Yerberito

Algunos remedios caseros para el hígado graso

Realizar una dieta adecuada también puede ayudar a que el hígado se recupere más rápido.
Por: Tua Saúde
jueves, 17 noviembre 2022
Cortesía | El té de fenogreco permite disminuir los valores de glucosa

La enfermedad de hígado graso es una afección en la cual se acumula exceso de grasa en este órgano del cuerpo.

Por lo general,  es un padecimiento silencioso con pocos o ningún síntoma.

Ciertas afecciones de salud, como la obesidad, el síndrome metabólico y la diabetes tipo 2, aumentan la probabilidad de desarrollar esta enfermedad.

Los médicos se basan en la historia del paciente, el examen físico y las pruebas del paciente para diagnosticar la enfermedad de hígado graso no alcohólica. Estos pueden usar análisis de sangre, pruebas de diagnóstico por imágenes y biopsia del hígado para diagnosticar y diferenciar entre hígado graso no relacionado con el alcohol o esteatohepatitis no alcohólica.

También es posible que el paciente pueda prevenir la enfermedad del hígado graso no alcohólica, ya sea el hígado graso no relacionado con el alcohol o la esteatohepatitis no alcohólica, si lleva una dieta saludable y mantiene un peso saludable. Si tiene este padecimiento, el médico podría recomendarle adelgazar y cambios en la dieta.

Algunos remedios caseros como el té verde, el té de alcachofa o el jugo de melón con menta pueden ayudar en el tratamiento del hígado graso, pues contribuyen a la disminución de los niveles de colesterol “malo” y de triglicéridos en la sangre, o protegen y regeneran las células del hígado, manteniéndolo saludable.

Estos remedios caseros, cuando son empleados de forma regular, ayudan a aliviar los síntomas típicos de hígado graso, como náuseas, vómitos o sensación de abdomen hinchado, por ejemplo.

Es importante tener en cuenta que los remedios caseros deben utilizarse solo para complementar el tratamiento indicado por el médico, el cual normalmente incluye el uso de medicamentos, una dieta balanceada con poca o ninguna cantidad de grasa y ejercicio físico regular.

Té verde
Algunos estudios demuestran que el té verde, conocido científicamente como Camellia sinensis, posee compuestos fenólicos en su composición, como la epigalocatequina, que tiene propiedades antioxidantes, ayudando a disminuir el colesterol malo y los triglicéridos, que pueden acumularse en el hígado y empeorar el grado de hígado graso.

El consumo de té verde puede ayudar a reducir las enzimas del hígado, ALT y AST, que normalmente se encuentran aumentadas cuando hay grasa en el hígado.

El té verde puede utilizarse en forma de tés, infusiones o extracto natural, y debe utilizarse bajo la orientación médica, ya que su uso en exceso puede causar efecto contrario y perjudicar el hígado.

Para preparar la infusión se necesita 1 cucharada (de té) de hojas de té verde o 1 bolsita de té verde y 1 taza de agua hirviendo.

Agregar las hojas o bolsita de té verde en la taza con agua hirviendo y dejar reposar durante 10 minutos. Colar o retirar la bolsita y beber a continuación. Este té puede consumirse de 3 a 4 veces al día o de acuerdo a la orientación del médico.

El té verde no debe ser consumido por niños, embarazadas o que estén lactando, ni por personas con insomnio, hipertiroidismo, gastritis o hipertensión arterial. Además, debido a que contiene cafeína se debe evitar tomar este té al final del día o en cantidades superiores a las recomendadas, ya que puede causar efectos colaterales como insomnio, irritación, sensación de ardor en el estómago, cansancio o palpitación en el corazón.

Las personas que sufren de hipertensión pueden consumir un máximo de 3 tazas de té verde por día, bajo la orientación de un médico, ya que el té puede interferir con el efecto de los medicamentos para el control de la presión arterial.

Té de cardo mariano
Un buen remedio casero para el hígado graso es el té de cardo mariano, cuyo nombre científico es Silybum marianum, ya que esta planta contiene propiedades astringentes, facilitando la digestión y estimulando el apetito, aliviando síntomas como pérdida de apetito, mareo y vómitos causados por esta enfermedad.

La preparación requiere de 2 cucharaditas de semillas de cardo mariano y 2 tazas de agua.

Coloque el agua a hervir y luego añada las semillas de cardo mariano. Deje reposar durante 15 minutos, cuele y beba 30 minutos antes de las comidas.

Jugo de melón y menta
La menta es una planta medicinal muy utilizada para tratar problemas digestivos, ya que posee sustancias amargas que ayudan a revitalizar la salud del hígado y de la vesícula, aliviando síntomas como mareos y la hinchazón abdominal.

Además de esto, cuando se añade el melón, resulta en un jugo muy refrescante y sabroso que puede sustituir el té, por ejemplo.

Los ingredientes para el jugo son ¼ de melón y 1 puñado de menta.

