Aprende a lidiar con las personas tóxicas

Cada uno de nosotros, individualmente, podemos cambiar, podemos hacer el esfuerzo de mejorar lo que no nos gusta. Pero no podemos cambiar a los demás.

Eso es algo que no podemos olvidar cuando nos enfrentamos a la gente tóxica.

Muchas personas prefieren huir de la gente tóxica, pero cuando no te queda más remedio que lidiar con alguien así, lo mejor es buscar la manera de hacerlo.

Al fin y al cabo, las personas tóxicas siempre encuentran el modo de desparramar su negatividad, contagiando a los demás, creando mal ambiente, arruinando el momento.

Algunos, aunque inconscientemente en la mayoría de ocasiones, son felices creando un impacto negativo en los demás.

Otros obtienen satisfacción creando el caos llegando a la fibra sensible de otras personas.

De cualquier manera, las personas tóxicas crean innecesariamente complejidad, conflictos y estrés.

Primeras opciones

Así, ya sea a través de la negatividad, la crueldad o el victimismo y otras estrategias, las personas tóxicas provocan en el cerebro de los demás un estado de estrés que requiere de una gestión emocional inteligente para desaparecer.

De hecho, una de las mayores cualidades de las personas que saben gestionar el estrés es su capacidad de neutralizar a los efectos de las personas tóxicas.

Si, por el motivo que sea, no puede evitar a esa persona tóxica, intente no caer en su red. Ignórela. Conoce su perfil y sabe que va a buscar llamar su atención y provocar sacarlo de su zona de posible confort.

No se deje provocar por sus interrupciones, sus comentarios o sus acciones. Sea benévolo y paciente. Préstele la menor atención posible. Sea asertivo si ha llegado el momento de marcar un límite.

Evite contagiarse

La característica principal de lo tóxico es que se contagia. Eso mismo ocurre con la gente tóxica: contagia su actitud.

Si responde con un comportamiento tóxico habrá perdido la batalla. Aunque esa persona tóxica consiga pulsar su botón de “sentirte culpable” no está todo perdido. Mantener la serenidad ante su peor veneno, la inoculación de la culpa, es posible. Una estrategia habitual de la gente tóxica es ridiculizar a su objetivo en público cuando no consigue un enfrentamiento directo, si es que no ha optado por este camino primero. Por eso, mantener el control de las emociones es primordial ante una situación así.

Por otro lado, mantener una distancia emocional requiere conciencia. No siempre se puede impedir que alguien toque nuestra sensibilidad. Cuando esto suceda tendrá que superar miedos y complejos y seguir adelante.

En cierto modo, es mejor ignorar lo sucedido, puesto que de esa forma será más sencillo controlar las emociones. Sin embargo, hay otra opción: defender los límites personales, sin caer en controversias.

Poner límites

El ataque de una persona tóxica no socava la dignidad, por lo tanto, no tiene que defenderse de sus argumentos, sino dejar claros los límites.

“No ofende quien quiere, sino quien puede”, por ello si actúa a la defensiva le está demostrando que puede ofenderte.

Ante una persona tóxica no valen razonamientos ni explicaciones. Hay que dejar las cosas claras, con mano izquierda pero tacto firme y responsabilidad. Hacerlo de manera consciente y proactiva.

También se puede enfrentar la situación con compasión, perdonando. Sin seguirle el juego y sin tomar demasiado en cuenta la actitud del otro, pues no es más que el reflejo de su agitada y dolorosa vida interior.

Ser inteligente emocionalmente es la mejor respuesta para estos casos.

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