Cuenta La Leyenda: 70 aniversario de dos ciudades gemelas

Ya para mí se ha convertido en una pasión o un vicio el escribir y hablar sobre esta gran ciudad que me acogió hace 58 años, esto fue algo que sucedió sin yo haber pensado o planificado, aprovecho para recordar y aclarar ya que aún existen muchas personas, amigos de muchos años que siguen creyendo que yo soy nacido en la tierra del sol amado, (tradúzcase Maracaibo).

No, yo nací en la parroquia Sucre, Los Magallanes de Catia en nuestra capital, teniendo muy corta edad, entre 3 o 4 años mi adorada y recordada madre decidió cambiar de domicilio y fuimos a parar a Mérida, lugar donde fui llevado a la iglesia católica a recibir el sacramento del bautizo, convertirme en cristiano y sacar el diablito que tenía en el interior (así decían las viejas de la época).

Luego de una estadía muy corta, nuevamente mi madre decide probar suerte y de un solo envión fuimos a parar a Bachaquero Municipio Bolívar del Estado Zulia, lugar que creo que es el más cercano al infierno por el calor que ahí reina, pero… aquí no se detiene el andar, nuevamente Jacinta decide saltar el charco (lago de Maracaibo) y ya… para el trote.

Estamos hablando del año 1946, en esa ciudad a la que también quiero tanto fue que me formé, estudié y trabajé a partir de mis nueve años de edad por vez primera (como han pasado los años y aún sigo trabajando) al cumplir mis estudios primarios opté por solicitar en el Centro Vocacional Octavio Hernández para que me dieran la oportunidad de formar filas en la escuela Julio Arriaga, obteniendo en ella mi primer certificado como dibujante arquitectónico (que orgullo, después de haber pasado las verdes, corresponde a las maduras).

Mientras tanto ya en el año 1959, cercano a la caída de la dictadura del General Marcos Evangelista Pérez Jiménez, comienza de nuevo el éxodo, a empacar maletas y regresar al inicio o sea Caracas, lugar que cambia todo lo anterior, inicialmente éramos cuatro hermanos, luego llegamos a ser siete hermanos, por cierto muy unidos.

Mientras tanto comienzo a trabajar en una compañía de Norteamérica e inicio de nuevo otro estudios, en esta empresa donde me desempeñaba cono Office Boy, conocí a un señor que aparte de ser empleado de vez en cuando vestía elegantemente y con mucho orgullo un uniforme azul con ribetes rojos, se trataba de Johnny González (hijo de uno de los héroes del Silencio) en conversación con él, me convenció y en pocos días ya había llenado la planilla de solicitud y era cadete del muy prestigioso Cuerpo de Bomberos del Distrito Federal.

Para mí y para muchos de mis compañeros ha sido la mejor universidad por donde hemos transitado, me gradué en la promoción Bodas de Plata, 25 aniversario, luego paso a ser efectivo voluntario y en menos que canta un gallo y cuando menos lo esperaba pasé a ser Bombero de la Guardia Permanente y en el transitar se realizaban diferentes cursos de mejoramiento, donde entre otros realice un curso de fotografía.

Ya tengo tres diplomas que atestiguan que soy dibujante, bombero y fotógrafo, he aquí la razón de estar en esta bella y pujante ciudad de Puerto Ordaz desde el año 1964, se me ocurrió venir en unas vacaciones a conocerla y de inmediato, llegué en horas de la noche y al amanecer salí a ver que había, señores había mucho, me enamoré de ella y recibí su repuesta aceptó mi declaración de amor, al regreso introduzco mi solicitud de la baja en el cuartel la cual me dieron bajo varios consejos y a regañadientes porque ya se avecinaba el nuevo cuartel y se necesitaba personal ya formado (es este cuartel de San Martin, Martillo de Palo Grande entre las tres secciones no llegábamos a 300 hombres mientras hoy día en el Cuartel Central “Victoriano Jordán Pestan” hay más de 4 mil efectivos y varias subestaciones.

Bien, ya en Puerto Ordaz cuando salgo a la calle y veo aquellas calles, aquellas residencias, la iluminación nocturna, la seguridad reinante, no existían rejas ni cercas ni nada que se parezca, alguien dijo esto parecía un campo americano.

