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Corrado Gelardini: Artista de la llanura y su imaginario

En Roma su obra hiperrealista influenciada a su vez por el Bosco tenía mucha circulación.
viernes, 17 junio 2022
Cortesía | Las manzanas a su vez tiene una valencia que hace referencia al calentamiento global

Corrado Gelardini nació en Roma Italia, su padre tenía una galería donde hacía subastas de arte de obras que adquirió en sus continuos viajes por Europa, donde además de cuadros, vendían todo tipo de obras de arte.

El surrealista De Chirico que tenía el taller cerca de la galería del padre y la visitaba de vez en cuando y conversaba con el padre de Corrado, acostumbraba a tomar café en una cafetería de Roma, donde estaba abierto a conversar con los artistas jóvenes romanos, y Gelardini era uno de ellos, encuentros que fueron un aprendizaje y una gran inspiración para él, como es el surrealismo y la pintura metafísica que formaban de su día a día y del contexto familiar que lo rodea.

Estudió en la Escuela de Bellas Artes en Roma, tenía un espíritu aventurero y así conoció las islas del Caribe e incluso en una de ella fue extra en una película de piratas.

En Roma su obra hiperrealista influenciada a su vez por el Bosco tenía mucha circulación, y por los azares de la vida se radicó en Venezuela desde 1978 en Calabozo, en el estado Guárico, cuando lo visitó por primera vez quedó hechizado por la belleza natural de los llanos, la cultura llanera y su rica tradición oral, y entre fogatas nocturnas conversaban del legendario Páez, de Bóves, de Bolívar, de Guardajumo y de la mitología llanera, así conoció entre tazas de café negro y el cielo estrellado las historias del silbón, de la sayona, de las almas en pena que con el tiempo se transformaron en ensamblajes.

No dejó el artista su afición por la pintura, de la cual vivía en Roma y menos su pasión por la equitación por lo que creó una exitosa escuela ecuestre en Calabozo.

Su estética rompía con los paradigmas del arte en el interior de Venezuela, es ecléctico y postmoderno por tanto no tiene prejuicios al introducir en sus obras impresiones digitales, integradas a la pintura para crear un hiperrealismo expresionista y surrealista, que décadas atrás se llamó la “Nueva Figuración”, para definir un nuevo tipo de figuración que rompían con los temas y tendencias tradicionales de la figuración en Latinoamérica

Fue asiduo visitante de la curandera y santera de los llanos María Cabanerio y gran parte de los signos mágicos que pintaba en las paredes lo inspiraron para hacer sus: Comprendí su universo espiritual, la veía leer el tabaco, donde tenía su panteón de santos con las diversas cortes desde la independentista, la negra hasta la vikinga, y la visitaba frecuentemente para conocer el imaginario llanero”(Corrado Geraldini, 2022)

El artista percibe al mariscal Sucre, como un héroe y su visión se representa en su cuadro “El Mártir de Ayacucho, 2005” que para él caracterizaba a la épica de los caballeros de la mesa del rey Arturo, estos ensamblajes fueron expuesto en el Museo de Bellas Artes de Caracas Venezuela, 2011 en una retrospectiva. Lo sagrado se muestra en cada uno de ellos, en las atmósferas que crea, el tema y al incorporarles los símbolos que pintaba la santera de los llanos.

La fauna y flora, y la vida llanera lo hizo abandonar la capital cultural y espiritual de Guárico, para crear una finca en medio de los llanos, en la cercanía de Calabozo, donde se dedica a la cría de ganado, y a la agricultura.

Su obra actual es totalmente pictórica, creando un surrealismo esotérico, con fuertes reminiscencias místicas y ecológicas.

El tema de lo edénico está presente, al hacer convivir en sus cuadros jaguares con venados jugueteando para convertirse en símbolo de empatía y de la conducta animal.

De ahí la presencia en cuadros actuales del elefante, cruelmente cazado en las praderas de África por el marfil, o el gorilas que son especies en extinción por el humano placer de matar.

Los seres fantásticos que crea son metáforas, como ocurre con el camaleón que fuma a semejanza de ciertos seres humanos, que cambian su naturaleza miméticamente por la hipocresía y la indolencia.

Piezas como María Lionza, El Libertador son ensamblajes que fueron creados desde una perspectiva simbólica fusionada con el esoterismo popular, presente en el mundo espiritual y visual que rodea a los curanderos.

El ensamble como técnica y propuesta visual es una mezcla de elementos, al crearlos con materiales de desechos orgánicos e inorgánicos: conchas marinas, paletas de helado, monedas, elementos de bisutería y todo lo que consigue desechado en los espacios públicos ayudan a crear un impacto visual que conecta el espectador con su cotidianidad.

Al llegar a Venezuela a fines de los setenta lo que más le sorprendió entre las tendencias artísticas del país, fue el reto y desprejuicio estético de Miguel Von Dangel en parte gracias a estrecha relación que tuvo con el petareño Barbaro Rivas, que era irónico tanto en su manera de ser como de pintar.

Gelardini retomo esta dimensión tanto en su ironía como en su sentido simbólico, que caracterizó sus ensamblajes hasta el 2015, fecha en que decidió volver, a la pintura pura después que parte de esta obra fue expuesta en el Museo de Bellas Artes de Cumaná alejándose del ensamblaje y retornando a la pintura metafísica con climas esotéricos y surrealistas, intenta así tratar de confrontar al público ante una obra que rete su imaginación para que indague en el sentido de lo que ve en cada uno de sus cuadros.

