Opinión

Educación emocional en el hogar & resiliencia

"Cada día los padres, los hijos, la familia y la sociedad en general, está más y más expuesta a agentes que atentan contra el equilibrio personal, la salud mental y emocional: la ansiedad, el estrés, la indisciplina, la intolerancia, la depresión entre otros ya son integrantes mismo de la dinámica de vida".
jueves, 01 agosto 2019

Tradicionalmente la familia se define como la célula vital de la sociedad, tan vital es, como lo son cada una de las partes que la conforman. La familia es ese espacio único donde cada uno de nosotros tiene la oportunidad de un aprendizaje tan íntimo y efectivo desde el compartir y el convivir, donde se vive la experiencia humana más esencial de una persona y donde se crea conciencia de quien somos. Es nuestra primera fuente de educación y socialización, un gran laboratorio de aprendizaje. Es en el interior de este sistema de alta influencia donde cada uno de nosotros experimenta distintas situaciones e interacciones que influyen de manera decisiva en el desarrollo de la autoestima, las emociones e identidad personal.

Lo esencial del contexto familiar es que dentro de él se brinde un clima de afecto y apoyo que aporte un desarrollo psicológico sano, donde los hijos se sientan inmersos en el compromiso emocional y la expresión de sus emociones sea valorada auténticamente, no censurada; donde aprendan del manejo adecuado de sus emociones de manera saludable y efectiva y por ende, aprendan del respeto por las emociones ajenas. Es precisamente en el hogar donde primigeniamente los hijos deben adquirir herramientas que fomenten su capacidad resiliente para responder asertivamente a las demandas y exigencias que se expresan en su adaptación al mundo en que viven. Todo esto permite mitigar la influencia de los distintos factores de riesgo que puedan presentarse en el entorno.

Cada día los padres, los hijos, la familia y la sociedad en general, está más y más expuesta a agentes que atentan contra el equilibrio personal, la salud mental y emocional: la ansiedad, el estrés, la indisciplina, la intolerancia, la depresión entre otros ya son integrantes mismo de la dinámica de vida. Vivimos una realidad que a gritos nos muestra lo emergente de conducirnos y conducir a los hijos en la adquisición de competencias emocionales que le permitan hacer frente a las distintas demandas, retos y riesgos. De cara a su desarrollo y evolución personal y a su futuro profesional, donde emerja un ser pleno e integral, consciente de sus debilidades y fortalezas, preparado para esforzarse más y más para superarse a sí mismo, un ser resiliente.

Ciertamente es importante que los hijos se formen y eduquen académicamente, sin embargo, también demanda la buena formación en educación emocional como puente vital entre los sentimientos y los impulsos morales, aspecto verdaderamente trascendental para el desarrollo integral, puesto que esto ayudará a tener más éxito en la vida. El objetivo de educarlos emocionalmente es incentivar el desarrollo de competencias emocionales: conciencia emocional, regulación emocional, autogestión, inteligencia interpersonal, habilidades de vida y bienestar. Es decir, optimizar su desarrollo integral humano. Es un trabajo sistemático donde poco a poco, cada día se instalan eslabones para su crecimiento.

La educación emocional sienta las bases par fortalecer la autoconfianza, autoestima, habilidades sociales y que desde la comprensión personal se logre comprender al otro, se autorregule y se tenga un mayor dominio de las reacciones, por ende, de las acciones, las cuales se verán reflejadas en el lenguaje verbal, no verbal y sus conductas.

Un adecuada educación emocional perfila seres más relajados, con mayor y mejor capacidad de atención y rendimiento, con relaciones intra e interpersonales más saludables, mejor clima afectivo dada la gestión asertiva de las emociones. Educación emocional es preparar a los hijos para grandes experiencias, donde la preparación académica no sea su única fuente de evolución. Desde la educación emocional se prepara para el esfuerzo y el diseño de competencias sociales saludables y es allí donde la familia cumple un papel de significativo donde junto a las instituciones educativas y la sociedad en general se puede lograr una convivencia más humana, empática, pacífica y solidaria, con seres resilientes que desplieguen todo su potencial de inteligencias múltiples.

El reto reposicionarnos como seres humanos y prepararnos para ser parte del contexto de cambio y transformación, para ser optimistas y ser más felices, saludables y exitosos. @irmavcoach

 

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