Opinión

“César Zumeta: ‘Ley del Cabestro’, legado político cultural”

El espíritu del mundo de Hegel se convertirá en el materialismo dialéctico de Marx (1883), y Auguste Comte (1798-1857) quienes formularán la noción más acabada del Progreso en tanto programa político, económico y científico: el Positivismo, ("savoir pour prévoir").
miércoles, 08 diciembre 2021

Debo comenzar por exclamar lo significativo de la experiencia del discurrir, conversar, evocar y compartir la obra de talentosos hispanoamericanos, y muchos de ellos venezolanos, en las distintas áreas de las Artes, las Ciencias y la Cultura en general, pertenecientes a la diáspora latinoamericana en su condición de inmigrantes en Estados Unidos, en oportunidades producto de causas obligadas tales como el exilio o por voluntad propia. Esta Inmigración se inicia históricamente a partir de la integración de varios estados mexicanos a los Estados Unidos (1845-1848).

Conveniente es señalar que el contenido de estas líneas atiende a determinar el legado en su sentido histórico y cultural, que nos permite entender que el presente es la consecuencia lógica del pasado y que nuestra realidad tiene unas raíces profundas, aceptables o no. Y que permiten aseverar incluso que las ideas que tenemos no son normalmente propias, pues la mayoría de nuestras valoraciones personales forman parte del legado compartido.

En el referente metodológico investigativo de este artículo científico-crítico, se inserta la búsqueda de carácter hermenéutico dirigida a la disquisición del contenido filosófico y antropológico de la obra teórica de un pensador latinoamericano. Ello conduce a interpretar sus obras intelectuales desde el enfoque de los intereses sociales que representa, para lo cual se reconstruye el tributo que realiza a la praxis rebelde y emancipadora, así como los límites que dicha experiencia le impuso.

La Historia ha dado un gran número de personas, hombres o mujeres, que realizaron obras maravillosas de diferente tipo y niveles de importancia. En oportunidades actuaciones extraordinarias, pero que desgraciadamente pasaron desapercibidas o casi no advertidas por la sociedad.

Así pues, en este artículo se analiza e interpreta a un intelectual venezolano, que estuvo exiliado en Estados Unidos, no por mucho tiempo, y que quizás no haya sido estudiado en toda su amplitud sobre sus obras con tintes polémicos para la época y que trató acerca de la política y las relaciones internacionales de Estados Unidos con América Latina, en especial Venezuela.

Ese personaje es César Zumeta, hombre de vivencias de tránsito entre dos (2) siglos y dos (2) países, nacido en Yaracuy , Venezuela, con vivencias trascendentes en los Estados Unidos de América.

Nace a finales del siglo XIX, el año 1860 y vive más de la mitad del XX, era periodista, escritor, diplomático y político. En la Universidad Central de Venezuela donde estudió derecho, tuvo su primer contacto con la doctrina positivista. Fallece en Francia en agosto de 1955. Con todos esos antecedentes merece reconocimiento y si se requiere de este breve redescubrimiento

Contexto y trama histórico: Al trasluz de la circunstancia histórica muchos individuos, hombres o mujeres han configurado sus pensamientos e ideas. El pensamiento del siglo XIX es evidencia clara de la manifestación más contundente del Progreso. Es el siglo de los grandes historicistas.

El espíritu del mundo de Hegel se convertirá en el materialismo dialéctico de Marx (1883), y Auguste Comte (1798-1857) quienes formularán la noción más acabada del Progreso en tanto programa político, económico y científico: el Positivismo, (“savoir pour prévoir”).

La problemática de su entorno, a nuestro juicio, fue el detonante perfecto para el desarrollo de sus inquietudes y obras reflexivas que cristalizaron en la figura que fue en vida y que pervive a lo largo del tiempo hasta nuestros días: Escritor, periodista, diplomático y político.

Con algo bien importante, Zumeta tuvo la experiencia de ser un exiliado venezolano, finales del siglo XIX y parte inicial del XX en los Estados Unidos. Entonces, ello nos lleva a otra interrogante: ¿Influyó la situación política, social, cultural y económica a nivel mundial que se inicia desde la “Crisis de 1873” sobre las obras de César Zumeta?.

En realidad, para muchos países la afirmación fue el comercio y unas políticas casi autárquicas, que indagaban el autoabastecimiento industrial del país, mediante la sustitución de importaciones por industrias nacionales reciamente protegidas mediante tarifas elevadas.

Todos estos acontecimientos, tuvieron incidencia sobre la reflexión histórica y política de Zumeta, quien realmente adquiere su madurez expresiva en el siglo XX. De allí, que fue un notable pensador sobre los temas que atañen al destino histórico de los pueblos americanos como puede observarse en su libro “El continente enfermo”, sin embargo, esta obra se corresponde con el contexto histórico del siglo anterior. Sus ideas y escritos reflexivos se continúan en la “Ley del cabestro”.

