Opinión

Cuenta La Leyenda: Bienvenido cometa Halley

¡Nada aconteció la noche del 18 de mayo de 1910!
sábado, 25 marzo 2023

A comienzos del año 1986, la prensa internacional, nacional y local publicaba un evento de demasiado interés, se decía que para el 15 de marzo se vería muy bien claro la presencia del cometa Halley, se hacían demasiados comentarios al respecto, algunos decían que era el fin del mundo, otros decían que era un mensaje para bienestar, lo cierto es que la mayoría de los humanos estábamos pendientes para poder ver y ser testigos de tal acontecimiento, y el lugar más adecuado aquí en Ciudad Guayana, era el cerro “El Chupi” o en Caruachi, lo cierto es que se organizaron caravanas de vehículos, toldos y un sin fin de formas para poder estar mejor ubicados de manera cómoda, aquello se había convertido en un festín, lamentablemente se suscitaron algunos accidentes, incluyendo algunas bajas humanas., pero sí se llegó a ver muy claro en el firmamento la cola, de la cual decían que si tocaba la tierra sería un mal presagio, los que no tuvieron la suerte deben esperar otra cantidad de años.

Investigando descubrí que: Corría el año de 1910 y uno de los más grandes acontecimientos del mundo fue la llegada del cometa “Halley”. Los astrónomos anunciaron que si la tierra entraría en la cola del cometa el día 18 de mayo, entre las siete y las once de la noche. ¡Una catástrofe mundial!

Los periódicos venían con grandes titulares y comentarios de diversa índole. En todos los lugares de la tierra la gente no hablaba sino de otra cosa y esperaba con pavor la inmensa tragedia que significaba para la humanidad la desaparición total de la vida sobre el planeta, por los gases tóxicos que formaban la cola del cometa, y hasta podría su núcleo chocar con la tierra y pulverizarla.

En muchas partes del mundo, personas presas del pánico se suicidaron para no presenciar el fin del mundo. Los templos de todas las religiones se llenaban de fieles implorando a sus dioses el perdón de sus pecados.

En Caracas, como es natural, también cundió el pánico. (no estaba el Chavo del 8) Se rezaba el trisagio en todas las casas y de noche se contemplaba el cielo esperando ver la aparición del monstruo apocalíptico.

Don Severiano estaba parado en la puerta de su botica mirando el atardecer del día trágico y pensando que nada valía el esfuerzo del hombre, sus conocimientos y su trabajo, si en un momento dado todo iba a quedar convertido en añicos, aunque a la verdad dudaba un poco de que fuera a convertirse en una tragedia el que la tierra pasar por la cola de un cometa. ¡Cuántas veces habría sucedido y los astrónomos de aquellas épocas remotas ni se daban cuenta del fenómeno y la gente seguía tan campante como si tal cosa!

Le preocupaban las consecuencias ulteriores porque siempre se había dicho que los cometas traen grandes conmociones, guerras, inundaciones, caídas de imperios, terremotos, plagas, en fin que podría ser el augurio de un nuevo brote de peste bubónica que en años anteriores había asolado la ciudad.

Volvió a entrar en la botica y contempló a Braulio, su ayudante, que estaba limpiando con un plumero los estantes y armaduras de la entrada. “Este– pensó– no se preocupa por nada porque el pobre no sabe ni siquiera lo que es un cometa y sonríe cuando le hablan de la gran tragedia en ciernes”. En verdad que Braulio no había oído hablar de los cometas ni lo que eran, se limitaba a contemplar el cielo en las noches anteriores y hacer el simple comentario: “Este bicho sí que es grande”

Cuando Severiano iba entrando a la rebotica, se apareció el doctor Samuel Araino.

–¡Severiano!

Este se volvió y preocupado como estaba no dio mayores muestras de alegría al contemplar a su amigo Samuel, fue su gran amigo de la juventud y compañero de las pocas parrandas en que había participado, pues no era candidato de correr “truenos” Samuel era ingeniero civil y catedrático de la Universidad Central.

Severiano, te vengo a hacer una invitación. Quiero que vayas esta noche a comer a casa para estar juntos en el momento en que la tierra entre en la cola del cometa. Hizo una pausa y le miró burlón. Supongo que no estarás asustado. Pues a la verdad, Samuel, que no estoy asustado, pero tengo mi sustico.

