La Búsqueda: La diosa inicia al peregrino
Para los Kogi la gente verdadera, los hijos amantes de la Diosa Madre, el masticar la hoja de coca extraída del poroporo tras ser tostada y molida es vivir en la ley de los ancestros, le dijo a Sintaná a Ruminawe.
-Cómo llegó el hayo a estas cordilleras: fue un don de Bunkuéiiji, el padre engendrado por la Diosa le pedían una alimento que les diera vigor y fortaleciera al cuerpo y el alma, el arbusto hoja sagrada estaba ahì desde el origen, veía con tristeza las jícaras vacías. Nuestra madre se transformó en venado, para evitar llamar la atención de los guardianes de las tierras donde abundaban las plantas de hayo. Al llegar al sembradío de las tierras medias, con sus cuernos desenterró varias plantas y se las llevó al padre, contento, las recogió mientras la madre sacudía su ornamenta, seleccionó las mejores estacas para que sus hijos la sembraran, entre la papa, la yuca, la malanga, el frijol y el plátano. La novena vez que bajo el venado, los guardianes comenzaron a sospechar cuando escasearon las hojas de hayo en sus arbustos cuando fueron a buscarla para tostarla, se escondieron en las siembras a la espera del intruso. Al ver aquel venado celestial, vigoroso, brillante, pudieron ver con su doble mirada la forma que se escondía tras la piel, la cegadora belleza de la Diosa. Uno de los guardianes lanzó un hechizo para despojarle de su disfraz y paralizarla, poseyó a la Diosa convirtiéndola en su mujer y a cambio le dio las mejores estacas para su hijos los Kogi. Por eso solo las mujeres pueden recoger las hojas como un homenaje a la Diosa, y los hombres solo pueden tostarlas y molerlas, para comerlas poco a poco.
Bunkuéiiji transformó a uno de sus hermanos en murciélago para buscar los caracoles que se queman y se muelen para meterlos en el popóro. Desde ese día hemos danzado, recitado, meditado durante noches sin que el sueño nos venza, aprendiendo los mitos, las oraciones y los rituales ancestrales.
Cuando la noche cierne su manto sobre la tierra media, nos adentramos en el mundo de los ancestros, en las raíces de la realidad para aprender las historias sagradas de cómo cada fragmento del universo tuvo su origen, y poder tratar con respeto sin romper las leyes de la madre.
Aún recuerdo, peregrino el día en que comencé a ser un hombre, cuando me encamine por la senda del saber. El Máma del poblado, decidió cuando debía recibir el popóro.
Durante meses me observó detenidamente, para ver si cumplía con la ley, si cuando iba de caza o pesca hacía los rituales ancestrales y solamente flechaba y pescaba solo lo que la familia necesitaba, y cosechamos solo lo que consumíamos.
Fui aprendiendo de él las historias de los ancestros, a pensar mientras tejía en el telar entre al tramar del hilo me hacía recitar el Màma los mitos, que memorizaba en el silencio del alma.
Al entretejer los hilos me adentraba en la historia de las nueve tierras que palpitan en el interior del huevo cósmico. Tuve que separarme de mi madre, no podía verla ni acercármele, debía rechazarla. El incesto es lo peor que puede pasarle a un Kogi.
Si llegaba a cometer alguna imprudencia, seguiría siendo un niño, no me impondrían mi nombre secreto. Entre nosotros ese es el mayor castigo, significa dejar de ser y transformarse en nada.
En un día gris cuando la niebla bajaba de los picos nevados y rodeaba la choza del Máma, Sintaná fue a buscar al peregrino y lo hizo entrar a la choza comunal. Al sentarse alrededor del fogón puso a arden hojas de frailejones y le pidió que aspirara el aroma. Sin darle tiempo para retirarse, le colocó cuatro hojas de hayo tostado entre uno de sus mejillas-le dijo-Chupa, y come el hayo, te dará sabiduría. Cuando el Mamo percibió que las tostadas hojas habían dejado de emanar su amarga savia, las extrajo y le colocó otras, mientras relataba las historias de cada una de las nueve tierras. Al acabarse la mezcla de hojas de hayo con cal, sacó de su mochila el poroporo que había usado cuando iba a ser iniciado. Todo lo que veía comenzó a tener un nuevo sentido, parecía hablarle estuvo a punto de echar a perder todo por su temor, la voz del Máma le hizo restablecer el equilibrio. En ese momento le puso el popóro entre las manos.
¡Nunca pierdas el equilibrio en la vida,
ni te dejes dominar por el hayo!
