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Ciudad Guayana: A 60 años de la unión de lo pintoresco con un sueño industrial

Ciudadanos contaron cómo era la ciudad en sus inicios y en qué ha cambiado después de 60 años.
viernes, 02 julio 2021
Cortesía/Archivo PRIMICIA | El Caroní separa a San Félix de Puerto Ordaz

Ciudad Guayana cumple 60 años de su fundación. Es la unión de San Félix y Puerto Ordaz, enmarcadas con el río Caroní. Rómulo Betancourt, presidente de Venezuela para ese momento, fundó el 2 de julio de 1961 lo que es hoy Ciudad Guayana.

“La construcción se inició ese mismo año de acuerdo a planes que establecieron la mejor ubicación y distribución de los servicios en función de la vocación industrial de la zona”, expresó el cronista Américo Fernández en su blog.

En PRIMICIA contactamos a cuatro ciudadanos que conocieron a Ciudad Guayana desde sus inicios y expresaron detalles de esa época.

María Teresa Sánchez llegó a Ciudad Guayana en septiembre de 1974, con 20 años de edad. Estaba recién graduada como maestra para niños con dificultad en el aprendizaje, profesión que ahora es nombrada como psicopedagogía.

Dos meses antes había sido parte de la primera promoción de dicha carrera en Caracas, por lo cual les solicitaron a los egresados que se fueran al interior del país. Sánchez habría elegido Mérida o Puerto La Cruz como sus próximos destinos, pero en el Ministerio de Educación tachó sus elecciones y le asignó Puerto Ordaz.

“Tuve que irme a un mapa para identificar dónde quedaba, no tenía ni la menor idea”, confesó la educadora que llegó a Guayana junto a cuatro compañeras.

Tenían la misión de fundar el Instituto de Educación Especial, pero se encontraron con la sorpresa que debían empezar de cero: no tenían edificación. Iniciaron un recorrido barrio por barrio, Sánchez en una libreta que ella misma había elaborado iba haciendo un croquis de los sitios por donde iba pasando.

“Pateamos toda la ciudad, buscando niños con condiciones especiales y al mismo tiempo buscando sede para el instituto”, relató.

Les entregaron una sede de la junta comunal en La Unidad, cuatro paredes sin techo, en la que empezaron a diseñar cómo serían los baños, salones, el comedor y la cocina. Su plan era estar en Ciudad Guayana por un año y regresarse luego a Caracas para estudiar psicología, pero consiguió un proyecto que la enamoró muchísimo.

Sánchez empezó a trabajar en Dalla Costa, específicamente en Campo Rojo, junto a representantes del Banco del Libro para realizar labores en las comunidades. En esa experiencia también conoció a quien se convirtió en el padre de sus hijos.

La energía del Caroní

Sánchez contó que llegó a Ciudad Guayana un día a las 5:00 de la tarde, pasó frente al Parque Cachamay rumbo a San Félix y, aunque no pudo entrar, se impresionó con la cantidad de agua que fluía en el salto.

“Me quedé porque me enamoré de esta ciudad. Pasamos por el Cachamay y la energía del Caroní me enamoró”, expresó.

Acotó que su primer amor fue el Parque Cachamay, más adelante se radicó en Ciudad Guayana, donde tuvo dos hijos, después de que solo pensaba quedarse por un año. A Sánchez le encantó lo particular de la ciudad, el que estuvieran unidas por un río hermoso llamado Caroní.

Mencionó que en Puerto Ordaz todo estaba por diseñarse. Para ir a Caracas, tomaba un autobús de Expresos El Callao en la carrera El Palmar.

“Te sentabas en el autobús, arrancaba y cuando pasaba la CVG te acomodabas en el asiento porque ya ibas vía a Caracas. Ahora pasas la entrada a Sidor, es como decir que estamos dentro de la ciudad”, explicó.

Destacó que era una ciudad en la que se podía caminar, incluso en las noches, había tranquilidad y agua por tuberías. Junto a sus compañeras caminaba entre Puerto Ordaz y San Félix por un pasadizo ubicado debajo del puente.

Añadió que podía vivir la ciudad, ir a la Plaza de la CVG, disfrutar de actividades culturales en el Centro Cívico y en la Plaza Bolívar.

“San Félix era lo pintoresco del venezolano y Puerto Ordaz el sueño de la industria. Entre una ciudad que se desarrollaba, que se parecía mucho a una parte de Caracas y San Félix que era lo autóctono de Venezuela”, apuntó.

Sánchez siguió trabajando en el Instituto de Educación Especial hasta 1982, luego empezó a trabajar en un colegio. Entre 1989 y 1990 empezó a laborar en la Gobernación del estado Bolívar, coordinando escuelas, empleo que le permitió conocer otras zonas de la ciudad.

“Fue creciendo Ciudad Guayana, todo era monte, no había nada”, contó. Comentó que se hizo el Centro Comercial Zulia y era un sitio al que podía ir junto a sus hijos a caminar y disfrutar de la amplia variedad de juguetes en uno de sus locales.

Sánchez comentó que hacía sus compras en Cada y visitaba el mercado de Puerto Ordaz. En Unare solían comprar los trabajadores por la cercanía a las empresas básicas pero destacó que solo había como especie de campamentos.

