Qué es y cómo se trata la “culebrilla”
El herpes zóster es una infección viral que aparece a través del virus de la varicela zóster, el mismo que causa la varicela cuando somos niños. Al sufrirla de pequeños el virus se queda “dormido” en el cuerpo y hay diferentes factores que pueden llegar a “activarlo”.
Cuando este virus se activa, un conjunto de ampollas aparecen por la piel provocando rojez y picazón y se agrupan en franjas que envuelven el cuerpo como si fuera una culebrilla, por eso también conoce popularmente así al herpes de zóster.
Quién la pueda padecer
Se calcula que el 20 % de las personas que han tenido la varicela podrían desarrollar el herpes de zóster con el tiempo.
“Prácticamente toda la población infantil sufre la varicela en la infancia y esto es la condición indispensable para tener un herpes zóster más adelante” explica el Dr. Pedro Herranz, jefe del servicio de Dermatología del Hospital Universitario La Paz de Madrid.
Es mucho más frecuente en ancianos o pacientes con alteraciones o enfermedades que afectan al sistema inmunológico, ya que son más vulnerables ante este virus. Por ejemplo, pacientes debilitados por enfermedades crónicas, con cáncer o infecciones como el VIH.
Y si no hemos pasado la varicela ¿podemos tener la culebrilla? La respuesta es no, ya que no existe el virus de la varicela en el cuerpo. Aunque sí puede haber un contagio del virus de la varicela de adulto y, como consecuencia, desarrollar el herpes zóster con el tiempo.
Síntomas
A simple vista solo aparece un eccema rojizo en la piel. Pero la mayoría de veces esta erupción viene acompañada de otros síntomas como dolor, mal estar, picazón, fiebre o dolor de cabeza.
La culebrilla se suelen manifestar en el tronco o las extremidades, aunque con frecuencia aparecen alrededor de un solo lado del torso.
Cuando aparece en la cara es especialmente necesario extremar precauciones e ir al médico para que haga una valoración urgente, ya que puede afectar a la visión o al conducto auricular externo, advierten los doctores.
En algunos casos, cuando el dolor se manifiesta antes que sea visible el herpes zóster mucha gente lo puede llegar a confundir con algún problema de corazón o de pulmones.
Si sospechas que tienes la culebrilla, es necesario que acudas al médico para confirmar el diagnóstico y aplicar el tratamiento necesario que habitualmente pauta el dermatólogo.
Tratamiento
Cuando alguien desarrolla la enfermedad lo que se procura a la hora de tratarlo es aliviar los síntomas (que pueden llegar a ser muy molestos) e intentar que el virus no se multiplique. El tratamiento no elimina el virus ni cura la enfermedad, lo que hace es reducir síntomas y acortar su duración.
El afectado de herpes zóster debe seguir una buena higiene de las pústulas limpiando la piel con jabón neutro y sin frotar. Hay que secar muy bien y se pueden aplicar compresas de agua fresca para aliviar el picor.
Lo mejor es usar ropa de algodón holgada para no presionar las heridas.
No aplicar cremas ni pomadas en las ampollas.
Cómo el herpes lo causa el virus de la varicela el contagio es posible en personas que no han pasado esta enfermedad o no han sido vacunadas de ella. Hay que evitar el contacto directo con personas afectadas en estos casos.
Pasta de almidón de maíz y bicarbonato
Esta pasta preparada con almidón de maíz y bicarbonato de sodio es una excelente forma natural de secar las lesiones del herpes zóster y al mismo tiempo calmar la irritación de la piel, disminuyendo el malestar de la infección por el virus.
Mezcla el almidón de maíz y el bicarbonato en un pequeño plato y agregue algunas gotas de agua hasta obtener una pasta homogénea. Por último aplique esta pasta sobre las ampollas del herpes zóster, evitando las regiones que posean heridas abiertas.
Al cabo de 10 a 15 minutos, retire la pasta con agua tibia y repita el proceso varias veces al día.
Baño de avena
La avena contiene ácido pantoténico, beta-glucanos, vitaminas B1 y B2 y aminoácidos, estos componentes hacen de ella un excelente remedio natural para proteger y calmar la piel irritada.
Mezclar los ingredientes en un recipiente y dejar reposar hasta que el agua esté tibia. Colar y bañarse utilizando esta agua de avena sobre la región afectada, preferiblemente sin utilizar ningún otro tipo de jabón.
Complicaciones del herpes
Puede que hayas oído hablar de la neuralgia postherpética. Lo que ocurre en estos casos es que el paciente sigue teniendo dolor semanas (incluso meses) después de que las lesiones del herpes hayan desaparecido.
Hay unas raíces sensitivas que parten de la columna y terminan cerca de la dermis que quedan afectadas por la activación del virus. Cuando ya no hay ampollas, cualquier estímulo como un cambio de temperatura o cualquier contacto ligero como el de la ropa, puede causar una reacción de dolor intenso.
Suele ser más habitual en personas mayores que han sufrido herpes zóster.
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