Cuenta la leyenda: Breve historia de un venezolano insigne
Hombre que comenzó con la escultura y luego con esto aprendió lo que era su propia pintura, mientras tanto realizando sus obras, pudo constatar que su país ya era pequeño para él.
Cada cierto tiempo, la grandeza, creatividad e inteligencia, se ponían de acuerdo para brindar al mundo entero una persona que demostrar con su arte la trascendencia de un ser humano. Fue en el año 1921 cuando Alejandro Otero llegó al mundo, personaje que junto al maestro Jesús Soto, enaltecieron el potencial artístico, no solo del estado Bolívar, sino de Venezuela entera. La fama la obtuvo por sus esculturas abstractas y sus pinturas, en una ocasión Otero comentó en una conferencia que: comenzó a esculpir para poder entender lo que era su propia pintura…. Los guayaneses no podían estar más orgullosos de esto. Cuando fue inaugurada la Hidroeléctrica de Guri a la cual se le colocó el nombre de otro insigne guayanés Represa “Raúl Leoni” los que visitábamos la majestuosa caída de agua que salía a borbotones por las compuertas, admirábamos a una de las estructuras más famosa a nivel mundial: “La Torre Solar”
Alejandro Otero nació en la población de El Manteco, pero toda su infancia la pasó en Upata y casos y cosas que ocurren en las familias numerosas y muy comunes en ese entones, venia siendo primo del Dr. Raúl Leoni Otero, también fue pariente de los propietarios del diario El Nacional, en conversación con el periodista Américo Fernández, le comentó que: el primer contacto con la pintura la tuvo con su hermano mayor quien lo había invitado a ver una exposición de pintura, ese “encuentro cercano” fue la chispa que encendió el amor por el arte, olvidándose así su profesión como maestro de educación, de inmediato sus familiares le brindaron el apoyo, sin imaginarse que estaban haciendo, ya con 18 años cumplidos se encuentra en nuestra capital (Caracas) aventurando, estudia en la Escuela de Artes Plásticas y Artes Aplicadas, desde el año 1939 hasta el año 1945. Aun siendo estudiante, lo nombran formalmente profesor de del curso de experimentación plásticas para niños y profesor de la cátedra de Vitrales, en sus primeros trabajos se han encontrado, retratos, desnudos y muchos paisajes.
Su primer contacto, con la capital francesa lo realiza en el año 1945, aprovechando que el Gobierno francés y el Ministerio de Educación Venezolano, le habían otorgado una beca para cursar sus estudios, vivió en Paris hasta el año 1949, mientras estudiaba en la Sorbona, nunca dejo de visitar su terruño en varias ocasiones. Bajo la influencia de Pablo Picasso, pinto la serie “Las Cafeteras” esta obra fue exhibida en la Unión Panamericana en Washington D. C. Estados Unidos. Retorna nuestro país en 1949, trae todas sus obras realizadas hasta el momento en Francia y las exhiben en el Museo de Bellas Artes, en el Taller Libre de Arte y en el Instituto Pedagógico de Caracas. Vuelve a visitar Francia en el año 1950, acompañado con otros artistas plásticos: Pascual Navarro, Mateo Manaure, Carlos González Borgen, Perán Erminy, Rubén Núñez, Narciso Debourg, Dora Hersen, Airme Battistini y J. R, Guillen Pérez, publicaron la revista “Los Disidentes, con la que según informa la Galería de Arte Nacional.
Otero continuó con sus obras a través de la serie “Los Coloritmos” expuesta en Caracas y definida como una “profundización en los problemas de la luz y el espacio a través de tablones alargados atravesados de un lado a otro por bandas paralelas” fue entonces cuando abrazo su verdadera pasión, la escultura, compartiendo honores con la pintura, mientras que el “Coloritmo numero 1” fue adquirido por el Museo de Arte Moderno en Nueva York.
