Opinión

Cuenta La Leyenda: Aprendizaje para estafadores

La fiesta fue todo un lujo y derroche. Incluso para que el convite no pareciera deslucir por la ausencia de beldades.
sábado, 01 febrero 2025

Señores, ustedes se preguntarán: ¿Qué le pasa a Evelio?, bueno– la verdad es que este tipo de personas abundan en todos lados, aquí en nuestra querida Ciudad Guayana, los hay por montones.

Muchos que se hacen pasar por médicos, abogados, autoridades y todo lo que se le pueda ocurrir, en una ocasión por los años setenta, a mi estudio fotográfico se me presentó un sujeto, queriendo que un título de médico otorgado a otra persona, le colocara el nombre de él, lo reprodujera, con la excusa que su título se le había perdido, a lo cual me negué, después de haber pasado algunos meses fue apresado en la ciudad de Upata, ejerciendo el oficio de Hipócrates, hay que tener mucho cuidado, en la actualidad hay muchos abogados de maletín, si tiene la necesidad, ubique un bufete que le garantice al profesional.

Esto me recuerda, al final de los años 50, comienzo de los sesenta, cuando yo ejercía la profesión de bombero en el Distrito Federal, el Comandante General era el Teniente Coronel Victoriano Jordán Pestano, (persona que fue fundador en el año 1937, cuando el Presidente Eleazar López Contreras fundó en la esquina de Plaza España) ya cuando el cuartel fue mudado a la esquina del Martillo de Palo Grande en la parroquia San Juan, El Guarataro, al cabo de unos tres años aproximadamente se presentó un sujeto de origen italiano que se hacia llamar el Príncipe Tomasini.

Pero,… uniformado de bombero y con el rango de Coronel, se imaginan ustedes que Victoriano debía rendirle honores a su superior, pero no sucedió con la mayoría de los oficiales en aquel momento, pero sí fueron engañados la mayoría de los bomberos de planta, más de uno ofreció “parrilladas” en su residencia, fiestas, bienvenidas, paseos turísticos a la ciudad, a las playas, todo esto acompañado con fotografías para demostrar su amistad y confianza con “EL PRINCIPE-CORONEL DE BOMBEROS” hasta que llegó el momento de desenmascararlo y tocó retirada.

Más nunca se supo de él y solo dejó un buen número de bomberos estafados y ridiculizados.

He dejado de ultimo “el plato fuerte del menú” hoy día muy pocas personas recuerdan al personaje al cual me voy a referir: poco es lo que se sabía y poco lo que se decía sobre el Jeque Alá Fadili Tamini, esta persona llegó el día 5 de julio de 1982 (día de nuestra Venezuela) para burlarse de las ansias de codearse con los de arriba que tenían los nativos.

El paso del falso noble por tierra venezolana generaría una sacudida tal que después de su desaparición no habría nadie capaz de contar la historia sin titubeos.

Así en torno a su visita se tejería una maraña de versiones. Una de ellas diaria sobe la llegada del timador “Alá Al-Tamini, el falso jeque, ingresó por el Aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía, con pasaporte diplomático de Estados Unidos de Norteamérica” al recién llegado le acompañaron sus dos guardaespaldas, Albert Fortucci y Steve Lawrence.

Posteriormente, a las dos horas, se hospedaron en el Hotel Tamanaco, en la Urb. Las Mercedes. Allí se adueñaría de la suite 550 (420 bolívares diarios) y reservó para sus acompañantes la 532 y la 585 para un amigo, Paul Morano.

Otro relato indica que llegaría a Maiquetía solo. Luego, “a través de Pan Am envió dos pasajes a Boston donde al otro día llegaron dos rubios y corpulentos amigos suyos… quienes se ubicaron en una habitación vecina”.

Otra versión dice que Alá, procedente de la Isla de Aruba, entraría al país por el aeropuerto de La Carlota, y el pillo venía invitado por un empresario venezolano dueño de unas minas de oro en Guayana, interesado en que el aristócrata árabe invirtiera en sus negocios.

Según esta versión los acompañantes del jeque habrían llegado antes para encargarse de reclutar, entre los prostíbulos de Caracas, a unas ficheras que actuarían como las esposas del gentil hombre.

A TODAS ESTAS…

Con relación al inicio de la operación del timador, unos dirían que estableció contacto con sus víctimas por medio de unas “conocidas modelos que frecuentaban para el levante” la barra del bar del hotel, esas modelos facilitaron al forastero, previo obsequio de un Rolex de oro a cada una larga lista de personalidades, otros afirmaron que un millonario venezolano de nombre desconocido lo convidó a venir desde Aruba y le presentaría a los más selecto del jet set caraqueño.

Pero el plan era de riesgo y echaría a andar a toda maquina en el preciso instante que el tramposo abriera unas cuantas cuentas en los bancos Caribe y Citibank.

Así tendría la oportunidad de comprar la agencia del Citibank en Chacao, un money order por 300 dólares, que posteriormente enviaría a Colombia para reproducirlo en offset.

