Venezolanos que vinieron de otras tierras
Los europeos que se atrevieron a cruzar el océano para llegar aquí a Venezuela a trabajar, a organizar su familia, a enseñarnos muchos oficios y a cruzar su sangre con la nuestra, en los años 1950, 1960, 1970 y aun en 1980, fueron muchos los italianos, españoles y portugueses, algunos ya con su familia y otros que llegaron a explorar y luego trasladaron a los que habían dejado a la espera, de ellos unos fueron más afortunados que otros, pero todos trabajadores incansables. Según estadísticas oficiales a Venezuela llegaron desde Portugal, en el año 1.950, 36.236 personas, en el año 1.960, 37.318 personas, en el año 1.970, 31.768 personas y en el año 1.980, 11.035. Venezuela, no dejaba de ser un país apetitoso para venir a trabajar o a invertir, en el año 1.953, por solamente poner un ejemplo, el ingreso anual per capita en Italia era de $307, en Alemania era de $482 y en Venezuela era de $530. Me voy a referir a uno de estos señores, amigo de confianza, de origen portugués, se trata de Aníbal Simoes Morgado, con su franca sonrisa y amabilidad que siempre practica, según sus propias palabras, él es fundado por sí mismo, de mente muy ágil, con pocos años de estudios, dice: “todo lo que soy y todo lo que tengo, se lo debo a Venezuela, muy especialmente a Guayana”. Para llegar a esta maravillosa tierra de Guayana, lo hicieron su hermano Manuel en el año 1955 y luego Anibal en el año 1957, pasando por Caracas, se embarcaron en un autobús de la línea Expresos de Oriente, dejando atrás a la capital venezolana, recorriendo 750 kilómetros aproximadamente hacia el sur del país, donde ya se vislumbraba un futuro inmediatamente exitoso, venían de Alveiro, (la Venecia de Portugal) la cual estaba bajo la férrea dictadura de Antonio de Oliveira Salazar. Una de las razones para emigrar, fue la muerte de sus padres y otras razones que no vale la pena referir. Cuando llegaron aquí, Ciudad Guayana no existía y Puerto Ordaz estaba recién fundada, solo había campamentos y algunos pequeños centros poblados, San Félix, El Roble, Puerto Ordaz y Matanzas, en este último lugar (Matanzas), fue donde vivieron los primeros años, compartiendo con otros paisanos que habían llegado antes, buscando un mejor mañana de pan y paz, y en sus mentes estaba una sola idea, trabajar y trabajar, para lograr ser algo en la vida. Anibal dice: “Siempre tuve un concepto de libertad muy personal, para mí era simple, mientras más dinero pudiese hacer, podía ser más libre de pensamiento y de acción”. Los Morgado fueron cuatro hermanos, tres varones y una hembra, pero solo Manuel y Anibal cruzaron el charco. A todas estas, después de arduos trabajos, diligenciar y cultivar amistades, poco a poco fueron armando como si fuese un rompecabezas, las diferentes empresas, con las cuales asegura Anibal, han construido el 80% de Ciudad Guayana, después de haber sido fundada el 2 de julio de 1961, cumpliendo con la convicción de haber tomado la dirección correcta, con vocación de servicio. En Matanzas llegaron a trabajar de lunes a sábado, desde las seis de la mañana, hasta las seis de la tarde y los domingos desde las seis de la mañana hasta la una de la tarde. Cuenta nuestro personaje que aprendió a hablar primero el italiano, antes que el español, “ porque mi desarrollo en Puerto Ordaz se lo debo la colonia italiana, fueron los Barsanti, Dellacqua y otros quienes me enseñaron y ayudaron a formarme como empresario y me dieron herramientas”. Es innumerable el listado de las obras donde han estado presente las empresas Morgado, a continuación hago referencia de algunas de ellas: Puente Angostura en Ciudad Bolívar, Puente Rafael Urdaneta en Maracaibo, Distribuidor La Araña en Caracas, Autopista Tejerías Caracas, Represa de Guri, Av, Boyacá, las vías que conducen desde Ciudad Bolívar hasta Santa Elena de Uairen, la vía Ciudad Bolívar-Caicara-Los Pijiguaos, las represas de Macagua y Caruachi, Sidor, Ferrominera, Alcasa, Venalum, Interalumina, Proforca, Remorca, Bauxiven, estadios, edificios, hospitales, etc, esta lista es interminable, no creo que estos jóvenes (Manuel y Anibal) se pudieron imaginar todo esto cuando salieron de su país natal, llegaron trabajando como mano de obra NO calificada, terminaron convirtiéndose en grandes hombres de negocios, después de haber estado en sus inicios comiendo pasta alimenticia en el desayuno, almuerzo y cena, en la actualidad comenta Anibal que su plato preferido es el pabellón criollo. Son varias las empresas las que hoy día, engalana el apellido Morgado, no han dejado de trabajar, siempre personalmente al frente de todas las obras, mantienen un personal ejecutivo, técnico y obrero bien remunerado y contentos, nunca se han dejado atrapar por la arrogancia, ni se han envilecido por sus triunfos, manteniendo siempre una actitud de humildad.