Especiales

Industria automotriz con panorama incierto

Más de cinco marcas han cesado sus operaciones en el país y en Guayana se reinventan.
viernes, 03 mayo 2019
Concesionario de carros (Archivo PRIMICIA) automotriz
Cortesía | Resulta imposible para la mayoría comprar un carro en dólares

En Venezuela la compra y venta de carros, nuevos y usados, era una forma lucrativa de tener un negocio, para ello se consideraba el avance tecnológico en materia automotriz, los intereses de las personas y su capacidad adquisitiva, además de su ubicación geográfica, para poder lograr desarrollar nichos de mercados que pudieran generar rentabilidad a corto, mediano y hasta largo plazo.

De acuerdo con el último reporte -en el 2018- de la Cámara Automotriz de Venezuela (Cavenez) hasta hace diez años era posible para los concesionarios, representantes oficiales de las principales marcas de automóviles y algunos revendedores con capital individual, poder mantener esta forma de negocio por la oferta y la demanda. Sin embargo, las principales marcas de carros que operaban en el país han manifestado que es insostenible lograr cumplir con metas de negocio, por los diversos factores negativos que desde el punto de vista económico que inciden actualmente, además de la inestabilidad política que se vive que, a su criterio, son un riesgo para nuevas inversiones.

Para la fecha en el territorio nacional solo dos marcas de la industria automotriz están intentando retomar operaciones de forma “normal” (Toyota y Ford), con algunos acuerdos previos en materia de acceso a las divisas por parte del Estado venezolano; no obstante, su panorama se muestra incierto, según sus pronósticos para este año.

 

El sector

Cavenez, cuyo principal objetivo es “la representatividad de los legítimos intereses de la Industria Automotriz venezolana, ante entes oficiales y privados, con el pleno apoyo de sus afiliadas”, no ha podido llevar una gestión eficiente para sus agremiados debido a las condiciones que viven sus miembros, en su mayoría proveedores internacionales, ante el declive económico que están atravesando por el tema de divisas, según lo referido en su último reporte en abril del año pasado. Aunque esta organización mantiene relación directa con empresas y organismos, tanto nacionales como internacionales, intercambiando información y estadísticas inherentes a la actividad desarrollada por el sector, no ha podido cumplir su papel en los últimos cuatro años por las crisis que se está atravesando.

Desde esta organización exponen que la industria automotriz venezolana enfrenta una crisis que arrancó cuando comenzó la escasez de divisas, otorgadas solo por el Gobierno nacional. Desde entonces, la producción ha sido intermitente.

Enrique González, expresidente de esta cámara, expresó que “hay quienes esperan un mejor futuro para el sector, dado el beneficio que pudieran volver a aportar al país, e incrementarlo por medio de su capacidad de contratación y remuneración de factores productivos domésticos, en contraposición a la alternativa de la importación, dado al elevado nivel de desempleo formal y empleos precarios que hay en el país”.

Asimismo, afirma que este sector podría volver a contribuir con el Producto Interno Bruto nacional, cuyo valor no representa ni 60% de lo que fue hace un lustro, “dada la urgente necesidad de reducir la carga fiscal del Estado para financiar empleos públicos no productivos y mal remunerados”.

“Pero lamentablemente estamos ante un sector que languidece a pesar de la necesidad de mantener el parque automotor venezolano y la movilidad terrestre en el país, tanto de particulares, como del transporte de mercancía y el transporte público. La tasa de envejecimiento del mismo es alarmante, por la limitada incorporación marginal de nuevas unidades que mejoren el promedio ponderado de este ratio, ello sin contar el número de unidades paralizadas, que para algunas flotas de transporte supera 50%, aún cuando siguen siendo contabilizadas en las estadísticas”, declaró el e presidente de Cavenez. También expuso que durante el primer semestre del 2018, se comercializaron en el mercado automotriz venezolano “350 unidades en términos acumulados, de las cuales 349 resultaron de origen doméstico y la unidad restante de origen importado; este nivel acumulado de unidades contrasta con el de 665 reportadas en el mercado durante el primer trimestre de 2017, implicando una contracción de 47,4%”. Las unidades comercializadas en marzo de 2018 fueron 132 (todas de origen doméstico) que versus las 293 unidades de marzo de 2017, representan una disminución del 54,9%, concluyó.

De acuerdo con los reportes del 2018 de Cavenez, la comercialización fue liderada por la empresa Toyota de Venezuela con 82 unidades, seguida de Ford Motors de Venezuela con 40 y finalmente FCA Venezuela Llc con 10 unidades, en lo que fue el primer trimestre del 2018.

 

Sostenibilidad

Según la Cámara de Fabricantes Venezolanos de Productos Automotores (Favenpa) para octubre de 2018 en el país se ensambló un total de 824 unidades, lo que representó una caída de 48,9% en comparación a octubre de 2017.

