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Síndrome del nido vacío: Cuando los hijos se van de casa 

A la hora en que Jimmy Bou Hamdan, tomó la decisión de dejar su núcleo familiar para residenciarse en otro país, notó el cambio de humor de sus padres.
miércoles, 29 marzo 2023
Adultos mayores
Archivo PRIMICIA | No está especificada la relación directa entre el Síndrome del nido vacío y las enfermedades crónicas o degenerativas

Cuando un hijo toma la decisión de abandonar el hogar para afrontar una vida adulta, comienza un ciclo cargado de sufrimiento, soledad y hasta enfermedad para muchos de los progenitores, quienes experimentan una modificación de sus actividades habituales en su día a día.

El psicólogo clínico, Luis Urbano, lo define como el Síndrome del nido vacío. Es decir, aquella sensación de tristeza o vacío que se percibe siendo madre o padre en el momento que su hijo o hija se independiza del todo y se va a hacer su vida aparte.

A la hora en que Jimmy Bou Hamdan tomó la decisión de dejar su núcleo familiar para residenciarse en otro país, notó el cambio de humor de sus padres, “hubo esa sensación de pérdida; de luto en el sentido del desgano espiritual eso es un fallecimiento por la ausencia de los hijos”. Acota que a raíz de esto, su mamá lo llama todos los días.

Según Yamilet Pinto, psicóloga clínica, si el centro de la familia han sido los hijos y se han dejado de lado proyectos personales y/o de pareja, los cambios emocionales, mentales y físicos serán de gran impacto en la nueva forma de convivencia. 

“Muchos piensan que se trata de una etapa cargada de sufrimientos, soledad, enfermedad y dolor y no necesariamente tiene que ser así. Si bien es cierto, queda un silencio en el hogar y un espacio físico vacío, también es cierto que los proyectos personales, el proyecto de vida y la experiencia de darle vida a los nuevos sueños y cumplir un propósito mayor, pueden contrarrestar la añoranza y la tristeza con el entusiasmo, la motivación y las nuevas esperanzas de una nueva vida, llena de esperanzas, bienestar y alegría”, indica. 

¿Es más frecuente en los padres o en las madres? 

Por lo general, quien se ha quedado con los hijos es la madre, por lo que es más frecuente que quien quede sola en la mujer, quien se encuentra ante una nueva realidad y se pregunta ¿Ahora qué? ¿Qué hago a partir de ahora? 

Si se ha preparado para este momento, la vida fluirá llena de bienestar y con los cambios propios de la edad y de las nuevas condiciones de vida, asevera Pinto.

En este momento el autocuidado, es determinante para acompañar y superar esta etapa de cambios profundos. Cualquiera de los dos padres o si los dos quedan solos, necesitan cuidar: La higiene del sueño, porque quien cae en tristeza profunda y depresión, se le dificulta dormir; los hábitos alimenticios para evitar complicaciones en la salud física y si ya se registran diagnósticos de diabetes, hipertensión o cualquier otra enfermedad es fundamental que la nutrición sea cuidadosamente custodiada; la salud física, haciendo actividades que permitan mantener elevados niveles de energía. 

Dependiendo del estado de salud, puede caminar, correr, nadar, andar en bicicleta, hacer yoga, taichi, meditaciones, practicar arteterapia.

También proteger la salud mental. Asistir al psicólogo para ser orientado en el nuevo plan de vida y evitar o enfrentar la depresión, la soledad, la tristeza, la pérdida de interés o pérdida del sentido de vida.

Y, no menos importante, la salud espiritual, buscando una mayor conexión con su ser interior. Dándole valor a su propósito de vida, contribuir al bienestar de otros, educar en la fe, en la esperanza y en el amor al prójimo.

Las emociones 

La psicóloga Pinto asegura que todo depende de cómo se ha proyectado el “Ciclo Vital de la Familia”. 

“Todo cambio dentro de este ciclo deja algún tipo de duelo; como por ejemplo cuando se comienza con la maternidad. Muchas mujeres sienten que pierden libertad de acción, puesto que ahora su vida la ocupa un nuevo ser que requiere mucho de su atención. Si la maternidad, como fase propia del ciclo vital de la mujer, si ésta decide ser madre, es acompañada del rol del padre y juntos forman a este nuevo ser de manera deseada, comprometida, amorosamente, las emociones serán en equilibrio, gestionadas con inteligencia emocional y consciente de que por mucho que amemos a nuestros hijos éstos se irán a cumplir sus sueños, tal como lo hicimos nosotros”, explica.

La mejor manera de gestionar las emociones es antes de llegar al nido vacío y si no ocurre así, no pasa nada. 

“Se puede comenzar a gestar, desde la conciencia del cambio y la comprensión que esta es una etapa inevitable del Ciclo Vital de la Familia. Para lo cual es necesario asistir a terapia psicológica profesional”, comenta Pinto.

Para el psicólogo Urbano, la gestión de emociones es una técnica recomendable para los padres que fomenten la autonomía de los hijos a lo largo de los años, para que vivan un poco mejor este momento, “lo importante es no verlo como una pérdida sino como parte del proceso evolutivo de las personas”. 

Por ejemplo, Bou Hamdan ha percibido cambio de temperamento en su mamá, por ejemplo, ha visto que ha estado más agresiva, impulsiva y compulsiva a la hora de hablar con él.

“Sé que su temperamento es así, pero ahora es como cuando tienen la menopausia, que tienen ese cambio de humor, pero yo sé que el factor no es tanto eso (…) entonces, lo que percibo en ella es que el hijo que la ayuda no está, tienen ausencia de algo que la satisface en muchas áreas, que era la presencia de su hijo”, reflexiona.

¿Y los abuelitos? 

El Síndrome del nido vacío, por lo general lo viven personas de la tercera edad, mayores de 55 o 60 años, quienes ya han formado un hogar con hijos adultos, que parten del hogar. Muchos de ellos ya tienen nietos y con ellos hacen una conexión especial y al irse, pues también sentirán tristeza por ellos. Realmente, ese es su mayor sentir

“Un aspecto que no puede quedar de lado es el hecho de que en la actualidad el nido vacío se extiende a la migración, es decir, los hijos no solo se van de casa, sino que se van del país. En este caso el duelo es doble. De manera que las emociones son aún más fuertes. Tampoco se puede obviar el estado de salud y condiciones de vida en la que se encuentran, lo cual agudiza el cuadro. Por ejemplo, si se trata de personas jubiladas que no tienen recursos económicos para sostenerse, y además se van sus hijos y nietos, emocionalmente, se encuentran frente a emociones difíciles de manejar”, dice Yamilet Pinto.

Dejar a los padres solos no es tarea fácil tampoco para los hijos. De manera que ambos necesitan de herramientas para juntos sobrellevar esos nuevos cambios. En caso de que los síntomas (tristeza, ansiedad, irritabilidad) persistan de forma intensa y/o causen elevado malestar y deterioro en el funcionamiento cotidiano, será conveniente consultar con un especialista en psicología para poder afrontarlo.  

Muchos padres se deprimen al quedar el nido vacío, pero eso se puede trabajar con asistencia psicológica profesional y si fuera necesario con asistencia médica psiquiátrica.

¿Causa enfermedades crónicas?

No está especificada la relación directa entre el síndrome y las enfermedades crónicas o degenerativas, sin embargo, si se prolonga e intensifica el síntoma puede desencadenar irregularidades en la salud y la vida diaria, explica el especialista en psicología Luis Urbano. 

Programas de ayuda 

Dentro de los programas de ayuda, está  la reunión de padres que hayan pasado por una etapa similar podría ser un buen método de intercambiar opiniones y experiencias, “haciendo notar que no están solos y que es un proceso que lo viven la gran mayoría de padres”, agrega Urbano. 

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