Te entregó el popóro de caracoles,
El será tu mujer, su orificio es la vagina,
y el palillo el pene.
Al terminar de hablar Ruminawe, le hizo perforar nueve veces el popóro con la rama pulida que tapaba el agujero de la jícara ritual, luego le introdujo los caracoles quemados y molidos.
-Peregrino, tienes el popóro, deberás hacer una choza y poner en la entrada ramas de hojas de hayo sin tostar, es el signo de aprendiz del saber de la madre. Junto a ti dormirá por nueve noches una viuda, imagen de Gaulchováng. Te enseñará los secretos del amor y el uso de la piedra circular, siempre deberás ponerla bajo la vulva de la mujer. Si el semen llegará a tocar la tierra, podría ocurrir un cataclismo cósmico.
Te podrás imaginar, peregrino, el terror que sentí cuando a mí me dijeron que tenía que hacer el amor con una viuda que creía pasada en años, pero no era así, muchos no soportan esta prueba de aprender hacer el amor como nos enseñó la Diosa y huyen.
¿Pero sabes?, con el tiempo le tomé mucho cariño, siempre me aconsejó amorosamente y la quise hasta que murió, fue muy bondadosa conmigo. Desde ese día pude llevar el popóro con orgullo.
Significaba que era alguien, podía conocer las leyes de los ancestros, el objetivo de nuestra existencia. Comprendes la importancia que tiene para un Kogi Màma tener el derecho de tener su popóro, por el tipo de la jícara sagrada sabrán si era un Màma o no.
Es el sentido del vivir, el hecho de que no lo llevaras significaba que debías ser iniciado, para empezar a ser alguien, y ninguna viuda querría iniciarte en los misterios de Gaulchováng, si eres un forastero ignorante de la ley deshonrarìas a la Diosa.
A tú llegar al poblado, las mujeres jóvenes decidían entre bromas y risas quien te iniciaría en los secretos de la Diosa, tras ser iniciado por quien se escogiera en el consejo de ancianos. Deberás enfrentar ese saber si deseas entrar a la casa ceremonial durante varias lunas, a pesar de ser un Karaí.
Eres un extraño para nosotros, pero yo, el Máma Sintaná, haré de ti un Kogi y quizás te conviertas en Màma. Ya empezaras a conocer los secretos de la Diosa Gaulchováng, tras ser iniciado por encarnación de la Diosa respetarás y amarás a cada mujer como si fuera sagrada, pues ellas son el cordón umbilical que te conecta con la madre, quizás llegues a conocer lo que nuestros hermanos menores se niegan a conocer por miedo: la sabiduría de la mujer.
Vivirás, Ruminawe, en una choza útero. Entrarás, para crecer acercándote a Mu, el bien, el amor; aprenderás manejar a Se, el mal, el odio, el cual no debes ignorar. Ruminawe se encontraba confundido, se sentía dividido en dos verdades.
La mujer elegida para iniciarlo fue la Saxa, una de las esposas más joven del Máma Sintaná, quien acaba de enviudar. Lo llegó a saber una tarde, cuando charlaban sobre sus experiencias entre los hombres de la selva. Bruscamente interrumpió la conversación Sintaná, dejándolo solo con Saxa, ella lo rozó suavemente mientras le decía, Veme bien, si no soy de tu agrado dilo, así no pasarás por la vergüenza de ser repudiado. No creas que te digo esto por vanidad, rechazar una mujer entre nosotros va contra la ley de la madre, los hombres que cometen este error mueren pronto para nacer nuevamente.
No pienso despreciarte ni a ti ni a la gran boa creadora, respondió Ruminawe te deseo como mujer y conocedora de los secretos de la madre. Espero con ansiedad tener el derecho a la entrada a la casa ceremonial durante todas las lunas que necesite. Esto para la mujer fue suficiente, y sabía que estaba ante el reto de hacer conocer a un hombre casto e ignorante de la sabiduría de la Diosa. Los curanderos de la selva y los hermanos menores, que a veces visitaban el poblado temían ese saber, porque era poderoso y despreciado por algunos hombres que irrespetaban a la Diosa.
La mirada de Saxa lo hechizó, la suave voz y el ligero cuerpo siempre descalzo y caminaba con mucha gracia como si temiera herir la tierra con sus pasos, eso le auguraban el conocimiento de un tipo de amor desconocido por él en su peregrinar. Por las mañanas, las mujeres salían con el sol a recoger las hojas de hayo y los frutos de la huerta, gustaban del pescado seco que intercambian en la costa.
