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Conoce estas savias de plantas para la salud

Las savias desempeñan un papel importante en el crecimiento de las plantas. Más allá de esto, algunas también tienen cualidades medicinales.
domingo, 11 diciembre 2022
Cortesía | La savia de arce es conocida por ser muy dulce

Se conoce como savia a la sustancia líquida que es trasladada a través del tejido conductivo de las plantas, uno de los varios tipos de tejidos vegetales que existen.

Las plantas son capaces de crear su propia fuente de alimentos gracias a la creación de este mezcla viscosa.

La savia de una planta contiene una gran cantidad de sales minerales, aminoácidos y hormonas. Sin embargo, esta sustancia líquida está compuesta principalmente por agua, concretamente en un 98 %, aunque este puede variar según la especie.

Esta sustancia se encuentra en las plantas es de dos tipos: savia bruta y savia elaborada.

La savia bruta se caracteriza por formarse en la raíz y se transportada gracias al xilema hasta el resto de las partes de la planta. Tras pasar por el proceso de fotosíntesis esta pasa a ser savia elaborada y se transporta por el floema justo en el sentido contrario, de las hojas a la raíz.

Es importante saber, para mejorar el crecimiento de nuestras plantas, que la producción de savia de la gran mayoría de las especies coincide con épocas con mayores temperaturas.

Por ello, la mayoría de las podas que se realizan se dan durante el invierno, para evitar la pérdida de esta sustancia vital para la vida de la planta.

La savia como remedio natural 

Cuando se trata de preparar remedios naturales, es común emplear las raíces, las hojas, los tallos, las flores o los frutos de las plantas. Sin embargo, algunas savias de plantas tienen una composición que puede ser beneficiosa para la salud.

Debido a su abundante contenido de enzimas, antioxidantes, vitaminas y minerales, estas sustancias ejercen propiedades energéticas, digestivas, antiinflamatorias, laxantes y antisépticas. De hecho, es común encontrarlas en remedios homeopáticos y suplementos.

Estos fluidos acuosos de las plantas que se encargan de transportar los nutrientes del suelo desde las raíces hasta las hojas. Posterior a esto, el agua se elimina a través de un proceso de exudado.

En particular, están presentes en las vacuolas de las células vivas, que son pequeñas cavidades donde se almacenan sales inorgánicas, compuestos nitrogenados, alimentos y otras sustancias claves para el desarrollo de la planta.

También concentran aminoácidos, azúcares, sales minerales, antioxidantes y hormonas. Cabe destacar que este líquido viaja a través de unos tejidos de conducción llamados xilema y floema.

Aunque las savias tienen como función principal contribuir a la nutrición y al desarrollo de la planta, también desempeñan un papel relevante como alimento para animales y medicina para el humano.

Savia de abedul
La savia de abedul se obtiene de los árboles del género Betula a principios de la primavera. Suele consumirse sola, pero también se emplea en la fabricación de hidromiel, jarabe, cerveza y vino.

Su composición incluye sales minerales, glucosa y fructosa. Principalmente, aporta manganeso, magnesio, calcio y zinc.

Se destaca por sus cualidades antioxidantes, antiinflamatorias y antitumorales, atribuidas en gran medida a su contenido de betulina. Como lo señala una revisión en European Journal of Pharmaceutical Sciences , este compuesto vegetal se transforma en el cuerpo en ácido betulínico, lo que deriva las propiedades farmacológicas.

Entre otras cosas, y coincidiendo con una investigación en Environmental and Experimental Biology, se aprovecha con fines cosméticos debido a sus beneficios para la piel. Se asocia con la estimulación del colágeno, con efectos hidratantes y con la prevención del envejecimiento prematuro.

No se recomienda el uso o el consumo de savia de abedul en personas con historial de alergia al polen. Además, debido a su alta concentración de manganeso, debe ser evitada por pacientes con insuficiente hepática.

Savia de agave
La savia de agave también se conoce en el mercado como «néctar de agave». Se trata de una savia azucarada que se obtiene mediante el prensado de las hojas de la planta de nombre científico Agave americana, misma de la que se obtiene el tequila.

Esta sustancia se caracteriza por su alta concentración de azúcares. Pese a esto, se cataloga como un alimento de bajo índice glucémico (IG), ya que se compone principalmente de fructosa, mientras que su contenido de glucosa es bajo.

