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Sobreviviente de covid-19: Hay que pedir a Dios con fe y sinceridad

José Durán compartió su testimonio tras pasar más de 20 días hospitalizado en las carpas del área covid-19.
viernes, 16 julio 2021
Cortesía | Recordó la importancia de mantener los cuidados y medidas de bioseguridad porque “la covid-19 es real y mortal”

Tras pasar 23 días en el área covid-19, José Durán compartió su testimonio como paciente recuperado de la enfermedad e invitó a pedir a Dios con mucha fe.

El hombre de 66 años empezó a presentar tos seca y sentía “algo” en la garganta a finales de mayo. Días después comenzó a sentir como fatiga al hablar.

Durán visitó un Centro de Diagnóstico Integral, donde le tomaron una radiografía y le indicaron que se hiciera varios exámenes de laboratorio.

“(En la placa) Había partes blancas, negras muy pocas. A medida que iba pasando el tiempo, iba sintiendo más fatiga”, relató.

Como paciente diabético e hipertenso, sus hijos le recomendaron que fuera a varios especialistas para evaluar los resultados de los exámenes.

Visitó a una diabetóloga, quien le explicó que sus resultados estaban bien, que solo había unos valores alterados en la orina, pero iba a ser nivelado. Sus niveles de azúcar estaban altos, pero por causas emocionales y estrés.

Su siguiente cita médica sería con un urólogo, por lo cual tendría que transitar a través de una rampa, ruta que no pudo completar.

“Mi esposa y mi hija me agarran, me tenía que sentar. Empecé con los primeros síntomas, me estaba agitando mucho”, expresó.

Neumonía leve

Durán fue a una clínica y sus saturaciones estaban por debajo de 90. Al estar en reposo, logró subir a 93 y 94.

“Me revisaron la placa y me dijeron que tenía neumonía asociada a la covid-19. No era tan fuerte, era leve, pero la infección estaba empezando”, contó.

Explicó que fue remitido al Hospital Uyapar o a la carpa en Mundo de Sonrisas, situación que lo paralizó.

“Yo me puse como nervioso, pensar de que me voy a morir, voy a morir allá. Me venía a la mente que no iba a ver más a mi familia”, apuntó.

Sus hijos, quienes están algunos fuera del país, recomendaron trasladarlo a una clínica, pero el costo por hospitalización en el área covid-19 era muy elevado.

A pesar de sus síntomas y diagnóstico, Durán se mantenía con un ánimo muy positivo. A la carpa, lugar al que llegan los pacientes de covid-19, fue trasladado en silla de ruedas y con una bombona de oxígeno.

“Sí llevaba miedo y pensaba que iba a morir, en ese momento lo confirmé. Me dio como más pánico (…) Tengo dos patologías que no me ayudan, eso me daba más miedo”, confesó.

Le preguntaron su nombre y uno de los integrantes del personal médico le aseguró que regresaría con su familia. Durán relató que los otros pacientes que llegaban a la carpa tenían tos crónica, que les ocasionaba que se privaran.

Mencionó que cuando le quitaban el oxígeno era desesperante. En ese cubículo estuvo entre 10 y 12 días.

“Quería regresar”

Durán recordó que siempre le pedía a Dios a cada momento, además que el reloj biológico lo perdió, por lo cual no podía dormir bien.

Acotó que se dormía muy tarde en la noche y se despertaba de madrugada. Resaltó que le pedía perdón a Dios de corazón.

“Decía Dios mío, si he hecho algo malo, te pido perdón de corazón con todo este sentimiento adentro (…) Quería regresar, quería ver a mi familia, a mis nietos tomarlos de la mano, caminar, yo decía que me iba a perder de eso”, señaló.

El ciudadano de 66 años aprovechaba cuando se despertaba de madrugada para reflexionar, pensar en poder seguir y no rendirse. Otros pacientes se sentaban a oírlo hablar desde las dos o tres de la mañana.

