Opinión

ειρἡνη μαζί σου (La paz esté contigo)

Poner la realidad en las manos divinas coloca a la persona en la actitud de apreciar y apropiarse de toda virtud y mérito.
jueves, 01 octubre 2020

Si el Señor me hubiese concedido una hija, probablemente le habría puesto por nombre “Irene”. Este sustantivo femenino viene del griego; significa “paz” (gr. ειρἡνη). El título del artículo de esta semana también está puesto en griego: “La paz esté contigo”.

El próximo domingo tendremos ocasión de escuchar la imagen bíblica de la viña, usada con mucha frecuencia para ejemplificar la relación de Dios con nosotros, y cómo mediante la parábola de los “viñadores asesinos” pareciera que Jesús tenía conciencia de lo que podía sucederle por el simple hecho de haber predicado el Reinado de Dios, y lo que esto implica en nuestro cotidiano.

En cambio, la carta de san Pablo a los Filipenses introduce un tema distinto a los anteriores, al referirse a la paz en dos ocasiones. El Apóstol llama la atención de sus destinatarios, indicándoles que la oración es una buena ocasión para presentar al Señor las propias peticiones y súplicas. Este gesto trae como consecuencia inmediata la paz al corazón y a la mente. Esta paz está fundada en la persona de Jesucristo.

Poner la realidad en las manos divinas coloca a la persona en la actitud de apreciar y apropiarse de toda virtud y mérito. Hasta acá, lo apenas dicho se acepta sin dificultades, pero no se comprende del todo bien; es necesario, sin embargo, concretarlo aún más: Pablo invita a que lo imiten. Todo cuanto los Filipenses aprendieron y recibieron, oyeron y vieron, deben ponerlo en práctica. De esta manera, la paz habitará en las personas.

Nuestro cotidiano está signado por las carencias más variopintas. Mi rutina diaria inicia sin agua, por ejemplo. Agradezco cuando llueve, pues mantiene verde los alrededores, pero ello supone casi automáticamente que se corte el servicio eléctrico.

Por otro lado, el confinamiento social es doblemente obligado, al no tener combustible. Las pocas compras de alimentos del fin de semana denotan un incremento de un 40 % como promedio.

Mis medicamentos superan sobremanera mi presupuesto, y soy testigo y acompañante de tanto dolor y sufrimiento esparcido por San Félix y Puerto Ordaz.

Sí. Quienes dirigen nuestros destinos políticos han colocado al país en un escenario socioeconómico de posguerra. Entiendo que ante semejante estado de cosas, debemos permanecer bien unidos, lúcidos y fuertes; cosa que no se da siempre. Pero no me rindo. No nos rendimos, y seguimos apostando por este rico pobre país.

Me parece que una clave para mantenerse en pie tiene que ver con que no nos arrebaten la paz, así como han arrebatado el gas doméstico, promoviendo, empujándonos a cometer un ecocidio, al vernos obligados a cocinar con leña.

La paz es un don que viene del cielo. Es un regalo que se pide en la oración, y es un regalo que se nos confiere cuando nos mantenemos incólumes en nuestras convicciones.

El tema no me parece trivial, pues no me explicaría entonces por qué tanto afán —sistemático— en pretender que vivamos diariamente en vilo, ahogados por el desasosiego. Que no nos quiten la paz. Experimentemos lo que dijo aquel que, estando injustamente en la cárcel, afirmó categóricamente: “soy libre”.

Ten la información al instante en tu celular. Únete al grupo de Diario Primicia en WhatsApp a través del siguiente link: https://chat.whatsapp.com/F8uA0zT8ho4ChOprPUU6lh

También estamos en Telegram como @DiarioPrimicia, únete aquí https://t.me/diarioprimicia

error: