Asperger: “No es una enfermedad, soy diferente”

Desde niño Alan notó que había algo diferente. Tenía dificultad para hacer amigos, para interactuar con otras chicas, pero su familia y él no sabían a qué se debía. Buscaron muchos diagnósticos, pero nadie supo decirles qué era.

Años después, en una fiesta a sus 24 años, un amigo psicólogo le dijo que tal vez podría tratarse de Asperger, por lo que acudió a otro psicólogo y un psiquiatra que confirmaron la teoría.

La psiquiatra Zinnia Ron es aclara que el Asperger es un Trastorno del Espectro Autista y el término actualizado es TEA leve. Mientras que, el psicólogo Evart Gurley detalla que la forma de llamar a esta población es, por ejemplo: Juan presenta trastorno del espectro autista.

Dificultad para socializar

Los comportamientos que lo diferencian de otros es principalmente su dificultad para socializar, “les cuesta comunicarse y fijar la mirada a la persona que habla”. Además, se caracterizan por aislarse y no comprender el lenguaje en parábola. “No entiende, es muy literal”, afirma Ron. Las normas sociales que son implícitas son difíciles de comprender, afirma Alan Beuret.

“Tienes que adivinar normas que todo el mundo sigue, pero no dicen, como mirarse a los ojos, nadie habla de eso, pero es una norma implícita. O cuando te piden opinión ¿te gusta mi vestido nuevo? o ¿qué opinas de mi trabajo?, hay una norma implícita de que no puedes ser honesto”, relata desde su experiencia.

Ron menciona que también son llamados neurodivergentes y adaptarse a la sociedad es complicado porque no tienen capacidad de filtrar las cosas. “Hablan de algo y lo sueltan sin ningún tipo de filtro, eso los diferencia”.

Para Alan, uno de sus mayores obstáculos ha sido el tema de la seducción que implica mucho adivinar si la otra persona corresponde; no obstante, reconoce que su personalidad también los hace muy curiosos, resolutivos, lógicos y racionales.

“Buscamos soluciones fuera de lo usual y si tenemos un interés específico y nos apasionamos por algo, ponemos energía en ese proyecto”, agrega.

Gurley como psicólogo añade que además de la dificultad para socializar, generalmente tienen ideas o intereses específicos hasta el punto de convertirse obsesivos, pueden ser rígidos de pensamiento y apegados a las normas, por lo que los cambios de rutina pueden generarle incomodidad, así como también los caracteriza la hipersensibilidad a distintos estímulos y patrones no comunes de expresión oral (lenguaje).

Dentro de esta hipersensibilidad sensorial, hay situaciones que generan una incomodidad marcada y eleva los niveles de ansiedad. Por ejemplo: ruidos fuertes, texturas en la comida, ropa, fobia a ciertos colores, entre otros.

“Las personas con ‘síndrome de Asperger’, suelen tener habilidades muy marcadas y sobresalir en muchos aspectos, muchos de ellos tienen un nivel de inteligencia y memoria superior a la media y cuando logran ser bien estimulados y desarrollan sus talentos, los resultados son excepcionales, sin embargo, también puede presentar baja tolerancia a la frustración y manejo inadecuado de sus emociones”, explica el psicólogo.

¿Qué puede hacer el entorno?

“Podemos realizar una anticipación que nos permita informar a la persona de las actividades, sitios o momentos que vamos a enfrentar. Por ejemplo: Juan, vamos a ir al centro comercial mañana en la tarde, recuerda que puede haber muchas personas y que puedes tener un espacio de tiempo para respirar un poco y salir de la multitud y luego podemos regresar, yo te acompaño y hablamos”, describe el psicólogo.

Gurley hace hincapié en que hay que darles su espacio y tiempo, escuchar sus puntos de vista, no imponer u obligarlos, pero sin dejar de estimular sus habilidades sociales.

La psiquiatra por su parte señala que lo más importante es aceptarlos y entender que tienen una situación o condición neurológica. “No son así porque ellos quieren, no rechazarlos, no estigmatizarlo”.

Insiste en que es necesario enseñar a la sociedad que este tipo de situación existe y es frecuente. “Aceptarlos, entender que tienen una situación o condición neurológica no son así porque ellos quieren no rechazarlos no estigmatizarlo”.

Sin embargo, a su vez es lo más complejo de ser TEA en la sociedad venezolana es precisamente: ser aceptados.

¿Qué hacer si sospecha de un diagnóstico TEA?

Lo más recomendable en estos casos es buscar un psicólogo o psiquiatra haga evaluación. Sin embargo, Ron admite que, en la zona, las alternativas son del sector privado.

Esto fue lo que hizo Constanza Castro León, en el 2021. En la universidad, un psicólogo le dijo a su hermana que acudiera a consulta y ella le siguió el consejo.

Allí confirmó algo que nunca sospechaba, pero que la hizo entenderse mejor a sí misma.

Reconoce que lo más difícil es socializar, “es como que no logro aprender un idioma que otras personas manejan a la perfección” y eso genera que no logra tener relaciones estables.

No obstante, ha hecho de esta situación una fortaleza, debido a que como actualmente estudia Educación, se ha dedicado a ayudar a otras personas acerca de esta condición.

Para ella, es imprescindible que, si hay alguna sospecha, acudan a hacerse un diagnóstico lo antes posible para adquirir las herramientas necesarias.

En el caso de Alan, su diagnóstico también llegó siendo adulto, pero le sirvió para relajarse y entender que no tenía culpa de nada, sino que era diferente.

Recomienda a las familias a no sobreproteger a los TEA, porque ese es el reflejo principal y desde su punto de vista es peligroso, porque no los deja adaptarse a la vida real.

Señala que esta condición tiene muchas ventajas y virtudes. “Yo no lo veo como una enfermedad o una debilidad, más bien es una diferencia, yo soy diferente, hay cosas que no manejo bien y otras que manejo mejor”.

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