Cerca de la choza de Ruminawe, vivía una pareja que acumulaba alimentos y metales preciosos. Contradiciendo la ley de la madre. Nadie en el poblado hubiera aceptado comer o tener vida social con esos herejes. Pero èl no estaba al tanto de esto y paso algunas tardes compartiendo los excesos de esa familia. Hasta que un día entró Santana a la choza y pidió hablar con Ruminawe, llevándolo respetuosamente fuera de la casa. Lo recriminó:
-No me avergüences como lo estás haciendo. En tu casa hay alimentos, y tú pareces, en lugar de un Karaí, un vulgar glotón. La ley de la madre es clara, ella dice: coman sólo lo necesario para cumplir con el deber de proteger a la humanidad, a sus hermanos menores que sólo piensan en poseer, acumular y guerrear. Tú no debes ir más a casa de aquellos que viven en función de lo que tienen enfrente, son incapaces te ver más allá, no poseen la doble mirada. La verdadera riqueza es el saber, eso lo deberías haber aprendido ¿No eres tú un peregrino? El conocimiento no se desgasta con el tiempo, al contrario se expande, da sentido al existir. Sembrar de más, es absurdo, sólo se cansa la tierra y, cazar por placer es una ofensa a la Diosa, y arriesgarse a matar al alma animal de uno de nosotros, por eso es contra la ley. Sin dudar se disculpó ante Sintaná, por su ignorancia de la ley de Gaulchováng, lo tomó del brazo y lo llevó a las afueras del poblado a un lugar donde se podían ver las nevadas montañas.
-Esto es la Tierra Media del Huevo Cósmico, ella encierra en su interior los ríos, las montañas, el cielo, el sol, la luna, las estrellas y el inframundo. Más allá del cielo hay cuatro tierras más, con diferentes dueños. Son tierras benignas. Hacía las profundidades existen otras cuatro tierras, oscuras y malignas llenas de monstruos y espíritus devoradores. La Tierra Media es el plano del equilibrio, entre el bien y el mal, el arriba y el abajo. Este equilibrio Ruminawe, se rompería si los Kogi dejáramos de cumplir la ley de la madre. Ese día las tinieblas oscurecerán el sol, los jaguares amarrados en profundas cuevas se liberarán buscando saciar su angustiante hambre de sangre, que no han probado desde los orígenes. Acabarán con la humanidad de la Tierra Media, será el fin. Los pilares vivientes perderán el equilibrio y el huevo cósmico caerá rompiéndose sobre el mar primigenio. Los Kogi cuando dan su espalda al deber cósmico, pensando sólo en sus deseos, son un peligro y una vergüenza para nosotros. Pero no podemos hacer nada contra ellos, porque la violencia nos está prohibida. Lo único que podemos hacer es encarnar cada vez con mayor devoción la ley de la madre en nuestras vidas. El soportar lo insoportable es una herida, pero nos ayuda a crecer al obligarnos a tolerar. Los viejos dicen que cuando llueve tormentosamente en lugar de enfurecernos debemos convertirnos en lluvia y cuando nos aqueja un dolor ser el dolor. La madre no puede renegar de sus hijos. Cuando te unas a Saxsa, se unirán en ustedes el Sol y la Luna, la vida y la muerte, el cuerpo y el espíritu… Esa unión dará estabilidad al cosmos. En la gruta de los ancestros, en cuyas paredes se encuentra atrapado el tiempo, podrás conocer los secretos de la creación y ver reflejado en su pozo tu verdadero ser. Sólo después de haber penetrado tus propios laberintos podrás tener uno de los bastones legados por Gauchováng a los Kogi.
Con los consejos y compañía de Saxa te podrás adentrar en la pequeña muerte. Durante nueve días y nueve noches no podrás dormir, sólo comerás raíces y amaras. Luego en las nueve noches siguientes un consejo de viejos sabios irá a charlar contigo. Examinarán tu vida y te preguntarán por los dominios de Inca y por las profecías de los hombres de la selva.
-Tras oír tus relatos, algunos Máma están preocupados, sólo hablan de signos de violencia. Se, parece ganar cada vez más terreno en la inestable tierra sobre Mu. Sentimos cerca el momento en que los jaguares romperán sus amarres, para devorar todo lo conocido. En los principios fueron expulsados a uno de los extremos de la Tierra Media. Cuando Se tome poder, se liberan, correrán sobre el agua hasta llegar al ombligo de la tierra.
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