–¡Déjate de eso, Severiano! Nada va a pasar, la cola de un cometa es algo inofensivo. Calcula que toda la cola de ese inmenso cometa, si pudiéramos comprimirla a la presión atmosférica, cabría dentro de uno de esos frasquitos que tu usas para los remedios que se toman por gotas. Con decirte que podrías meterla dentro de un frasquito de “Gotas del Carmen” son gases muy rarificados que no le hacen daño ni a un mosquito.

Tú eres un hombre muy instruido, Samuel, y sabes muchas cosas, y si tú lo dices, así debe ser. Pues ese es el punto importante. Mi mujer, mis hijas y mis sobrinas que se están pasando una temporada en casa, porque ellas viven en La Victoria, no me creen y afirman que los comentarios míos no son sino para consolarlas.

Ahora, como tú tienes en casa una reputación de sabio, quiero pedirte que vayas esta noche o mejor dicho dentro de un rato, porque son las seis, para que las calmes—hizo una pausa—No hacen mas nada quien estar pegadas a la repisa de los santos y llorando.

Mis sobrinas querían regresar a La Victoria parar que la muerte las sorprendiera en compañía de sus padres, pero yo me opuse porque eso no pasa de ser una ridiculez-hizo otra pausa y le paso el brazo por los hombros a Don Severiano-tú le vas a decir que las colas de los cometas son inofensivas y que te u vas a estar muy feliz porque vas a contemplar un espectáculo único en la historia de la humanidad.

Está bien, Samuel. Con mucho gusto iré. Me voy a arreglar un poco.

No sabes cuánto te lo agradezco. Ya yo no tenía argumentos para convencerlas y me da mucha angustia verlas en ese estado. Y no solo en tu casa, Samuel, sino en casi todas las casas de Caracas existe ese mismo miedo.

Bueno Severiano, yo me voy primero y tu llegas como a eso de las seis y media como si no nos hubiéramos visto. Les dices que venias a ver como estaban de entusiasmadas con el paso de la tierra por la cola del cometa.

Bien tu sabrás lo que vas a decirle y sobre todo a Carmen María que es muy nerviosa y temo que le dé algo. Llévate algunos de esos remedios milagrosos que tú preparas por si acaso.

Se despidieron y Don Severiano entro en la rebotica para arreglarse “Y lo peor-pensaba-que yo también tengo mucho miedo” Salió, se despidió de Braulio diciéndole para donde iba y que volvería más tarde.

Cuando se asomó a la calle, el cometa “Halley” llenaba todo el cielo de Caracas, la inmensa cauda iba de este a oeste y las familias estaban en las puertas de las casas observando al intruso y rezando en conjunto el rosario. ¡El fin del mundo había llegado!

El célebre Pedro Simón Laplace, geómetra, astrónomo y físico, atribuía la influencia de un cometa el desastre del diluvio universal. Maupertuis temía que el calor producido por el sol al acercarse el cometa podría reducir la tierra a cenizas; en cambio, Herschell afirmaba como Newton que la cola de un cometa no pesaba más que unas cuantas onzas.

¡Nada aconteció la noche del 18 de mayo de 1910!

Los que contemplaron el espectáculo solo vieron un leve resplandor verdoso y nada más. El núcleo del cometa en esos momentos pasaba frente al sol, es decir, al lado opuesto de nuestra posición sobre el planeta.

Todas las pulperías y botiquines de Caracas y de sus alrededores se llenaron de clientes, de parranderos d oficio, de hombres temeroso que para infundirse valor para el momento trágico esperaban la muerte entre rones, brandy, cerveza, “amargo” “malojillo” “fruta e´burro” y tantas otras bebidas espirituosas.

Desde el fondo de los tiempos viene el temor por los cometas. Los antiguos los creían los mensajeros de grandes calamidades, cambios políticos, terremotos, vulcanismos, diluvios, pestes, plagas que terminaban con el ganado y las siembras, pero los cometas no pasan de ser astros errantes compuestos de gases muy rarificados a tal punto que con el telescopio pueden observarse las estrellas a través de su núcleo, que es la parte más densa del astro. ¡Cuántas veces habrá pasado la tierra por la cola de un cometa!

Al día siguiente la gente reía y celebraba el paso de la tierra por la cola del cometa Halley. Había desaparecido el miedo y la tierra seguía su curso como si tal cosa.

Para los botiquines y pulperías fue una noche de buenas ganancias por la cantidad de alcohol que se ingirió esperando el momento fatal. Los que sí fue muy cierto, es que el “ratón” del día siguiente fue uno de los más extendidos de Caracas.

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