Opinión

Comunidades científicas: Burbujas, diversidad, “sueños de convento”

Y algo notorio que la mayoría de las veces pasa es que al inicio y dentro del mismo proceso de su vida grupal, manifiestan aspiraciones de membresía, dudas, objeciones positivas o negativas evidentes, incertidumbre, indecisión, contribución, respaldo, entre otras tantas actitudes disímiles de su conducta frecuente.
miércoles, 29 diciembre 2021

En oportunidad anterior hice alusión a contenidos sobre lo que representan las burbujas en su relación con lo que se denomina como estados o espacios de confort, sus diferencias y recomendaciones en cuanto a su aceptación, beneficios y deficiencias de uso por las personas.

Recordemos, cada individuo tiene su propia burbuja. En esta oportunidad trataré sobre un tipo específico de burbuja, la referida a las Comunidades Científicas. Su misma calificación nos da una valoración dentro de la sociedad en cuanto a su importancia cultural y social, precisamente por la gran cantidad de instituciones de este tipo en la actualidad y desde siempre.

“Para que la ciencia, como el arte, pueda cumplir su misión plena y totalmente, sus logros deben entrar en la conciencia de la gente no solo superficialmente sino también con su significado interno”, eso planteaba en 1939, Albert Einstein, en una evocación a la importancia de sembrar la ciencia como parte de la cultura de la sociedad, en las comunidades.

Una comunidad científica se constituye en un grupo de científicos laborando en un campo específico de la ciencia; se informa acerca de sus resultados por vía de la comunicación y la transmisión de trabajos de investigación, artículos en revistas científicas que son evaluadas por pares, y, algo muy importante que debe ser considerado es que, en circunstancias normales, un factor imprescindible para el buen funcionamiento operacional y ético es la existencia y cumplimiento de las normas internas de una Comunidad, es cierto que los órganos de una Comunidad interactúan como individuos con sus características propias, que en la generalidad de las veces cambian internamente en el grupo social al cual se asocian.

Y algo notorio que la mayoría de las veces pasa es que al inicio y dentro del mismo proceso de su vida grupal, manifiestan aspiraciones de membresía, dudas, objeciones positivas o negativas evidentes, incertidumbre, indecisión, contribución, respaldo, entre otras tantas actitudes disímiles de su conducta frecuente.

Ello se ha hecho muy evidente en la actualidad, en esta crisis causada por la pandemia, agregada además la situación política, social, económica en el caso muy singular de los venezolanos, todo eso hace cada vez más un impedimento en las relaciones de los miembros de un grupo o Comunidad, sea cual fuese él propósito o misión de la misma, por ejemplo, sea el caso de una Comunidad Científica.

En síntesis, una Comunidad Científica es el reservorio de múltiples y diversos pensamientos de orden científico provenientes de un cónclave de científicos y docentes reunidos para tratar temas diversos de alto nivel. También para hacer aportes y avances del conocimiento científico como resultado de actividades evaluativas, investigativas, de apoyo y consulta proveniente de sus miembros.

Como un ejemplo general de su misión y/o propósito, se puede reflejar que la Comunidad Científica es: “Punto de encuentro de Científicos, Académicos, Intelectuales, Empresarios, Participan tes del Posgrado (Doctorado, Maestría, Especialización) del mundo (Hispano Hablantes). Compartimos publicaciones, libros, revistas, e invitaciones a eventos académicos.” (Comunidad Dra. Nilsia López).

En un mundo globalizado y caracterizado por un factor de diversidad en lo social, cultural, científico tecnológico, biológico, indudablemente que se hace referencia a la diferencia, la pluralidad, la cantidad de cosas distintas o la disparidad.

La diversidad cultural, por ejemplo, se refiere a la armonía e interacción entre disímiles culturas.

Así entonces, que en las Comunidades Científicas en especial y de interés en estos contenidos, debemos tender a la diversidad, a contrastar datos e información, a realizar nuestro aprendizaje impregnado de diferentes puntos de vista y conformar nuestro conocimiento en base a nuestras elecciones personales.

La libertad no se gana desde la ignorancia sino de la creencia de fortalecerla con la tolerancia y el respeto hacia las ideas. Un ejemplo muy común, que pudiéramos identificarlo como clásico en estos tiempos de confrontación o de aceptación es la consabida y muy de moda antinomia entre la investigación Cuantitativa y la Cualitativa.

Se observa con mucha insistencia a quienes les entusiasma lo cualitativo por encima de lo cuantitativo o viceversa. Y, se desarrollan tesis, ensayos, conferencias y todo tipo de actividad académica que permita lograr adeptos o adversarios a una u otra tendencia, cosa loable y aplaudible por demás. Los unos y los otros buscan la aceptación y las expresiones gratas para ingresarlos en sus “burbujas” personales correspondientes, que les permita recibir buenas nuevas del “espejo” en que se miran.

En cuanto a lo Cualitativo/Cuantitativo, a mi juicio, sin entrar mucho en detalles, se puede hacer un uso “mixto”, “integrativo” de ambas metodologías (Eduardo Bericat 1998). Dependerá por supuesto del tipo de problema de investigación a desarrollar y del conocimiento y experticia del investigador. Bueno, ese tema podrá ser desarrollado más in profundis en ulterior artículo.

Algo que debemos tener bien claro es que sin lugar a dudas toda Comunidad, y en el caso específico de la Científica, tiene sus intereses fundamentales, sus normas, sus tópicos específicos y sus normas sociales, aunque no sólo debe permanecer en una sola intención de concebir y lograr el conocimiento científico.

Por otro lado, es indiscutible que toda Comunidad tiene un interés de tipo socio cultural, por lo que no puede estar a la zaga de una existente realidad holística, global, interdisciplinaria y transdisciplinaria del tejido social y cultural de su país. Por supuesto, esa aseveración, no pretende causar en esa Comunidad una pérdida del norte esbozado.

