Causas y consecuencias del insomnio en tus hijos
El sueño es crucial para la salud del ser humano. Desde pequeños los padres deben realizar rutinas de buenos hábitos para conciliar el sueño, además de respetar las ocho horas que establecen los especialistas para que el cuerpo y la mente descansen por completo.
Sin duda alguna, los primeros meses de nacidos, los padres alteran las normas como el lugar para dormir del bebé: Mecerlo en la cuna o en los brazos, dejarle dormir en la cama con ellos, estas no son precisamente las mejores soluciones para que el niño aprenda a dormir por sí solo.
Según Victoria de la Fuente, psicóloga de la Unidad del Sueño del Instituto Dexeus, en Barcelona España, explica que si un niño de corta edad duerme mal, durante el día se muestra más irritable, más excitado y más dependiente de la madre. En la edad escolar, la falta de sueño repercute negativamente en toda su actividad, ya que tendrá dificultades para concentrarse y aprender.
La especialista recomienda que los padres valoren, además, las actividades extraescolares del niño, porque demasiadas tareas y actividades pueden restarle tiempo de sueño; “hay que respetar más las horas de descanso para que puedan asimilar todo lo aprendido durante el día”.
Buenos hábitos para conciliar el sueño en nuestros hijos
Según el doctor Eduardo Estivill, director de la Unidad de Alteraciones del Sueño del Instituto Dexeus de Barcelona y autor, junto a Sylvia de Béjar, del libro Duérmete, niño, el 98 % de los casos de insomnio infantil se deben a hábitos erróneos, como el no dormir solo, frecuentes despertares nocturnos o sueño superficial.
Si un niño no ha superado a los 5 años el insomnio tiene más posibilidades de padecer trastornos de sueño el resto de su vida, sobre todo a partir de la adolescencia.
Pero, además del insomnio, hay otra serie de trastornos que interfieren en la calidad del sueño, como son las pesadillas, el sonambulismo, los terrores nocturnos o la enuresis (mojar la cama).
La alimentación en los niños para mejorar las horas de descanso
• Los hidratos de carbono favorecen el sueño: la pasta, el arroz, las legumbres, el pan, la fruta, los vegetales.
• Vitamina B6, frutos secos, huevos, legumbres, espinacas.
• Acidos grasos poliinsaturados: aceite de oliva, salmón, caballa, atún, sardinas.
Siempre una buena alimentación mantendrá una excelente salud no solo para el niño sino para la familia en general.
Hay que estar consientes que existen alimentos que los infantes incluyen en la dieta diaria que podría ocasionar la ausencia de sueño en las noches. Estos pueden ser:
• Los estimulantes (bebidas con cafeína).
• Postres y dulces.
• Proteínas (carnes y pescados). Conviene comerlos mejor durante el día.
Cambios hormonales
Mientras se cumplen las horas de sueño, el cuerpo humano produce importantes cambios metabólicos y hormonales que son impredecibles en el bienestar físico, emocional y mental.
Establecer las normas dentro del hogar es fundamental por eso se debe mantener siempre los mismos horarios de comidas y de descanso. Incluso entre la familia se debe respetar un rito a la hora de acostarse, como contarle un cuento, acompañarle de su juguete o muñeco preferido, pero no para que se duerma, sino para que lo asocie con un momento agradable antes de conciliar el sueño.
Otro de los tips es que los padres procuren salir de la habitación antes de que el niño se haya dormido. En el caso que el niño llore, deben entrar a pequeños intervalos: la primera vez después de 1 minuto de llanto, la segunda a los 3 minutos y así sucesivamente, sin llegar a estar más de 5 minutos. No es para que se duerma, sino para darle confianza y vea que no ha sido abandonado.
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