La fuerza y el conocimiento literario del verbo y la retórica de César Zumeta se hace evidente en una carta escrita  a Cipriano Castro, Presidente de Venezuela de entonces, el 10 de febrero de 1905, desde Nueva York donde se encontraba exilado. El contenido de esta carta, a pesar de que de ella nos separan casi 114 años, se nos presenta como si fuese escrita en este siglo XXI:

Usted, ensoberbecido por el éxito, enloquecido por la perenne ultra servil adulación de su prensa, de su corte, de cuánto hay de venal y cuánto hay de cobarde en el país; muertos por el ejercicio de la dictadura militar todos su entusiastas propósitos patrióticos de 1899 y despiertos por la prolongada carnicería todos los instintos de su nativa rusticidad; libre ya de la influencia de los hombres de consejo y valía, que han reemplazado sujetos sin carácter, sin fe o sin seso; corrompido por los que le mantienen en Capua; desbocada la inconcebible audacia de su inconcebible ignorancia; usted, inconsciente, desatentada, fatal e irrevocablemente ha deshecho la obra de cien años, ha despeñado a Venezuela de su cumbre de nación soberana a esta afrenta del coloniaje de que sólo su insensatez y la irredimible depravación de su pandilla de hombres nuevos son responsables ante el país y ante la historia.

Y, en cuanto a la influencia posterior de la situación del entorno de su país, Venezuela, sobre César Zumeta, de interés en este artículo, él aplicó los postulados de la doctrina positivista a la política buscando respuestas a la crisis que vivía el país. En este trabajo, se significa la relación muy peculiar que existía en Venezuela entre positivismo y “gomecismo”. El pensamiento positivista como ideología se vinculó al mandato de Juan Vicente Gómez (dictador venezolano entre los años 1908-1935), justificando la dictadura y prestando a esta un servicio apologético, de fundamentación de una época, que llega hasta la consideración de empezar a contar el siglo XX venezolano a partir de la muerte de Gómez, en diciembre de 1935.

En 1884 regresa a Venezuela encontrándose en el poder Joaquín Crespo (en su primer gobierno), pero al hacer críticas a su gobierno es expulsado de nuevo, esta vez con destino a Nueva York. En la capital estadounidense ejerció el periodismo, escribiendo en la revista “La América” (1884-1889), junto a personajes de la talla de José Martí y Juan Antonio Pérez Bonalde. Zumeta es considerado como uno de los escritores que, a fines del siglo XIX, apertura la vía al movimiento modernista y al cosmopolitismo en Venezuela. Al respecto, según Mariano Picón Salas (1921), la personalidad de César Zumeta “abrió camino al movimiento modernista, al cosmopolitismo y a la preocupación artística que se observará en nuestra literatura después del año 1890”.

Fue Individuo de número de la Academia Nacional de la Historia, y se incorporó a esta institución el 3 de junio de 1932. Al igual que otros personajes de nuestra historia estuvo vinculado a la masonería. Por eso, es valedero mencionar que ontológicamente la filosofía masónica influyó también de alguna manera sobre Zumeta, debido a que es la perfecta síntesis entre espiritualismo y humanismo, y se nota en su mensaje universalista de libertad y tolerancia ante todo fanatismo, frente al integrismo religioso y frente al racismo xenófobo, principalmente en los comienzos de lo trascendental del Siglo XX, en el que la Humanidad o bien hacía el salto adelante de progreso individual y colectivo, o se hundía irremediablemente.

Sus Obras reconocidas: “El continente enfermo (1899)¸ “La ley del cabestro” (1902). Indudablemente, que el “Continente Enfermo” de Zumeta, está referido directamente a Latinoamérica. Como un ejemplo de su prosa crítica, en esta obra, Zumeta (1899), expresa: “…la civilización no ha sido ni podrá ser jamás una en el planeta, sino varía de clima en clima, aún bajo la acción de un mismo centro político; y que los países tropicales deben aspirar únicamente a la que les es peculiar”. (p. 14).

Para el jurista, catedrático y pensador venezolano Asdrúbal Aguiar Aranguren (2014), Cesar Zumeta fue:

….en su línea como escritor y académico de la historia deja huella profunda entre los ilustrados de su época, sobre todo con su libro El Continente Enfermo, que data de 1899, que lo revela como otro positivista más, quien comparte con su generación el credo que no cesa aún de hacer mella sobre el común de los venezolanos y les condiciona en su comportamiento político.
Así pues, desde Liverpool (Inglaterra) había publicado su famoso artículo “La ley del cabestro”, donde hace un análisis descarnado, y por cierto muy vigente, de las causas internas que no permitían el progreso en Venezuela. Como soluciones a nuestro atraso propone primero lo que él llama la “Revolución del trabajo” y en segundo lugar avizora quién tendrá en sus manos la solución de nuestros problemas diciendo: “Nuestros gobiernos niegan todo derecho político a sus adversarios, y no es del capricho de los gobernantes de quien debe esperarse la regeneración de las sociedades, sino de la iniciativa y el tesón de los gobernados”.

En síntesis, se confirma que las reflexiones críticas de Zumeta, realizadas en sus obras, fueron el resultado de una práctica intelectual comprometida en una lucha ideológica, dirigida a develar falsas representaciones y a dar respuestas a los ingentes problemas sociales de América Latina, en la que le tocó desarrollar su existencia vital. Él, actuó como todo ser humano, imagen de lo que es un venezolano, de distintos tiempos y espacios, que al comunicarse hace cualquier declaración, afirmación o petición, promesa o juicio, por lo tanto, creó su propia realidad social con estos actos básicos que provienen no sólo de las palabras sino de los hechos de una realidad contextual.

“La verdad jamás daña a una causa que es justa”
(Mahatma Ghandi)

Calgary, Diciembre 2021

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/DzC1LhY8XG83xfwU0phael

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí: https://t.me/diarioprimicia

error: