Opinión

Venezuela y la IA

Ese mundo moderno al que me refiero entra en una nueva encrucijada, que empuja a decidir sobre la ligereza que ofrece la tecnología y la pesadez de la ocupación laboral.
lunes, 12 junio 2023

Mientras en Venezuela los políticos tratan de no devanarse los sesos para crear un plan eficaz de distribución de combustible, en el mundo moderno, ese que ocurre allá en el siglo veintiuno y no en el siglo veinte donde nos quedamos estancados, relevan cada vez más actividades de rutina y de servicios en programas tecnológicos guiados por Inteligencia Artificial, como una forma de aliviar cargas y obligaciones humanas pero que dejarán sin dudas a millones de personas sin empleo.

Ese mundo moderno al que me refiero entra en una nueva encrucijada, que empuja a decidir sobre la ligereza que ofrece la tecnología y la pesadez de la ocupación laboral, tal como ocurrió con la revolución industrial en la que tocaba decidir entre la manufactura artesanal y la línea de ensamblaje, lo cual con el transcurrir de las décadas la historia inexorablemente daría su veredicto.

Situaciones que solo podrían plantearse en películas de ciencia ficción hoy son tangibles y más que eso, se afianzan con mayor rapidez de lo que pudimos imaginarnos en ese futuro distópico que predijo Hollywood, al punto que nos lleva a plantearnos desde lo jurídico los desafíos que enfrentaremos al instaurarse el acceso a esa tecnología como un derecho de quinta generación y por qué no de sexta generación también, entendida ésta como el derecho que tendrán no los humanos, sino esas tecnologías.

Lo anterior nos lleva reflexionar sobre qué tan cerca está Venezuela de enfrentarse a esos desafíos, que sin dudas se verán multiplicados en sus consecuencias debido a que atravesamos el pico histórico de desempleo y de informalidad, o acaso tendremos ventaja pues ya contamos con suficientes empleados desplazados, no por la tecnología, sino por el desempleo producto de la inflación y la falta de inversión y producción, los que seguramente ya estarán planificando emprendimientos fundados en las nuevas tecnologías.

Nos tocará esperar que nuevamente la historia de su veredicto.

El venezolano se ha caracterizado en las últimas décadas por ser versátil, la falta de oportunidades laborales de empleos formales ha movido a un universo interesante de jóvenes a aventurarse en campos de la tecnología, no son extrañas ya las noticias de venezolanos dando ejemplo de creatividad a través de aplicaciones funcionales que contribuyen con el desarrollo social, como por ejemplo las nacionales Ridery y Yummy y las internacionales Open English y Kavak, que hacen posible una mejor calidad de vida y contribuyen desde el sector privado al desarrollo de los derechos humanos.

Significa mucho para la humanidad que esas nuevas tecnologías contribuyan ciento por ciento a su desarrollo, paradójicamente la aplicación de éstas pone en riesgo uno de los Derechos Humanos fundamentales como lo es el Derecho al empleo, pues cada vez son más las personas desempleadas a causa de su proliferación.

La futura consolidación de derechos humanos de sexta generación como legislación de obligatorio cumplimiento y derivados de esa libertad de acceder a las tecnologías que satisfagan las necesidades humanas, nos sumerge en una gran paradoja, basado en el principio de progresividad y de irreversibilidad, el albedrío delegado en esas nuevas inteligencias sin los cuales no existirían pero que a su vez son necesarios para el provecho humano, nos fuerza a proteger sus derechos que por su naturaleza artificial dejan de ser humanos, estaremos entrando entonces en campos de Derechos Artificiales, Derechos de los no humanos.

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