Al día 14, le informaron que iba a ser cambiado a otro cubículo, para continuar su recuperación.

“Fue como si hubiesen prendido reflectores, que estaba mejor. Que placer de suspirar, una alegría”, relató Durán sobre la nueva habitación en la que estuvo con otras seis personas.

Empezó a recuperarse notablemente, se pudo afeitar y le retiraron el oxígeno. Le seguían haciendo chequeo constante e iba sintiendo los efectos diarios del tratamiento.

Durán resaltó que otros pacientes le pedían que siguiera hablando porque les ayudaba a sentir tranquilidad y contagiarlos de ánimo.

Sobre la atención médica para los pacientes de covid-19, mencionó que el personal encargado tiene ética profesional, vocación de servicio y calidad humana.

Sin secuelas

“Mi patología y mi condición era crítica. Dios me dio esa oportunidad, estaban pacientes ahí que tenían patologías que no resistieron, es un milagro”, afirmó Durán.

Destacó que no ha sentido secuelas, como otros pacientes con los que compartió en el área covid-19, quienes sí han tenido que consultar a especialistas.

Apuntó que el único cambio ha sido un aumento de apetito, por lo que recomendó a pacientes que estén atravesando por la enfermedad a no dejar de comer.

“Si no comes, te deshidratas y ahí es cuando el virus aprovecha de atacar. Es como un boxeador bueno que tira golpes por todos lados”, indicó.

Durán declaró que hay personas que con patologías similares a la suya no han logrado salvarse de la covid-19. “La gente comenta que es un milagro, Dios me ha dado esa fortaleza. Si él no está a mi lado, no lo hubiese logrado”, dijo.

Tener fe

El sexagenario admitió que al recibir el diagnóstico y ser remitido al área covid-19 sintió que iba a un sitio a morir, sin embargo señaló que es todo lo contrario.

“Las personas que están ahí es para recuperarse. Es difícil lo que se siente, entrar ahí, saber las estadísticas, no aquí nada más sino a nivel mundial, donde ha atacado a muchas personas, ahora yo estoy en la lista”, expresó.

Durán relató que uno de los doctores que lo atendía le preguntó que si creía en los milagros, porque le pidió a Dios con el corazón y lo estaba bendiciendo.

“Hay que pedirle a Dios con fe y sinceridad. Que Dios vea el sentimiento que uno tiene. Dado a eso me empezó a sacar, yo sentí un suspiro y de repente una alegría”, resaltó.

Invitó a otros pacientes de covid-19 a pedir a Dios con fe, amor y sentimiento que sale del corazón, para lograr volver a casa.

También aconsejó confiar en el personal médico encargado de atender los casos de covid-19, desde los que tienen síntomas leves hasta los más graves con la misma humildad.

“Que le pidan mucho a Dios con sentimiento, no por pedir, que sientan cuando le piden. Que confíen en las personas que están ahí, que todos trabajan de la misma manera”, apuntó.

Motivación

Durán explicó que la calidad humana del personal médico lo motivaron durante su recuperación del covid-19.

“Esas palabras nos motivaban a pararnos de las camas. Nos chocaban el puño, nos daban golpes en la espalda para ayudar a los pulmones, a todos, uno por uno, eso es bonito”, agregó.

Hizo un llamado a retribuir la labor del personal médico que batalla contra el covid-19 colaborando con insumos como protectores, guantes y trajes de bioseguridad.

Sobre la carpa, mencionó que es un lugar en el que nacen las sonrisas, un sitio en el que no todo es malo.

“Entré con una cara que no es la que tengo yo ahorita, no tenía fe, sentía que iba a morir ahí. Hay que quitarle esa parte negativa que se le ha dado, para que se acabe el miedo”, expresó.

Recordó la importancia de mantener los cuidados y medidas de bioseguridad porque “la covid-19 es real y mortal”.

Durán aseguró que hay que tomar con más seriedad la pandemia de covid-19 para cuidarse y no contagiar a familiares. “Muchos creen que es juego”, afirmó.

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