Opinión

Cuenta La Leyenda: 59 días

Ya estamos más cerca de finalizar el primer trimestre del año, continuamos con la pandemia, muchas personas sin hacer caso a la recomendaciones.
sábado, 06 marzo 2021

El domingo próximo pasado, 28 de Febrero del 2021, según nuestro calendario, ya han trascurrido 59 días de este año 2021, ya pasó el día de reyes, último día del mes mocho, (febrero) ya pasó la fiesta del rey momo, festejos en El Callao, en La Colonia Tovar y otros sectores, ya pasó el día de la juventud, el de los enamorados y de la amistad, viene el día de la mujer, semana santa, ¿volveremos a las playas?

Ya estamos más cerca de finalizar el primer trimestre del año, continuamos con la pandemia, muchas personas sin hacer caso a la recomendaciones, sin los cubre bocas, sin guardar aislamiento personal, muy “apurruñados” en las colas de los bancos y los bodegones o supermercados, unos sobre otros en los transportes urbanos.

La política sigue jugando con nosotros tanto la oficialidad, como la oposición; el COVID 19 sigue haciendo estragos sin perdonar edad, sexo, color o nacionalidad, cada día se nos van más, ya no sabemos cuántos familiares y amigos cercanos se nos han ido.

El mencionado día domingo 28, amanecí más preocupado que de costumbre, salí a la calle acompañado de mi esposa, como de costumbre a la iglesia, a orar, pedir al todopoderoso por la paz de los difuntos y por los no difuntos también; mientras tanto el ambiente nublado, algo de lluvia, se respiraba tristeza, la soledad abrumaba y preocupaba.

Las calles no estaban tan solas, muchos animales carroñeros disputándose con perros hambrientos y otras aves pequeñas que se reunían a compartir el alimento en las aceras donde abundan cerros de basuras improvisadas.

Me llamó poderosamente la atención cuando observé a un indigente vestido con una toga, símbolo de educación, buscando que habían dejado para su desayuno, mientras espantaba a todos estos animales que estaban luchando cada quien por lo suyo; continuamos la caminata, y en la próxima esquina, donde funciona una conocida panadería, una niña de aproximadamente 12 años de edad, esperaba a algún cliente que le regalara un pan del que ya ha comprado.

En la acera contraria, cruzaba la calle una joven de unos 24 años aproximados, pero con rasgos de que en su cara se reflejaba la necesidad, amaneció en la calle o salió muy temprano de su hogar, para comerciar su cuerpo con el mejor postor, por algo que le dé algo para llevar a su hogar, o me equivoco, estará haciendo cola para la gasolina, no, no puede ser, estaba maquillada como si fuese a una fiesta, su necesidad no le permitía exigir preservativo, ni control de V.I.H, ni la inmunidad al Covid.

Mientras tanto venían a mi memoria los gratos recuerdos de la venta de quesos, casabe, catalinas, huevos y hasta sabrosas hallacas y bollitos todo el año, ¿Cuántas personas pasaban por ahí a comprar un kilo de queso telita para el desayuno o cena?, también para llevar a sus familiares en otras regiones y costaba solamente cinco bolívares, lo entregaban en los llamados potes chinos y fueron subiendo su precio hasta que llegó a un monto muy alto y desapareció.

No solo el queso, sino incluso los carritos , quedó la tristeza reflejada en algunos de ellos que quedaron como símbolos de algo que fue, en el abandono y sin esperanzas de recuperación.

Mantuve el paso y la vista oteando el paisaje, en el horizonte se observaba la primera represa construida, que originalmente se le llamó Macagua, cuando fue la que suministró energía a la planta de Sidor en sus inicios, luego en el mandato de Rafael Caldera se bautizó como Represa 23 de Enero y luego por un antojo presidencial se le volvió a cambiar el nombre, aunque todos los que llegamos antes, la recordamos como Represa de Macagua, seguí mi trajinar y me tropecé con lo que fue el estacionamiento de los vehículos de los trabajadores de Edelca, frente o diagonal al edificio administrativo de Edelca, hoy llamado Corpoelec , con este estacionamiento abandonado, cerrado, me pregunto, ¿No es mejor, darle vida, utilizarlo como venta de insumos alimentarios como un mercado campesino? generando empleos, utilidad y menos abandono visual.

Seguí observando las calles vacías, no había colas para surtir combustible, increíble, el ambiente continuaba nublado, triste sombrío, pero me equivoqué era que no habían permitido hacer colas en este lugar, lo hacían en la acera contraria, ya tienen varios días, y varios kilómetros, acompañados con termos de café, un juego de domino o ajedrez, un chinchorro, una cama de extensión, y conformes, esperando algunos días para que permitan alguno litros.

Llegamos al destino, el que ya lleva varios años en construcción, varios presidentes de CVG, gobernadores, alcaldes, eso sí, muchas promesas, con todas estas promesas se hubiesen construido varias catedrales u hospitales, muy necesarios por cierto, hablo de la misma catedral que llevará el nombre del peregrino que nos visitó el 29 de enero de 1985, Juan Pablo II, qué momentos de paz son aquellos escuchando la homilía en la voz de nuestro guía el sacerdote Gerardo Moreno, peticiones al todopoderoso, esperando por el gran milagro, eliminar la pandemia y lograr la paz y la unión por un país bien sufrido como es nuestro país Venezuela.

Aquí recuerdo al cantante Puertorriqueño Daniel Santos en el año 1948 interpretando aquel tema sabroso, la guaracha “Qué cosas tiene la vida” al mismo tiempo me viene a la mente, el bolero llamado “En el juego de la vida” la que escribió y cantó Daniel mientras pagaba condena en la cárcel y refería que en el juego de la vida se juegan cuatro cosas muy importantes, donde puedes elegir el hospital o la cárcel, la iglesia y el cementerio, creo que Daniel estaba claro, él llegó y paso por las cuatro.

De la misma manera recuerdo aquella cinta mexicana titulada “Músico, Poeta y Loco” protagonizada por German Valdés, en el año 1948 cuando pagábamos 0,75 (real y medio) para entrar al cine y disfrutar del humor.

Por cierto la mayoría de los barrios de entonces tenían su cine y casi todos se llamaban Rex o Royal y esto nos hacían olvidar algunos problemas existentes de nuestra infancia, ahora es diferente, nos hemos convertidos en seres con preocupación permanente preguntándonos qué pasara y a quién le tocará.

Y así, muchas cosas, entre tanto, recuerdo el film más recordado del año 1949 donde los artistas principales fueron Vivien Leigh y Clark Gable, titulada “Lo Que El Viento Se Llevó”, ya que estamos viviendo esta etapa y si nos descuidamos el viento nos va a llevar. DIOS NOS AMPARE.

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