Opinión

Bitácora Industrial

"Las grandes industrias básicas son del gobierno y la empresa privada solo funciona como servidora de ellas"
viernes, 12 abril 2019

Guayana exportadora

Guayana tuvo dos grandes épocas de bonanza económica, ambas por delante de la mayoría de las otras regiones y con la ventaja de exportar sus productos no solo al resto del país sino al exterior. La primera de ellas es de la primera mitad del siglo pasado, cuando por el Orinoco salían los vapores cargados de ganado vacuno y porcino, aves, tasajos de carne salada, verduras y frutas, balatá, merey y sarrapia, joyas de oro, diamantes y maderas finas. Desde Ciudad Bolívar era posible embarcarse en un buque hacia las islas del Caribe y enlazar desde allí a varias ciudades europeas, tanto a la ida como a la vuelta. Guayana estaba conectada de manera directa con el exterior, sin necesidad de la escala caraqueña.

 

Por aquellos años, los buques atracaban en varios puntos frente a lo que hoy es el Paseo Orinoco porque varias firmas, la mayoría empresas familiares, tenían su propio embarcadero tanto para cargar mercancía como pasajeros. Ciudad Bolívar era la próspera capital de Guayana, a la que convergían todos los negocios de la región hacia el país y hacia el exterior. Incluso el turismo era floreciente, porque había buques que embarcaban pasajeros en Ciudad Bolívar para un recorrido por islas del Caribe, como también los había que realizaban un recorrido más corto hasta la desembocadura del Orinoco, con un gran baile nocturno a bordo y orquesta en vivo.

Esto demuestra la fortaleza que para ese entonces tenía la economía de Guayana, concentrada por aquel entonces en Ciudad Bolívar. Pero los mercados internacionales son dinámicos y ya pasada la primera mitad del siglo pasado, la economía de escala desplazó a los pequeños productores y no era rentable llevar mercancías desde Ciudad Bolívar a sus clientes del Caribe, porque otros proveedores la podían ofrecer mucho más barata, gracias a que contaban con buques de mucho mayor capacidad y desde productores a gran escala. Hubo productos que era posible ofrecer en el Caribe a la mitad de los que costaba el de Guayana.

Incluso los viejos buques a vapor, pequeños y con grandes costos de operación y mantenimiento fueron desplazados por los grandes barcos con motores de combustible directo. Ciudad Bolívar pagó además el castigo que el Orinoco después de Matanzas solo permite la navegación de chalanas y buques de muy pequeño calado. Eso acabó con el comercio internacional desde Guayana, cuya economía tuvo un descenso hasta que surgió el proyecto de desarrollo industrial de los años 50.

 

Una comparación histórica

La economía de comienzos del siglo pasado era basada principalmente en la empresa privada. Las grandes corporaciones que importaban y exportaban eran empresas familiares, algunas de las cuales llegaron a tener varios centenares de empleados. Algunos fundos de Guayana llegaron a tener varios millares de hectáreas, cientos de peones y producían varios miles de cabezas de ganado anuales para los mataderos.

Aquella Guayana era absolutamente auto suficiente en materia alimentaria, algo que no era nuevo en la región porque hay que recordar que en 1.818 fue la que apertrechó y abasteció con alimentos al ejército libertador, para iniciar la reconquista del país que terminó con la victoria final en Carabobo. El desarrollo industrial de Guayana, que fue la segunda época de oro de esta región, a diferencia de la primera fue financiado por el Estado.

Las grandes industrias básicas son del gobierno y la empresa privada solo funciona como servidora de ellas, para la fabricación de repuestos y la prestación de servicios de mantenimiento. Las empresas privadas solo transformaron un pequeño porcentaje de la gran producción de las industrias básicas. Mientras la primera época de oro de Guayana duró más de 70 años, la era industrial no pasó de 40. La primera dependió del esfuerzo de la gente, mientras que la segunda dependió del músculo financiero de los sucesivos gobiernos. La primera retrocedió por causas exógenas, mientras que la segunda se acabó porque el gobierno se quedó sin recursos para invertirle. Todas las industrias básicas generaron recursos como para reinvertir y mantenerse en un cierto nivel de operatividad, pero el dueño, es decir el gobierno, prefirió usar esos recursos en lo que llamaron “inversión social”, con el resultado que tristemente está a la vista de todos. Es difícil ubicar cifras que determinen el PIB global de Guayana en los últimos años del siglo pasado, pero cálculos independientes lo sitúan sobre los 6.000 millones de dólares anuales, de los cuales solo el aluminio aportaba 1.000 millones.

 

Gasto millonario en cosméticos

Los españoles gastaron el año pasado 7.000 millones de euros en perfumes y cosméticos a razón de 150 euros per cápita, que están por encima de la media europea de 137 euros.Pero no es solo lo que se gastaron dentro del país, sino que además exportaron 2.000 millones de dólares en fragancias y cosmético, que en el ramo llaman “productos de color”. En 2018 España fue el segundo exportador mundial de estos productos, detrás de Francia pero superando a estados Unidos e Italia. Las exportaciones europeas de productos de belleza se han visto favorecidas entre otros elementos por el gran crecimiento del mercado asiático, que en 2018 fue del 32,2 por ciento. Leyes y costumbres más liberales en varios países asiáticos han permitido a las mujeres usar perfumes y maquillajes que hasta hace poco les estaban prohibidos. A este aumento también ha contribuido China, que cuenta ahora con una clase media que tiene ingresos por encima de la media europea, lo que le permite a sus mujeres comprar productos de belleza de alta gama, que están vedados incluso para muchas mujeres de Europa. La clase media de China es la que hoy por hoy tiene el mayor poder adquisitivo del planeta. Algunos economistas aseguran que una familia de clase media alta en China es equivalente a cualquier familia de clase alta en Europa, en liquidez monetaria.

 

El negocio más grande de la historia

Agencias internacionales de inteligencia comercial califican la salida a bolsa de la petrolera Aramco, como el negocio más grande que se ha hecho en la historia de la humanidad.

El gobierno de Arabia Saudita quiere vender solo un 5 por ciento de su petrolera y aunque no hay fecha exacta para su salida a las bolsas mundiales, ya hay ofertas de compra que superan los 60.000 millones de dólares, lo que anuncia que lograrán superar los 100.000 millones de dólares que aspiran por ese porcentaje de acciones. Una proyección de esta oferta del 5 por ciento de las acciones, determina que el valor total de la petrolera saudita superaría los 2 billones de dólares, lo que la ratifica como la empresa de mayor valor en el planeta y la que genera los mayores beneficios.

 

 

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