La docente expresó que antes para ir al Parque La Llovizna debían atravesar San Félix y ahora se puede ir en 10 minutos. Resaltó que fue testigo del desarrollo de la ciudad, de ir saboreando ese crecimiento a lo largo de los años.

“San Félix y Puerto Ordaz están unidas por un hermoso río. Espero que mis hijos me incineren y me echen en la cascada de La Llovizna para ser parte de la energía del Caroní”, resaltó.

Servicios básicos

Rafael Díaz llegó a Ciudad Guayana procedente del estado Falcón entre 1977 y 1978. Se mudó para continuar sus estudios y luego ingresó a la Siderúrgica del Orinoco. Sobre la situación de la ciudad en esa época, mencionó que para ir o regresar de San Félix en horas pico era difícil porque solo había un puente sobre el Caroní.

Relató que los que vivían solos acostumbraban a comer a diario en los mercados, los cuales cerraban en días feriados.

“No había policía porque las empresas absorbieron a los trabajadores, era mejor ser trabajador que policía. No había delincuencia, uno andaba por todos esos barrios en San Félix”, declaró.

Contó que en San Félix había más cines que en Puerto Ordaz y que donde es ahora la Plaza Miranda, era un cementerio, sin embargo cuando él llegó, ya se habían paralizado los entierros.

De Puerto Ordaz le sorprendió que se construyeran cuatro canales en cada sentido en el Paseo Caroní, avenida a la que más adelante le quitarían dos canales. También resaltó que había muchos extranjeros, de todas partes del mundo, debido al auge de las empresas básicas.

Coromoto Duartes se mudó de Ciudad Bolívar a Ciudad Guayana en 1980, cuando empezó a trabajar en la Consultoría Jurídica del Inam, ubicado en el módulo de Los Sabanales.
“El centro de Puerto Ordaz era el centro de compras, era el boom. En Alta Vista solo estaba el Centro Comercial Zulia”, expresó.

Relató que se trasladaba de Villa Alianza a Vista al Sol en una especie de “van” y que en la ciudad todo funcionaba. “Ha avanzado urbanísticamente pero se ha retrasado en cuanto a los servicios. Siempre se había considerado a Ciudad Guayana como una ciudad muy limpia”, dijo.

Enamorado de Guayana

Evelio Lucero es caraqueño, criado en Maracaibo, y en 1964 decide mudarse a Ciudad Guayana en compañía de su primera esposa y su hija. Llegó a Ciudad Guayana a las tres de la mañana y le encantó el amanecer, ver como el sol empezaba a alumbrar las calles negritas con rayas blancas.

Mencionó que los jardines de las casas parecían campos de golf, no existían rejas ni cercas. Lucero llegó buscando trabajo en el área de seguridad, ya que tenía experiencia como bombero. También intentó conseguir empleo como dibujante.

Empezó a trabajar en el Foto Estudio Luciano, negocio que pudo comprar y en 1981 lo vendió para crear su propio foto estudio en el Paseo Rotario de Puerto Ordaz. “Lo que menos me imaginé es que tendría un estudio de fotografía, algo que había aprendido como aficionado y que ahora llevo 57 años trabajando”, relató.

Definió a Ciudad Guayana como una ciudad muy bonita, que nació de la unión de Puerto Ordaz y San Félix, que pertenecían a los municipios Heres y Piar, respectivamente. “Me convertí en novio de esta ciudad, siempre trato de hacer algo por esta ciudad”, mencionó Lucero.

Resaltó que en el Centro Cívico de Puerto Ordaz había de todo: cine, comisariato, oficinas de líneas aéreas, el único banco, sede de Correos de Venezuela. Enumeró sitios históricos como la Barbería Tony, la Farmacia Ordaz, la Mueblería Caracas y el comedor popular. Luego el club de la Orinoco Mining Company y la Iglesia Nuestra Señora de Fátima.

Lucero indicó que en San Félix está el poder obrero de la ciudad, gente trabajadora que a diario se levantaban temprano para esperar el transporte para ir a las empresas básicas.

“Ostentaban con todo el orgullo del mundo la ficha en el pecho. Los que tenían carro, dejaban los cascos en la parte trasera para que el resto de la gente los viera”, expresó.

Lucha por la ciudad

Lucero acotó que en Ciudad Guayana hoy en día hay tantas cosas que se tuvieron y ahora no se tienen, algunos parques, clubes, discotecas, restaurantes que pasaron a la historia.

Lamentó que la ciudad está tan maltratada que no cree que pueda ver el logro de que sea recuperada. “Mis hijos y nietos sí lo verán, hay mucha gente interesada”, dijo.

El fotógrafo apuntó que sigue luchando por Ciudad Guayana e invitó a seguir trabajando por la localidad y Venezuela.

Confesó que Ciudad Guayana le dio la satisfacción de trabajar, a través de la fotografía, con las empresas, personalidades y ciudadanos a través de su presencia en eventos especiales.

Relató que un locutor llamado Miguel Antonio Salazar le expresó que él es “para Guayana lo que Billo fue para Caracas”.

“Amo esta ciudad, le agradezco mucho a esta ciudad. El día que yo deje de existir, deseo que esparzan mis cenizas en el aire sobre el centro de Puerto Ordaz”, cerró.

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