Opinión

Venezuela, potencia turística

El turismo tendría que ser una "alternativa no petrolera", por los considerables ingresos de divisas que puede generar y la enorme cantidad de empleos que este sector produce. Para hacerlo realidad, debemos retomar el tema de la educación, reforma de algunas leyes, y emprendimientos de la refacción y construcción de las infraestructuras necesarias, relacionadas con esta industria
jueves, 06 abril 2023

España, con 47,5 millones de habitantes y México, con 126,7 millones, son, entre otros países, auténticas potencias turísticas.

En España, éste sector, durante el año 2022, se convirtió en la actividad económica que más contribuyó a la riqueza de ese país, con ingresos por más de 176.000 millones de wuros, es decir un 14,6 % del PIB; (Venezuela tiene un PIB de apenas 78.000 millones de dólares, casi todo, derivado del petróleo).

De igual manera, este país ibérico, empleó más de 2.100.000 trabajadores, es decir, 11.7 % de su fuerza laboral total. Por su parte, México con 127 millones de habitantes aproximadamente, tuvo ingresos provenientes del turismo, por el orden de los 190.000 millones de dólares, lo cual equivale a un 14,7 % de su PIB, mientras generaba unos 4.604.000 empleos.

Como podrá observarse, el turismo en ambos países, contribuye grandemente, y de manera determinante, con el bienestar de ambas naciones.

Los veraneantes extranjeros y también los nacionales, viajan por múltiples razones: Para disfrutar de las bellezas naturales, como playas, montañas y llanos; para conocer monumentos, disfrutar de parques, museos, asistir a eventos como los carnavales de Río, o las carreras de Fórmula 1, juegos de fútbol o de baseball.

Para conocer nuevas ciudades, disfrutar de conciertos, de buenos hoteles y posadas, de renombrados restaurantes, bares y cafés; lo hacen también para compenetrarse con la cultura de un país y su gente, o para asistir a conferencias y simposios, etc.

Lo cierto es que hoy en día, hay una enorme diversidad de destinos y propósitos turísticos alrededor del mundo y nuestro país, podría ser uno de ellos, por el carácter amigable de su gente y por poseer gran diversidad y muy especiales espacios.

Venezuela, además de flotar en un mar de petróleo y poseer muchas otras e importantes riquezas minerales, como hierro, carbón, oro, diamantes, coltán, níquel, rodio, estaño, etc., posee una geografía plural y hermosa, que nos define como país con “inmenso potencial para el viajero”.

Disponemos de una extensa y gallarda cordillera montañosa, salpicada de pequeños, pintorescos y muy atractivos pueblos, fértiles valles, extensa meseta (Gran Sabana), imponentes y caudalosos ríos y hasta modernos teleféricos.

Disfrutamos de delirantes saltos de agua como el Salto Angel, el Aponwao, Arapena y Kamá, entre muchos; muy altos unos (Salto Ángel), y caudalosos, sobrecogedores y de imponentes belleza, otros.

Tenemos impresionantes médanos, como los de Coro, que son un minúsculo desierto del Sahara, en las riberas del mar Caribe.

Disfrutamos de extensísimos llanos, zurcados por ríos imponentes, los cuales dan vida a una fecunda, atractiva y muy diversa fauna tropical, compuesta por caimanes del Orinoco, babas, chigüires, osos frontinos, lapas, cunaguaros, dantas, osos hormigueros, garzas, patos y cientos de otros animales silvestres.

El sur del país, por su parte, posee una selva amazónica exuberante, frondosa, densa, hoy ferozmente atacada por la minería ilegal.

Igualmente, tenemos a Uverito, bosque que alguna vez, fue el más grande del mundo sembrado por la mano del hombre, hoy, severamente agotado por los múltiples incendios sin control, la sobreexplotación, la falta de mantenimiento.

En cuanto a playas se refiere, de los 3.727 Kms. de costa caribeña y atlántica que posee Venezuela, unos 1.700 Kms., está compuesta de magníficas playas de arena, entre las que se destacan: el parque nacional Morrocoy y sus cayos, como Cayo Sombrero, Bahía de Cata, Choroní, el Litoral Guaireño (Catia la Mar, Macuto, Naiguatá, Los Caracas), seguimos con Arapito y playa Colorada, Mochima, playa Medina y el extraordinario parque nacional Los Roques, con aguas cristalinas y peces de colores, sin olvidar las bellas playas que posee la isla de Margarita y la Tortuga, por nombrar unos pocos de estos paradisíacos destinos insulares.

El delta del Orinoco es igualmente un extraordinario destino para los intrépidos viajeros, con múltiples caños, guardados por una frondosa vegetación tropical, fauna muy variada y paisajes sin igual.

En esta zona, abunda la pesca y existe multitud de aves, entre las que se destacan, loros y guacamayos. Caracas, la capital, por su parte, goza de un permanente clima primaveral, un energizante cerro El Ávila, una cultura culinaria internacional envidiable, con restaurantes para todos los gustos y a cual mejor.

Posee grandes y modernos hoteles y espléndidos centros comerciales, así como buenas salas de teatro, entre muchas otras bondades.

Estos son unos pocos, de los múltiples, variados, exuberantes y atractivos destinos turísticos de Venezuela.

Con estos antecedentes, cabe preguntarse: ¿Por qué teniendo todo este potencial turístico natural, extraordinario y diverso, no somos una potencia en éste ramo?

La primera razón tiene que ver con nuestra idiosincracia. La creencia de que somos un país pudiente, por la existencia y abundancia de tantas materias primas, lo cual nos ha convertido en personas altivas y displicentes, cuando se trata de prestar servicios al prójimo.

Ello ha desarrollado una cultura arrogante y de desconfianza que segrega lo foráneo y por tanto, al turista extranjero.

Por otra parte, la nación hizo grandes planes y cuantiosas inversiones en materia de infraestructuras y servicios, pero sólo unas pocas de ellas, tuvieron como objetivo, el sector turístico.

El Ince tuvo un inteligente programa de formación que nunca fue debidamente aprovechado. Ese fue un sector, jamás tomado en serio; teníamos muchos recursos y esa actividad económica no supimos, no quisimos o no pudimos explotarla.

Es doloroso evaluar el saldo que en materia de turismo tiene el país. Para nadie es un secreto el avanzado deterioro de la vialidad pública, la escasez de vuelos nacionales e internacionales, la exigua disponibilidad de combustible en la mayoría de las estaciones respectivas, la pobre prestación de servicios públicos en muchas ciudades del país (luz, agua, aseo urbano y sobremanera, telefonía celular e Internet).

La seguridad es otra gran barrera a la cual nos enfrentamos. Este aspecto tiene varias aristas: Unas relacionada con el pésimo servicio al turista, desde taxis, particularmente, en el interior del país hasta falta de servicio óptimo en hoteles y restaurantes; así como seguridad vial y servicios.

Venezuela tiene un gigantesco potencial turístico, por sus bellezas naturales y carácter de su gente, pero para desarrollarlo, primero, debemos mejorar el sistema de justicia y adecuar alguna de sus leyes a objeto de desarrollar un país que no infunda temor en el visitante extranjero.

Debemos regularizar el libre expendio de combustibles, y finalmente, adecuar nuestras infraestructuras a las necesidades del turismo. Sólo así estaremos preparados para desarrollar ese próspero sector de la economía, del que tantos países derivan grandes ventajas y beneficios.

“Los caminos nunca terminan y los faros jamás se apagan, las libertades siempre germinan a pesar de las espadas”. MGT

mgarciat84@gmail.com.

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