A esto le suman que si no cambian las condiciones a corto plazo, el futuro inmediato es que la producción de vehículos en Venezuela prácticamente desaparecerá, pues solo existe una sola ensambladora (Toyota) que puede intentar mantenerse operativa hasta el cierre del 2019, revelaron a la revista Producto, en marzo del corriente.

Omar Bautista, presidente de Favenpa, informó hace un mes que el parque automotor del país cayó 45% durante el 2018 y que de acuerdo con las cifras de hace 10 años, el mercado de reposición de autos en Venezuela se redujo al menos 76%.

“El mercado de equipos originales que atiende a las ensambladores de vehículos para la incorporación nacional de partes automotrices, disminuyó 43% respecto al año pasado”, dijo Bautista, quien espera que las autoridades tomen las medidas necesarias para solucionar los problemas que afectan al sector.

Ante la crisis económica, que también afecta a este sector productivo, el inminente cierre técnico y operativo de algunas plantas y sucursales de ventas, también es otra de las situaciones que perjudica el negocio automotriz.

Es por ello que se hacen intentos de idear planes para solventar los problemas de producción en esta industria, mediante la venta de vehículos en divisas.
En Ciudad Guayana la realidad también se ha visto alterada pues la operatividad de los concesionarios que todavía quedan en la zona, de acuerdo a sus gerentes, se ha vuelto insostenible.

Aunque exista la meta de mantenerse en el mercado, las estimaciones que se manejan es que las ventas puedan caer al menos 25% al cierre del año. En la zona, Toyota, Chevrolet, Ford y Chrysler se han mantenido con la venta de carros a consignación, repuestos y servicios al parque automotor existente. Revelan que aunque exista competencia de pequeños comercializadores, hay pocos clientes.

Para lograr mantenerse en el mercado, tantos los grandes concesionarios como los revendedores, han acudido a negocios mixtos; es decir, realizar las gestiones que permitan trabajar con otras divisas ante la devaluación de la moneda nacional.

 

Controles olvidados

Aunado a todos los fenómenos que han pasado en los últimos años, se incorporan los controles nacionales que han sido ineficaces por parte del Gobierno nacional, como lo han hecho con otros productos, ya que se intentó regular el precio de los vehículos -sin éxito- según miembros de Cavenez en la ciudad.

En 2013 se establecieron precios, tabuladores y condiciones para los automotores, por lo que quienes compraban o vendían, debían colocar en el documento que presentaban en las notarías el precio regulado.

 

Esto, según gerentes de concesionarios de principales marcas en la zona y de automóviles de segunda mano, trajo un caos para las ventas y benefició al mercado negro.

El uso de redes sociales y de ciertos portales web de ventas de vehículos, hace compleja la posible fiscalización, según lo expuesto por algunos funcionarios a los gerentes de concesionarios. Para la fecha las notarías permiten que el monto por la venta de automóviles no tenga límites, pero solo en bolívares. “Ya no tenía sentido mantener la regulación”, dijo un funcionario en una notaría en Puerto Ordaz.

 

Toyota mantiene sus intentos de mantenerse operativa

 

Alternativas para la emergencia

La venta de carros -nuevos y usados- era un gran negocio hasta hace pocos años. Actualmente no lo es pues el mercado se ha dolarizado.

Resulta imposible para la mayoría de los ciudadanos comprar un carro en dólares, cuando deben satisfacer necesidades como alimentación, transporte y vivienda, expresa José Alvarado, antiguo revendedor de automóviles en la zona.

Los pedidos se hacen de acuerdo a la demandas y los principales consumidores son empresas de servicios o personas involucradas en el sector minero, en el caso muy particular de Ciudad Guayana.

Gerentes de los concesionarios de Toyota y Ford, detallan que previo acuerdo con el Ejecutivo nacional se permitió que sus marcas tengan unos precios reales de costos y que puedan ser comprados de una forma mixta.

Sin embargo, los tabuladores no son fijos, pues dependen de las marcas, su manera de gestionar el porcentaje de pago en dólares y la otra parte en bolívares.
En el caso de los revendedores, sus negocios varían dependiendo de la zona y el motivo de la venta, pues las migraciones son ahora la pauta para fijar los montos.

“Por ejemplo si en Caracas una persona que vende un Aveo automático 2009 cuatro puertas pide 3.500 dólares, otro en Barinas puede solicitar 2.300 por el mismo modelo con un kilometraje similar. El precio depende de la urgencia del vendedor en irse del país”, dijo Alvarado.

Igualmente detalla que aunque existan locales que manejen una plantilla atractiva de vehículos, por lo modelos y variedades, la mayoría son traídos con capital propio de algunos interesados, que cuentan con disposición de divisas.

 

Nuevas formas

El Ejecutivo Nacional en su Gaceta Oficial Nº 6.447 Extraordinaria, de fecha 8 de abril del año en curso resuelve que para fortalecer el motor automotriz autoriza a las personas naturales a importar sin fines comerciales vehículos nuevos o usados, sea cual fuese su uso o propósito. Sin embargo, explican que no están exentas al cumplimiento fiscal, aduanero y ambiental que corresponda.

 

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