Una investigación compartida en British Journal of Nutrition determinó que los fructanos —una fibra saludable contenida en esta sustancia— ejercen efectos positivos sobre el metabolismo y la insulina. No obstante, cuando la savia se somete al calor, esta fibra suele descomponerse.

Debido a ello, su uso como edulcorante natural ha estado en el ojo del huracán. Y es que mientras que la glucosa puede ser metabolizada por cada célula del cuerpo, la fructosa solo se metaboliza en el hígado. En cantidades excesivas, sobrecarga este órgano y puede derivar en trastornos como el hígado graso.

Pese a sus posibles propiedades medicinales, el consumo de savia de agave debe ser puntual y moderado. Una ingesta excesiva puede afectar la salud metabólica y, sobre todo, el funcionamiento hepático. Además, en exceso deriva en efectos indeseados como las náuseas, el malestar estomacal y la diarrea.

Savia de pino
La savia de pino es un fluido pegajoso que se compone de agua, sales minerales, azúcares y polifenoles. Durante el proceso de fotosíntesis de los pinos se producen hidratos de carbono que se convierten en almidón y luego en azúcar.

Dicha azúcar se combina con los fluidos de la savia, lo que da como resultado una «savia elaborada» que también puede llamarse resina o brea. Su función natural es la de proteger el árbol de pino y contribuir a su sano desarrollo. Además, lo ayuda a conservar energía en las temporadas de calor.

En cuanto a sus aplicaciones medicinales, esta sustancia se aprovecha como coadyuvante en el tratamiento de heridas superficiales, quemaduras y problemas de la piel. Eso sí, no debe aplicarse directamente, sino a través de ungüentos o cremas que lo contengan.

Por lo general, la savia de pino se incluye en productos de uso tópico y suele ser bien tolerada. Aun así, se recomienda hacer primero una prueba de parche para descartar posibles reacciones alérgicas. Esto consiste en aplicar una pequeña cantidad del producto en una zona de la piel y observar la reacción.

Si pasadas algunas horas no hay enrojecimiento, erupciones o irritación, puede emplearse sin problema. No se recomienda durante el embarazo, la lactancia, en niños pequeños o personas con enfermedades renales.

Savia de lechosa 
Cuando la lechosa está verde, exuda una savia lechosa, de textura pegajosa, que se caracteriza por su concentración de enzimas como la papaína y la quimiopapaína. A menudo, estas sustancias se asocian con beneficios medicinales.

En una revisión divulgada en International Journal of Food Properties se detalla que esta savia se usa como complemento para calmar la dispepsia, las infecciones parasitarias, la diarrea, las hemorroides y la tos ferina. Asimismo, a nivel externo resulta útil para calmar quemaduras y escaldaduras.

Su forma segura de consumo o uso es mediante suplementos o ungüentos que la tengan entre sus componentes. Ingerirla directamente de la lechoza verde puede causar irritación y daños en el esófago.

Esta savia no debe ser utilizada por personas con antecedentes de alergia al látex o a la papaína. Se debe evitar su consumo durante el embarazo, la lactancia y en niños pequeños.

Savia de arce
La savia de arce se obtiene en gran medida del arce azucarero (Acer saccarum). A partir de esta sustancia se hace el popular «jarabe de arce», que es un producto con múltiples aplicaciones culinarias y medicinales. En concreto, la savia se hierve hasta evaporar su agua, lo que resulta en una melaza espesa y azucarada.

Al igual que otros endulzantes naturales, tiene un índice glucémico más bajo que el azúcar. Por eso, muchos creen que es un buen sustituto. Y aunque es cierto que proporciona minerales, antioxidantes y otros compuestos activos, su contenido de glucosa sigue siendo alto.

Dicho esto, su consumo también ha de ser moderado para prevenir problemas metabólicos. Se estima que 80 mililitros de jarabe de arce contiene 60 gramos de azúcar.

La savia de arce concentra polifenoles y minerales que se asocian con beneficios para la salud. Sin embargo, el jarabe obtenido de su evaporación es muy alto en azúcar y puede conllevar alteraciones metabólicas a mediano y largo plazo.

Por lo anterior, es necesario romper la idea de que es un buen reemplazo para el azúcar tradicional. Si el objetivo es perder peso o mejorar la salud, lo mejor es no introducirlo en la dieta. Su consumo puntual y moderado es seguro.

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