Añada los ingredientes en la licuadora y bata hasta obtener una mezcla homogénea y con pequeños trozos de menta. Si es necesario, añada un poco de agua para que el jugo quede un poco más líquido. Por último, beba el jugo recién preparado.

Té de fenogreco
El fenogreco, cuyo nombre científico es Trigonella foenum-graecum, contiene un aminoácido conocido como 4 -hidroxiisoleucina, que permite disminuir los valores de glucosa, colesterol y triglicéridos en la sangre. Por lo que es posible potenciar el efecto del tratamiento médico, aliviando más rápido los síntomas.

Basta con tener 25 gramos de semillas de fenogreco para hacer la preparación.

Pulverice las semillas en la licuadora o compre las semillas ya pulverizadas.

A continuación, añada en jugos, sopas o ensaladas a lo largo del día.

Esta planta no debe ser utilizada por embarazadas o durante el período de lactancia.

Té de albahaca con romero
El té de albahaca con romero es rico en ácido ursólico y ácido carnósico que tienen propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y antiadipogénicas, reduciendo la acumulación de grasa en el hígado.

Además, este té mejora la digestión y ayuda a reducir las náuseas, que son un síntoma que puede surgir en aquellos con hígado graso.

Con 10 hojas de albahaca, 1 cucharada de té de romero y 1 litro de agua hirviendo se prepara el té.

Agregar las hojas de albahaca y de romero en el agua hirviendo. Tapar y dejar reposar por 10 minutos. Colar y beber hasta 3 tazas al día.

Este té no debe tomarse durante el embarazo, lactancia o por niños menores de 12 años.

Té de jengibre, cacao y canela
Este té tiene propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que ayudan a reducir los daños causados por los radicales libres en la células del hígado, además de mejorar los niveles de las enzimas hepáticas ALT y AST, la resistencia a la insulina y reducir la acumulación de grasa en el hígado.

Para el té hay que tener 1 cm de raíz de jengibre cortada en rodajas o rallada, 1 pizca de canela en polvo, 1 pizca de cacao en polvo y 1 litro de agua hirviendo.

Colocar el agua para hervir y agregar el jengibre. Dejar hervir por 5 a 10 minutos. Retirar el jengibre de la taza y beber el té de 3 a 4 dosis divididos a lo largo del día. Otra opción para hacer el té es sustituir la raíz por 1 cucharada de té jengibre en polvo.

Este té no debe ser consumido por personas que utilizan medicamentos antihipertensivos, anticoagulantes o antidiabéticos, ya que puede aumentar el riesgo del efecto colateral de estos medicamentos o de sangrados.

Té de ajo con limón
El ajo posee alicina en su composición que tiene acción antioxidante y ayuda a reducir los niveles de colesterol malo y de triglicéridos, reduciendo así el riesgo de acumular grasa en el hígado.

3 dientes de ajo sin cáscara y cortados por la mitad, 1/2 taza de jugo de limón y 3 tazas de agua son los ingredientes para el té. Se puede tener miel para endulzar, pero esto es opcional.

Hervir el agua con ajo. Retirar del fuego y agregar el jugo del limón y miel. Retirar el ajo y servir a continuación.

El ajo posee un sabor fuerte, por lo que puede agregarse durante la preparación, media cucharada de té de jengibre en polvo o 1 cm de raíz de jengibre.

El jengibre puede potencializar el efecto del té de ajo, ya que también ayuda a reducir el colesterol malo. Sin embargo, no debe ser consumido por personas que utilizan anticoagulantes.

Té de alcachofa
El té de alcachofa es rico en antioxidantes, como cinarina y silimarina, que ayudan a proteger el hígado de daños causados por los radicales libres, además de estimular el crecimiento de nuevas células saludables en el hígado, lo cual puede ayudar a combatir la acumulación de grasa en el hígado.

1 litro de agua y 1 cucharadita de 5g a 6g de hojas secas de alcachofa basta para hacer el té.

Agregar las hojas de alcachofa en el agua hirviendo y dejar reposar durante 10 minutos. Colar y beber hasta 3 tazas de té al día, de 15 a 20 minutos antes de las comidas.

Té de ispágula
La cáscara de la planta ispágula, cuyo nombre científico es Plantago ovata, contiene propiedades que logran disminuir los niveles de colesterol de la sangre y controlar la cantidad de grasa en el cuerpo. De esta forma, evita el aumento de la grasa en el hígado, especialmente cuando está asociada a una alimentación equilibrada y a la práctica de actividad física.

Con unos 10 gramos de cáscara de ispágula y 1 taza de agua hirviendo se prepara el té.

Añada los ingredientes y deje reposar durante aproximadamente 10 minutos.

Después debe colarlo y beber por un máximo de 2 veces al día. Este té debe ser evitado por personas que sufren de estreñimiento o tiene algún problema inflamatorio intestinal como diverticulitis o enfermedad de Crohn, por ejemplo.

Realizar una dieta adecuada también puede ayudar a que el hígado se recupere más rápido.

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