Resumidamente hablamos de una Comunidad Científica al definirlas como grupos interdisciplinarios donde conviven diferentes científicos de diversos campos de estudio, estas organizaciones apoyan la investigación y el desarrollo científico y tecnológico de la sociedad, con el propósito de contribuir definitivamente a optimar la calidad de vida de los seres humanos a través de la satisfacción de necesidades

Una interrogante bien importante vinculada con las normas internas de una Comunidad se me ocurre pudiese ser esta: ¿Será que una Comunidad científica debe sólo atender a lo estrictamente vinculado con la Ciencia y no relacionarse con la cultura social, con su entorno? Situación que ubicaría a estas comunidades normativamente en sincronía con los denominados “Sueños de Convento o Monasterio”, que según especialistas en lo onírico señalan que: “ …el sueño del convento representa la dedicación total al sacrificio de sus deseos, anhelos o metas. Puede que esté negociando su diversión o sus aspiraciones por una sensación de seguridad”. (Subrayado mío)

Y, creo yo, perdonen mi sinceridad, pero creo que el pertenecer a una Comunidad Científica no es para sentirse restringido y no poder expresar su opinión plena y liberalmente.

Tiene, tampoco, que dar a entender que posee una situación de su vida que le incita a aislarse voluntariamente de las opiniones de otros individuos, miembros de la Comunidad o simplemente ubicarse en un contexto que distingue como el menor de dos males.

Situándome pues bajo la premisa del Pensamiento Crítico como factor de importancia en la Ciencia y su desarrollo, pienso categóricamente que no se puede caer ni aceptar un solo juicio para todos. Se puede no consentir un criterio, así como se acepta sin uso de la fuerza ni con manipulaciones maquiavélicas alguna recomendación o teoría propuesta por nuestros pares dentro de la Comunidad.

Y, en cuanto a las burbujas individuales, las dejaremos disfrutar a cada uno, como gesto solidario, no de aceptación forzada. Quiero insistir, todos tienen su burbuja personal y se les respeta. Pero, la Comunidad no debe funcionar como “Cámaras de Eco”.

Entendiendo que las denominadas “Cámaras de Eco” tienen como característica negativa el que agudizan los riesgos de mantener aislados, encerrados en un ambiente que robustece los prejuicios, obstruye las opiniones diferentes y coadyuban a expandir las noticias quiméricas, falsas y las llamadas “teorías de la conspiración”.

Y, reitero, que el hecho de tratar, usar y aceptar el Pensamiento Crítico como herramienta en las Comunidades Científicas en asuntos de vital importancia para la sociedad debe ser un tópico obligatorio en donde el conocimiento científico sea un valioso aporte para el esclarecimiento racional de una problemática que es de todos los ciudadanos de un país como el nuestro, Venezuela, por ejemplo.

Sin caer, en algo político, ni religioso que desdibuje la misión de la Comunidad. Y, en cuanto a las relaciones interpersonales, sin afectar con ideas o expresiones irrespetuosas u ofensas al resto de los miembros de la Comunidad.

Recuérdese, que existe la diversidad entre los seres humanos, no se puede caer en aceptar un solo juicio para todos. Se puede no aceptar un criterio, así como se acepta sin uso de la fuerza ni con manipulaciones maquiavélicas alguna recomendación o teoría propuesta por nuestros pares dentro de la Comunidad.

Para finalizar, me recuerda lo planteado por George Orwell (Éric Arthur Blair), en su obra “Rebelión en la granja”. (Por favor, entiéndase que no hago un homólogo de la Comunidad con una granja, y mucho menos con la mayoría de los animales que señala el autor). Parafraseando lo narrado por Orwell en esos contenidos, ocurrió que cuando los cerdos ya detentaban el poder en la granja, apareció un aviso que decía “Todos los animales son iguales”. Ello fue aceptado por los demás animales. Pero, siempre hay un pero. Pasados los días, y ya reconocida la intención y conducta arbitraria, dictatorial de los “jefes” de la granja, apareció un nuevo aviso que eliminaba al primero: “Todos los animales son iguales, pero unos son más iguales que otros” .

Cierro estos contenidos recordando nuevamente que, en una Comunidad democrática, racional, en donde priva la solidaridad y la aceptación por el otro, NO puede caerse en limitaciones de orden social cultural con respecto a la problemática de la realidad inevitable del país en donde está insertada. Eso sí, en atención al propósito y misión fundamental de esa Comunidad y no voltear la mirada hacia otro lado como si no importara lo que ocurre. Las burbujas individuales las dejaremos disfrutar a cada uno, como gesto solidario, mas no de aceptación obligada. La Comunidad no debe funcionar como “Cámaras de Eco”.

Para Thomas S. Kuhn, queda muy claro que las Comunidades Científicas, los científicos que en ellas trabajan haciendo ciencia, no pueden “hacerse la vista gorda” o voltear la mirada hacia otro lado ante las situaciones o problemas que ocurren en el resto de la humanidad, así lo expresó literalmente:

“La ciencia normal, la actividad en que, inevitablemente, la mayoría de los científicos consumen casi todo su tiempo, se predica suponiendo que la comunidad científica sabe cómo es el mundo”.

Por otro lado, Stephen Hawking, al referirse a la importancia de los científicos, deja muy claro la necesidad imperiosa de no dejar paredes infranqueables en sus comunidades científicas para el acceso a los logros cognoscitivos alcanzados y ser parte del resto del mundo, así lo expone:

“Los científicos se han convertido en los portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda por conocimiento”.

Calgary, Canadá Diciembre 27 2021

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