No señor esto era un campo americano construido por la Orinoco Mining Company, los jardines se asemejaban a un campo de golf, luego cuando visito el Centro Cívico, aquel orden se mantenía, en ese lugar estaba todo lo que necesita una familia para vivir bien y cómodamente de la misma manera la ciudad gemela Ciudad Piar donde estaba el Cerro La Parida, llamado ahora Cerro Bolívar.

Para este momento yo aún impactado me decía ¿y a qué me voy a dedicar? teniendo dos grandes empresas, Orinoco Mining Company y Sidor (para el momento ignoraba Edelca) y el resto estaban en proyecto, pensé en el campo de seguridad por los conocimientos adquiridos como bombero o bien una pequeña empresa de dibujo.

Lo que menos me pude imaginar que iba a explotar el campo de la fotografía, donde ya llevo los mismos años vividos aquí, 58 años trabajando ese oficio, pero,,, que ha pasado con la ciudad fundada por el Tcel Luis Felipe Llovera Páez, diseñada por el General Rafael Alfonzo Ravard en la universidad de Harvard y desarrollada por el Ing. Argenis Gamboa y el Ing. Leopoldo Sucre Figarella.

Ya esta no es la ciudad que fue una referencia mundial por tener los recursos naturales y muy bien administrados, ya aquellas bellas calles y avenidas, la seguridad, los campos de golf desaparecieron, aparecieron las rejas, las calles en total abandono, el Centro Cívico pasó solo para narrar lo vivido.

Los lugares tomados por el hampa, las aceras ya no son del ciudadano sino de los quioscos de buhoneros, el trasporte público el cual es una necesidad se ha convertido en un problema, los bellos parques naturales La Llovizna y Cachamay destrozados y abandonados, el parque La Fundación lugar donde se reunió Don Rómulo Betancourt con el tren ejecutivo, legislativo, judicial, militar, eclesiástico, etc. para fundar Ciudad Guayana (la unión de la ciudad de San Félix y Puerto Ordaz) totalmente abandonado y destrozado.

El Parque del Agua en el Eco Museo del Caroni y la Represa 23 de Enero que inauguró el presidente Rafael Caldera, el Estadio La Ceiba, no queda nada, hasta dónde vamos a llegar; mientras tanto en AltaVista en los Centros Comerciales abundan las personas de mal proceder, en las calles se camina encomendándose a Papa Dios.

Cantidad de niños abandonados delinquiendo y muchísimas personas indigentes y otras que tratan de hacer algo para llevar a su casa el sustento, fabrican algo de comer o beber pero en esos lugares no se ve donde obtienen el preciado líquido, el agua, ni donde hacen sus necesidades.

Las empresas básicas, todas sin excepción en total abandono, los comercios aquellos que abrieron sus puertas en los años dorados, restaurantes, ventas de línea blanca, los bancos comerciales, el aeropuerto, las líneas aéreas comerciales, todo, todo ha desaparecido han tenido que bajar sus santamaría, las estaciones de servicio surtidoras de combustible tampoco funcionan como debe ser y como era.

Los quioscos donde se adquiría el periódico informativo o revistas desaparecieron, la Plaza del Hierro se ha convertido en otro desastre, ahí se reúnen una cantidad de problemas (terminal de autobuses, vendedores informales de cualquier cosa que se les ocurra) otros centros comerciales en la zona baja de Puerto Ordaz con todos los locales vacíos, en los semáforos niños y familias enteras viviendo de la limosna que alguien pueda dar, los conductores y peatones compitiendo por ver quién pasa primero ya que los semáforos no funcionan, hasta cuándo vamos a vivir así, en una angustia permanente.

Y no hay de este lado ni del otro quien le ponga control a la situación, todo se ha convertido en un negocio, ya nuestra moneda legal no vale nada, y el que vale es imposible obtener, por lo menos por la clase media y baja, ya que es sabido y descarado quienes son los afortunados.

Y ruegue a Dios que no nos dé ni una gripecita, los hospitales se puede decir colapsados, la clínicas hay que tener suficiente para una consulta o intervención quirúrgica y los seguros que antes nos cubrían, es muy costoso obtener una prima familiar.

Sin embargo hay que tener fe y el día 9 de febrero, tal como todos los años trataré de realizar un pequeño evento en el Centro Cívico, lugar donde nació la ciudad para conversar y recordar esos 70 años, pidiendo y rogando al todopoderoso que por lo menos no nos vaya a caer una lluvia.

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