Su madre vivió por años en la casa donde se hospedó el Barón Alexandre Von Humboldt en Calabozo y allí vivió cinco años, caserón donde estuvieron Humboldt y Bonpland al comienzo de 1800.

El científico y explorador estudio mucho no solo la fauna y flora, para el alemán fue muy importante el encuentro con Don Carlos del Pozo y Sucre que recolectaba tembladores, que generan electricidad y se quedó maravillado cuando el guariqueño le muestra el electróforo, una especie de transformador que funcionaba con la electricidad generada por el pez, cuando la electricidad empezaba hacerse conocida en Europa, como un entretenimiento y no se le veía las aplicaciones que le dieron Nikolas Tesla y Thomas Edison.

De ahí que Gelardini dedicara uno de sus ensamblajes al retrato del científico guariqueño, y pintara en esa época a su vez un cuadro de gran formato del Alexandre Von Humboldt al cual le llamó la atención en los charcos del Rastro en las cercanías del río Guárico los caimanes, relatos que describe en sus Viajes a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente Tomo I.

“Vivi cinco años en la casa de Humboldt, y en el imaginario hay episodios sobre esa casa y múltiples leyendas, y tuve experiencias paranormales en ese sitio, por tanto no solo son las creencias popular sino posiblemente mi subconsciente proyectó esas realidades metafísicas”, (Corrado Gelardini, 2022)

En las pinturas hay columnas, como elementos barrocos del arte romano, sintetizados y están vinculados a las mantuanas, y al axis mundo chamánico.

En su obra “Garza y Manzanas, 2022, la garza descendiendo de su vuelo, está plena de significaciones, así en el ángulo derecho hay un cubo de cristal transparente en cuyo interior ahí varias manzanas, fruto que tiene asociaciones bíblicas, al vincularse al Genesis al episodio en que Eva y Adán prueban del fruto prohibido, por las insinuaciones de la serpiente, representación del pecado y el mal, acción que enfurece a Dios que provoca la expulsión de la pareja primigenio del Edén al conocer la distinción entre el bien y el mal.

Las manzanas a su vez tiene una valencia que hace referencia al calentamiento global generado por nuestra concepción del Progreso y del crecimiento sin límites, al encerrarlas en un cubo de vidrio transparente.

Toda esta carga significativa se contextualiza entre elementos propios del llano como sus rojizos atardeceres que el artista acentúa para crear un clima tormentoso que parece incendiar la sabana, pues es este un universo, lleno de situaciones inverosímiles como el calor, los fuertes contrastes cromáticos, la diversidad de su fauna y flora que crean un cosmos de realidades contradictorias, sobre ello dirá Gelardini: “a mí me tragó el llano, como a Rómulo Gallegos”, ( Corrado Gelardini, 2022).

En la pintura “ Jirafa con Alas”, 2022 al ser representada tipo pegaso, se da entender que adquiere consciencia por las alas que vincula el artista al vuelo de la conciencia, junto a ella hay una forma angular ubicada a un extremo del cuadro, la obra se convierte así en un gatillo para la imaginación.

Algunos elementos que acompañan estas composiciones crean también un equilibrio visual además de sacro en el cuadro, que es una noción importante en su obra: la búsqueda del alma y la iluminación.

Es una clima pictórico metafísica lo que busca el artista en piezas como “Esperando al Genio”, 2020 tal como se evidencia en el el gorila, junto a una lámpara tipo Aladino, asociada a la magia de las mil y una noches, que expresa el anhelo de libertad, pues el gorila está encerrado en un zoológico para ser exhibido como una atracción de ahí que se vean las barras de la jaula y la lámpara representa su deseo de volver a las neblinosas montañas de África donde es originario.

Para el artista hacer cuadros hiperrealista es fácil, pues era la formas de vivir cuando estudiaba arte, obras tenían mucha circulación, volviendo a este estilo recientemente al hacer el retrato de Ho Chi Minh que al verlo el embajador de Vietnam se llenó de emoción en el acto protocolar en la Biblioteca Nacional con todos los embajadores del mundo, este cuadro que está hoy en el despacho de la presidencia en Hanoi, pero esa no es el objetivo del artista sino provocar reflexiones en el otro; como el pintura “Quetzal y jarrón”, 2020 donde esta mítica ave que en toda mesoamérica está asociada a Quetzalcoatl, kukulcan, la serpiente emplumada que trasciende su condición humana y se enfrenta a los dioses guerreros de los aztecas para convertirse en una estrella, y retornar en el año 1 acatl, 1 caña para triunfar sobre la visión místico guerrera de los guerreros aztecas, lo ilusorio de está visión se materializa al posarse en él milenario Jarrón Chino que se haría trizas con su peso, concepto que utiliza también el artista chino disidente Ai Wei Wei en sus primeros performance en china donde tira al suelo milenarios jarrones chinos, obra crítica que lo lleva al exilio en Alemania.

Un bodegón se troca así en una metáfora conceptual con clima crítico y a su vez metafísico, creando un silencioso grito de protesta entre un fondo rojo imperial, estamos ante momentos estéticos místicos, entre atmósferas silenciosas, tan cargada que se podrían cortar con un cuchillo, misterio de un acontecimiento a punto de revelarse, algo que las envuelve como un canto de sirena como diría Gelardini.

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