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Normas para el uso de dispositivos electrónicos en el hogar

Los padres han convertido los media en un “chupete electrónico”, con graves consecuencias a largo plazo.
miércoles, 04 septiembre 2019
Cortesía | Una e-Disciplina debe establecer consecuencias al incumplir

Educar a los niños menores de 6 años en esta casi tercera década del siglo XXI, es educarlos, en gran medida, en el uso y gestión de las pantallas. El objetivo es educarlos en un consumo cuyo centro es el consumo digital entendido en sentido extenso: televisión, DVD, consolas, tabletas, smartphones, el mismo cine.

Y se trata, en esa misma medida, de educarlos en construir un tiempo alternativo a las pantallas que entre los niños de 0 a 6 años es educarles en el juego clásico que podría ser sinónimo de una vida auténticamente ligada a la infancia sin adelantos, sin prisas. Un juego infantil que es base del mejor desarrollo y de la salud. La pregunta es la siguiente: quién es el agente responsable: la escuela, la industria, las leyes, la pediatría.

Pero sobre todo el uso de los media por parte de los niños en sus hogares depende en gran medida del estilo parental de los padres. Los padres son responsables y modelo del buen uso de los media para sus hijos cuando se informan, consultan a las maestras, al pediatra, cuando cuidan sus efectos para el desarrollo (cognitivo, afectivo, comportamental) y en la salud (higiene del sueño, sobrepeso, obesidad).

La realidad es ahora mismo la inacción, la despreocupación sobre el tema, los falsos mitos y la ignorancia. Los padres desconocen las premisas básicas de este buen uso o quizá no quieren saber. Es más, no siguen o ignoran las limitaciones y criterios de la pediatría más avanzada y opinan, sin fundamento, que los media (por ejemplo las tabletas) son muy oportunos instrumentos para el desarrollo cognitivo de los niños sin más consideraciones. Lo cual no es cierto y no deja de ser un falso mito autoexculpatorio.

Método de 4 pasos:
La última moda: Escuelas sin pantallas antes de secundaria: Sin embargo la investigación destaca que los padres no hablan ente las pantallas y desatienden la oportunidad de guiar la comprensión de los contenidos.

Y aquí aparece el ejemplo de los padres, los padres como modelos. Este puede ser oportuno y coherente con las normas, con la e-Disciplina fijada familiarmente.
● Para niños menores de 18 meses: evite el uso de los media digitales y la televisión. Una excepción es utilizar aplicaciones de pantallas como los video-chat para comunicarse con parientes que están lejos. Los padres de niños de 18 a 24 meses de edad que deseen introducir medios digitales deben elegir programas de alta calidad y mirarlos con sus hijos para ayudarlos a comprender lo que están viendo: co-visionado.

● Para niños de 2 a 5 años reduzca el uso de pantallas a 1 hora por día con programas de alta calidad (muy lentos en el hablar, en el ritmo y en la sucesión de imágenes). Los padres deben compartir los medios con los niños para ayudarlos a comprender lo que están viendo y aplicarlo al mundo que los rodea: co-visionado.

● Para los niños de 6 años en adelante, fije límites coherentes en el tiempo dedicado a usar los media y los tipos de media, y asegúrese de que los media no desplacen el sueño adecuado, la actividad física y otros comportamientos esenciales para la salud como el juego libre. Se trata de tener en presente lo que se denomina la hipótesis del desplazamiento.

● Designe tiempos libres de media digitales y televisión. Momentos en que no hay ninguna pantalla encendida: como el desayuno, la comida, cena o los viajes en coche. También lugares libres de pantallas: donde nunca hay ninguna pantalla como por ejemplo las habitaciones sobre todo las de los hijos.

● Tener entre los padres y los hijos una comunicación continua sobre la ciudadanía cívica y la seguridad en línea, que incluya tratar a los demás con respeto, no suplantar una identidad, no agredir verbalmente, etc.: tanto online y offline.

Para tomar en cuenta

Los padres han convertido los media en un “chupete electrónico” que calma al niño más agitado, menos sosegado, más intranquilo. Y además esto es más acusado cuanto menor es el nivel socioeconómico de la familia. Lo cual agranda la brecha educativa: Las familias que más necesitan que el niño juegue, lea, sepa auto-calmarse son las familias de bajos ingresos.

 

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