Cristina Colichón: Tejiéndome
Un mito de mito origen señala que el cobre se gesta al caer los rayos del sol, en el interior de la tierra, tras cruzar las nubes henchidas de lluvia. Este simbolismo ancestral es recreado por Cristina Colichón, que a su vez asume del significado actual del cobre como conductor de electricidad. Enriqueciendo estas dimensiones en cada una de las obras, que usa este material.
En la serie Destejer, 2018, la artista deconstruye las piezas, al crear transparencias y opacidades, tejidas en un telar de lisos con hilos de algodón y cobre. Lo metálico genera resplandores solares y acuáticos, metáfora de los rostros de Huiracocha como deidad del agua, la lluvia, los fenómenos atmosféricos y lo solar, que se fusionan con lo telúrico, la luna y la fertilidad asociado al algodón como material estético y representados en la diosa Pachama.
“Huiracocha debe ser también despojado del manto con el que lo cubrió la literatura mítica después de la irrupción europea, pues al parecer se trata también del Dios del Agua. Su etimología favorece esta propuesta. En efecto cocha se traduce por laguna o mar, o por algo así como gran depósito del líquido vivificante”. (Kauffmann. Apu y Pachamama, supremos dioses del antiguo Perú: 2012, Nueva crónica 1, Enero, 2013)
Se materializa en la acción de tejer como una coincidencia de opuestos en la tensión entre urdimbre y trama, metáfora del proceso de individuación en el cual lo subconsciente aflora y se hace consciente. Dialéctica interior que se expresa en la tensión entre los brillos y la transparencia del tejido, y crear una doble dimensión al materializar las sombras en la superficie de la pared. Las franjas cromáticas del cobre contrastan con el algodón, y destacan el nudo, que se podrían asociar a los quipus, como sistema de comunicación contable e histórica de los incas, a través de una combinación de nudos, longitudes y colores; para ser leído por los Quipumayoc (maestro de los nudos), que a su vez se interrelacionan simbólicamente con los diseños y colores de los tocapus, (diseños geométricos y policromos enmarcados en cuadrados), los Keros (vasos ceremoniales de madera), textiles y de la cerámica. Diversos investigadores, plantean hipótesis de que podrían los quipus contener un sistema de comunicación que escondería no solo información vinculada a las matemáticas, sino un lenguaje que permitía transmitir relatos míticos e históricos. Este universo pleno de contenidos se encuentra presente en cada uno de estas piezas, pues el nudo junto a trama y la urdimbre, son la base del arte textil.
El lenguaje visual crea un clima neo-constructivista, en piezas e instalaciones como Skin weavin (Tejidos de piel), al fusionar el nylon con la foto-transparencia, convirtiéndolas en un caleidoscopio existencial. En estas obras el rectángulo propio de la fotografía y de los Tocapus adquiere presencia simbólica. Así, transmite a las piezas de esta serie un carácter conceptual, al permitir al otro imaginar la acción creativa, sugerida en la ambientación por el conjunto de foto-transparencias, que cual rompecabezas los recuadros forman al integrarse las manos de la artista. La memoria es asumida por la fotografía como una huella del tiempo, dimensión que es transmitida a la pieza al incorporar este recurso visual a la serie, y al tejerlas con nylon se crean transparencias y atmósferas creando climas lúdicos: Cristina Colichón convierte el textil en símbolo del tiempo al utilizar técnicas mixtas, y fusionar materiales textiles con lo fotográfico, lo escultórico y lo instalativo.
En el conjunto de piezas Destejiendo, 2011, una forma tradicional como lo es el poncho, o la manta se deconstruye. En una de las piezas, la abertura central, es el centro visual, usado tradicionalmente para cubrirse con esta indumentaria y, en otras obras al multiplicar y recrear este vacío, lo transforma en una vía para destejer logrando transmitir expresividad, rasgo acentuado por la monocromía. Alejándose de esta manera, de la indumentaria típica no sólo por los materiales sino, y por las formas que generan diversas lecturas al público. Estos rasgos enriquecen el lenguaje textil de la creadora. Manteniendo la esencia del arte textil contemporáneo al llenarlo de nuevas formas y significaciones, tal como se hace patente en la instalación Hilos de luz, 2014 donde las formas de los misteriosos y gigantescos textiles de metros creados por los incas, asumen a través de la horizontalidad, la transparencia, la cromática y los brillos, una estética posmoderna, al materializar metáforas de rayos de luz que poetizan el espacio pleno de femineidad, que nos hace repensar el origen cósmico de la humanidad.
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