De esta manera el tramposo tendría un arsenal de cheques made in Colombia que luego serviría para llevarse la “manguanga” 96 mil dólares en joyas de la Distribuidora Milán, la que estuvo mucho tiempo en el edificio La Francia en el Centro de Caracas.

También despojó a Álvaro Clement de 8 trajes (algunos llegaron a decir que fueron 18 trajes) que le vendiera por 40 mil bolívares; embarcar a Lilly Protovin con cinco mil bolívares por sus servicios de interprete y dejar pendiente una cuenta de 10 mil dólares en el Hotel Tamanaco, pero es que Alá Al Tamini llegó incluso a estafar con lo cheques al servicio del telex, de fotógrafos y de taxis en el hotel, no se paró en nada, no escatimó ni siquiera el riesgo a correr.

Uno de los que se salvó de la esquilada fue el industrial de la minería Juan Manuel Mezquita, este estuvo a punto de ser estafado por la cantidad de 10 millones de los verdes; este negocio no se llevó a cabo debido a que varias leyes relacionadas con la minería impedían la transacción.

El simpático moro no solo disfrutaría de la entrega de cheques falsos, sino que se daría el lujo de asistir a cuanta fiesta y discoteca quisiera.

Fue invitado a la boda de Carlos Moreán con Desirée Faccini Rolando, a la que faltó por parecerle aburrida y se fue a la discoteca Le Club en Altamira, también se dijo que Alá, engatusaría con una pose a lo Lawrence de Arabia- a una que otra joven casadera.

Entre estas contaría con “una señora de la alta sociedad caraqueña, conocida por sus obras benéficas, quien estaba recién divorciada, muy bella residenciada en La Florida, esta no resistió a la tentación y las proposiciones… y en una de las cabañas del hotel se dejó seducir entregándose en cuerpo y alma.

La satisfacción que produjo el ilustre visitante, obstaculizó el raciocinio de los conocidos y así impidió que estos se percataran de ciertos detalles, muy curiosos, relacionados con su figura.

Únicamente un empleado (a pesar del tiempo transcurrido, solicitó que su nombre no fuese referido en la recepción del hotel, ya que así se dudaría del jeque, esta persona brinda una versión muy cercana a lo sucedido años atrás: “El hombre llegó de noche… nada de estar seguido por un harem de 20 mujeres ni mucho menos, es mas creo que era gay… su nombre era algo que debería llamar mucho la atención, recuerdo que Alá es el nombre de Dios en Árabe, pareciendo muy sospechoso llamándose de esa manera, su estatura era muy baja, algo moreno, un tanto chabacano, pelo negro liso o alisado, su conversación no era nada agradable, el ensamble de hecho parecía un pimp latino de NUEVA YOL. No tenía nada de jeque, ni de jerarquía”.

A pesar de todo nadie imaginaba que el desenvuelto musulmán que armó el 12 de julio de 1982 una gran fiesta en la suite presidencial del Tamanaco, era un embaucador.

La fiesta era la apoteosis del Jeque, la que cerró con broche de oro su visita a nuestra capital. Bajo esta premisa “la comida fue encargada al restaurant El Rincón del Medio Oriente, en El Rosal.

Lo mejor para el Jeque del Tamanaco, a un costo de 15 mil bolívares (de los de antes, cuando de verdad valían) la fiesta fue amenizada por la orquesta de Carlos Pinto (a este tampoco le canceló sus honorarios) el anfitrión demostró sus habilidades como bailarín de “Salsa”, otra de sus virtudes y fallas, con unos pasitos que no llamaron mucho la atención, más bien fue muy aplaudido por algunos adulantes y otros y que: le parecía un vallenato.

La fiesta fue todo un lujo y derroche. Incluso para que el convite no pareciera deslucir por la ausencia de beldades, este personaje contrató por supuesto con un cheque los servicios de una agencia de modelos para que varias ex reinas de belleza sirvieran de anfitrionas.

Después de la fiesta todos quedaron felices.

Pero el 26 de julio de 1982 esos mismo llorarían por la partida del Jeque hacia Aruba con aproximadamente 6 millones de dólares de los verdes auténticos, producto de los “amigos” venezolanos los cuales fueron desplumados.

Hoy día después de tantos años, aun se escucha en las emisoras a Manolo Monterrey el “Ciclón Antillano” y la Orquesta Los Melódicos interpretando la guaracha titulada “El Jeque” y en la portada el propio Manolo vestido de Jeque.

Para finalizar esta crónica, les explico por qué el título de la misma: “Aprendizaje para estafadores” hay que cuidarse, el dinero cuando es fácil de obtener, algo hay por detrás, sobre todo en estos tiempos difíciles, a cuidarse de buenas ofertas y de profesionales dudosos buscando incautos inocentes.

Ten la información al instante en tu celular. Únete al canal de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://whatsapp.com/channel/0029VagwIcc4o7qP30kE1D0J

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí: https://t.me/diarioprimicia

error: