Orlando Sifontes: Vivir y sentir la música a plenitud

La música es la vida entera de Orlando Sifontes. Luchador incansable de la cultura en Guayana, este perseverante hombre mantiene claro que se pueden abrir mentes e impactar conciencias a través del arte.

Dirige desde hace 20 años el Conservatorio de Educación Musical Integral (Cemi) “Rito Mantilla” y en la actualidad lleva la batuta del Banda Municipal de Caroní “Pedro Hernández”.

Ha compuesto más de 200 temas, es autor de la música del Himno del Municipio Roscio y profesor de la Universidad Nacional de las Artes “Unearte” (Caroní) en el área musical.

“La música es una herramienta para poder compartir, alumbrar el camino (a otros) y que se enrumbe hacia algunas cosas que quieran en su vida. No me considero músico como tal, sino me considero más docente que otra cosa y la música es esa herramienta que me permite lograr esos objetivos”, sostiene Sifontes.

En 2010 también fue cronista del municipio Caroní, pero el rol que más le entusiasma es el de enseñar. Hoy exploramos en la vida de Sifontes y su aporte al movimiento cultural.

Origen

Orlando Celestino Sifontes Rosillo nació el 26 de diciembre de 1958 en Barcelona, estado Anzoátegui. Es el segundo hijo de Dominga del Valle Rosillo y José Celestino Sifontes.

Sus primeros pasos fueron en su tierra natal, aunque luego, en busca de mejoras, la familia Sifontes-Rosillo se traslada a San Félix y es allí donde comienzan los recuerdos más vívidos de la infancia del maestro Orlando.

Rememora que cuando tenía 7 u 8 años, junto a su hermano Rafael (hoy gran músico y compositor reconocido en Ciudad Guayana) su madre los enviaba a participar en La Hora Feliz, un programa de talentos de Radio Puerto Ordaz, que lideraba Nolasco Guarisma Álvarez (+).

Rafael gozaba de un don natural para la música, pero el tímido Orlando, que aún estaba por descubrir esa inquietud y canalizarla, acudía para acompañar a su hermano. Pero sí, considera que ese fue su primer contacto con la música.

En ese programa compartió con niños que luego se convirtieron en grandes artistas como: Fernando Tousen, Luis Betermí, Yaisy Torres y Julio Navarro. Recuerda con cariño los actos escolares de primaria en los que fue poco a poco controlando el miedo escénico y compartiendo en actividades artísticas de música, teatro y danza.

Ya en etapa de secundaria pasó al Liceo Ramón Isidro Montes. Allí formó parte del Orfeón de la institución. En ese tiempo, fue la maestra María Elena Ramírez de Mora uno de sus mayores referentes de motivación, con quien concursó por primera vez en una competencia musical, de grupos de parranda, en Ciudad Bolívar.

Cuando tenía 14 años, Orlando Sifontes se integró a un grupo de parrandas que formó su hermano Rafael en Los Sabanales (Urb. Andrés Bello) en donde también conoce a Osdalys Rodríguez. Ese parrandón se mantuvo por varios años.

Fue precisamente Osdalys quien unos cuatro años más tarde le daría sus primeras clases de guitarra en el módulo de Los Sabanales, en donde se daban talleres promovidos por Desarrollo Humano de la Corporación Venezolana de Guayana (CVG). Culminó su curso y más adelante se incorporó como instructor de cuatro.

Se unió a un grupo de gaitas del Banco del Libro y más tarde sería parte del proyecto Bibliobús, para llevar servicio de uso de libros a las comunidades de menos recursos.

Con la comunidad

En 1979, se une a Tacidecfo en donde comparte con grandes trabajadores culturales, en ese entonces grandes soñadores del arte y hoy reconocidos en diversas disciplinas como: Mario Pereira, Federico Espina, Tamara Domínguez, Ramón Espina, Jesús Golindano, Osdalys Rodríguez y Adilia González, entre otros.

Tuvieron experiencias comunitarias maravillosas en las que escogían un sector y organizaban una gran jornada cultural en donde no faltaba la música, el teatro, los títeres y la danza.

Para los 80, por la referencia que ya tenían en el trabajo con la música y la comunidad, los hermanos Sifontes, Rafael y Orlando, fueron convocados para pertenecer al grupo de docentes del Centro de Acción Social Sidor de la UD 146.

Lograron un gran movimiento musical, festivales, la constitución de la estudiantina y proyectar el trabajo de los niños y jóvenes de las comunidades por 19 años. Allí conocería a Julieta Vas, quien años más tarde se convertiría en su esposa y madre de sus dos hijos: Juorland y Juorsi.

Etapa Cemi

Orlando siempre estuvo buscando a esos maestros que con paciencia e interés le enseñaran sobre música, con métodos teórico-prácticos balanceados y eso lo encontró con el maestro colombiano Rito Mantilla.

En 1983, leyó en la prensa que Fundec y la CVG promovía una capacitación con Mantilla: Seminario de Educación Musical y Taller de Organización y Dirección Coral. Quedó encantado con la enseñanza recibida y en su mente se abrieron mil posibilidades.

Cuatro años más tarde, consolidaría su formación con la llegada del Centro de Educación Musical Integral (Cemi) que trajo de vuelta a Guayana al profesor Rito y a su esposa Fanny González de Mantilla. Era lo que esperaba y no dudó en apuntarse porque aunque se desempeñaba como instructor musical desde hace mucho tiempo, necesitaba algunas respuestas en su formación que el Cemi vino a responder.

El Cemi lo conminó a formarse como músico académico desde cero. En 1988, propone al maestro Rito la creación de la Estudiantina Antonio Lauro. El crecimiento del Cemi fue acelerado, ya los alumnos pasaban de 200 y se tuvieron que improvisar clases en los pasillos del Centro Cívico a inicios de los 90.

El cambio de sede a la UD 104 (Urb. Antonio José de Sucre) en San Félix llegó en 1995. Un impacto fuerte tuvo pues la Junta de Padres y Representantes se opuso pero el cambio era inminente.

El Cemi como Conservatorio pasó a ser una asociación civil y empezó, con pocos recursos desde la sede de San Félix, no obstante, manteniendo la calidad que hasta hoy en día le caracteriza.

El Cemi ha significado grandes retos y vivencias para el profesor Sifontes pues a lo largo de estos años que asumió la dirección, tras el retorno a Colombia de los esposos Mantilla, ha tenido que sortear muchas trabas.

“Estoy satisfecho con lo que he alcanzado en mi carrera, sobre todo porque me ha permitido conocer mucha gente, me ha permitido, quizás, poner de manifiesto eso que quería hacer: impartir la enseñanza”, indica Sifontes.

Al maestro Orlando, quien luego se recibió como Licenciado en Educación (2008), se le conoce como un hombre creativo, observador, detallista, solidario, reservado y de carácter fuerte.

Su impronta también ha quedado en proyectos como el de las Brigadas Culturales, y educación musical en colegios como Iberoamericano, Monte Carmelo y Santísima Trinidad de Puerto Ordaz.

Lo que viene

Con el reto que trajo la pandemia de acelerar el paso a la formación a distancia, que ya venía trabajando el Cemi por contar con tantos profesionales de la música, egresados de sus aulas y que desde diferentes partes del mundo están decididos a seguir aportando a los estudiantes venezolanos, el profesor Sifontes asumió con gallardía y paciencia este paso.

“Siento que este trabajo que he hecho durante todo este tiempo va permitir que algunos, en algún momento, recuerden a esa persona que les pudo dar una orientación o consejo a tiempo y así, por supuesto, perduraré en el tiempo como tal. Esa sería la forma como quisiera que me recordaran como un libro abierto que pudo dar algunos consejos, plantear algunas situaciones para el desarrollo de los demás”, apunta el maestro.

Trabaja además en una autobiografía en donde revela esa relación cercana con la música y las distintas maneras en las que siempre ha estado en su vida.

Entre sus aspiraciones está el hecho de que las actividades culturales tanto formativas como recreativas puedan estar al alcance de la gente para cambiar sus vidas y que el apoyo a instituciones pioneras como el Cemi, no sea algo que se tenga que rogar, sino que se respeten los méritos.

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