trinidad llega a 32.000 habitantes.

   La solemne estupidez real

   El infeliz y obnubilado rey de España, Carlos IV, cuando ya Francia tenía perdida la contienda, firma el erróneo tratado de San Ildefonso, por el que entra en guerra a favor de Napoleón, quien había sido su enemigo, y contra Inglaterra, que había sido su aliado. Por si no lo recuerdan, los reyes de España eran originarios de Francia. La indignación de los hispanos -parlantes añadió al idioma un montón de insultos que no recoge el diccionario, y que, se refieren, en general, a la madre de alguien. En ese momento, a la reina madre ya difunta. En Inglaterra se recibió la noticia con euforia. Era el momento para apoderarse de dos objetivos del Caribe: Trinidad y Puerto Rico. El Almirante Sebastián Ruiz de Apodaca, se presentó en Puerto España, con cuatro navíos, una fragata, 700 hombres y pertrechos para tres meses, era todo lo que pudo conseguir en Santo Domingo, ya antes habían llegado con Gabriel de Aristizábal, tres navíos, cuatro fragatas, y un bergantín. Adiestraron de algún modo a 2000 milicianos voluntarios de la isla y se prepararon, con muy alta moral, para defender a Trinidad contra la escuadra inglesa. Es bueno recordar que ninguna porción de América había contado con tantas fuerzas defensivas a lo largo de tres siglos.

 

 La traición del gobernador Chacón

   Cuando se supo que llegaba de Inglaterra el Almirante Sir Henry Harwey con cinco navíos, dos fragatas, tres corbetas, tres bergantines, una bombarda, dos transportes y veintiocho goletas, se comprendió que la batalla en el mar le iba a ser ventajosa. Pero también traían a un ejército de 3.130 hombres, al mando del Sir Ralf Abercombry. Y eso significaba una buena pelea en tierra. El gobernador francés de Guadalupe ofreció a Chacón 1.000 soldados experimentados. El cónsul francés le puso a la orden 280 hombres y 800fusiles. De Caracas le ofrecieron refuerzos. José María Chacón, dio las gracias a todos, pero avisó que no necesitaba ayuda. Eso aumentó más la moral de combate de los trinitarios. El almirante Apodaca, en la madrugada del 17 de febrero de 1797, sacó todo el armamento de sus buques y después los incendio en Puerto España, no tenía oportunidades de vencer en el mar, pero estaba seguro de triunfar en tierra. Con todas sus tripulaciones, se preparó para defender la isla. Solamente los ingleses (que eran miles en Trinidad) se encerraron en sus casas o trataron de hacer ingenuos sabotajes. Ese mismo día, el ejército ingles desembarcó en Puerto España. Pro el gobernador Chacón desapareció en la mañana y nadie pudo encontrarlo. Los ingleses se mantuvieron tranquilos, disciplinados y flemáticos. Tomaron te y no dispararon ni un solo tiro. Los trinitarios habían recibido de Chacón la orden de no atacar al invasor hasta que recibieran la orden directa del gobernador. Apodaca, blasfemo todo el día, recordando a la familia de José María Chacón, que parecía haber olvidado que el momento de mayor debilidad del ejército ingles era justamente el del desembarco.

   Pero Chacón regresó por la noche, acompañado por un oficial inglés, para firmar la capitulación de la isla. Vergonzoso documento que tiene fecha de 18 de febrero de 1797. Fue el único territorio español que se entregó sin lucha. La primera rendición cobarde en tres siglos de la historia de América.

 

Y luego ¿qué?

   Los ingleses desprecian a los traidores y así dejaron abandonado en isla al gobernador Chacón, más aún, no permitieron que los trinitarios lo colgaran e un árbol, sino que lo entregaran a España para un juicio militar, donde fue condenado. Murió solo y despreciado por todos en Portugal. En 1802 se firmó el tratado de Amiens, que ponía fin a la guerra, entre Francia e Inglaterra. Por Francia el negociador y firmante fue Napoleón. Inglaterra accedió a devolver a Franca, Holanda y España, todas las posesiones que habían ocupado durante la guerra, menos la Isla de Trinidad y el Rey de España, prisionero de Napoleón en Bayona dijo que estaba bien.

  El recordado historiador venezolano, Guillermo Morón, dejo escrito el siguiente comentario: “Trinidad es un buen ejemplo el peligro de la inmigración de otras esferas culturales. En Trinidad, los ingleses y franceses dieron un vuelco a la raíz cultural española. El fortalecimiento de la población debe hacerse sobre las bases de la tradición y la cultura, o con minorías seleccionadas que sean absorbidas y no absorban ellas los elementos fundamentales de la nacionalidad”.

   Se entiende, ¿NO?

 

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