No cabe duda que Alejandro Otero causó controversias con sus cuadros, en realidad lo que lo llevó a la fama internacional como uno de los mayores exponentes de nuestro arte nacional, fue la escultura. Empezó trabajando en varias obras que llevaron el nombre de “esculturas cívicas” en las cuales integró los conceptos de arquitectura, paisaje y urbanismo.
Nuevamente regresa a Venezuela en el año 1952, lo cual aprovecha para participar en la colectiva de la “Síntesis de las Artes Mayores” la cual fue idea del arquitecto Carlos Raúl Villanueva, en la Ciudad Universitaria de Caracas, realizó en ese evento cuatro murales y un vitral para la facultad de Ingeniería de la U.C.V. una policromía para la Facultad de Farmacia y una mas para la Facultad de Arquitectura y Urbanismo. Después pasaron varios años donde iba y venía de Francia, en 1971, logra obtener una beca para asistir al Centro de Estudios Visuales Avanzados del Instituto Tecnológico de Massachusetts, Estados Unidos, aprovechó para seguir estudiando sus esculturas cívicas y como crear grandes obras con acero inoxidable, comenzó haciendo el Ala Solar, obra donada al Gobierno colombiano en 1976, colocada frente al Centro de Administración Distrital de Bogotá. La escultura Delta Solar fue ofrecida a Estados Unidos con motivo del bicentenario de su Independencia y fue colocada en el Museo del Aire y del Espacio en Washington, paralelamente a estos eventos, Alejandro Otero participó en la creación de la Galería de Arte Nacional y también ocupo la presidencia del Conac.
En un evento de homenaje a Leonardo Da Vinci, Otero presentó su estructura Solar, un paralelepípedo de 54 aspas y 10 metros de altura, esta fue colocada en el patio de honor del Castello Sfrorzesco en Milán, posteriormente en 1980 fue colocada en el Palacio Olivetti en 1979, ilustro el libro que: el escritor Orlando Araujo realizó, para el “Alejandro Otero, el niño que llegó hasta el Sol”.
En el estado venezolano que lo vio nacer, se considera que la obra de mayor importancia es la Torre Solar, la cual tiene 50 metros de altura, establecida en la represa “Raúl Leoni” de Guri, en 1896 con motivo de su inauguración. El mismo Otero, llego a decir que: “a los setenta y cinco años, objetivamente hablando la Torre representa la obra más importante, el reto mayor de todo mi trabajo: por su escala y su significación” Esta obra se ha convertido en un símbolo histórico, no solo de Guayana, sino de Venezuela y el mundo entero, ahora hay que recordar que no es este el único regalo, también fue colocado a un lado de la avenida que conecta a Ciudad Guayana con Ciudad Bolívar, frente a la Siderúrgica del Orinoco (Sidor) el “Integral Vibrante” y a la entrada de la empresa Bauxilum, se encuentra la “Aguja Solar”
El escritor y poeta chileno Pablo Neruda, durante una de sus visitas a Caracas, expresó que consideraba a Otero como el creador plástico mas importante de América Latina, por su relación con la arquitectura el dominio del espacio plástico, lo que genera obras grandiosas que dan al pueblo un “espectáculo inesperado y actual, o futuro” estas palabras estuvieron acompañadas con una propuesta para colocar en Brasilia una de sus esculturas, esto nunca fue realizado. Otro que dejó ver su admiración por Alejandro Otero, fue el artista Rufino Tamayo, dijo: “hay en el una especial inquietud en descubrir nuevas posibilidades plásticas, pero lo mas importante es que, en cada experimento realizado, ha resuelto cosas las ha convertido en hechos definitivos, creo que es un precursor, alguien que se adelantó a los movimientos que vendrán luego”
Alejandro Otero, este genio nacido en El Manteco, lugar ubicado en el Estado Bolívar después de su largo trajinar falleció en el mes de agosto del año 1990, dejó un gran vacío en el mundo artístico del país y del mundo. Como homenaje póstumo, fue colocado su nombre al antiguo Museo de Arte La Rinconada, uno de los principales lugares educativos y culturales de Caracas.
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