Tú ya no tienes muchos años para vivir
Los seres humanos siempre viviremos con la interrogante sobre qué hay después de la vida tal como la conocemos.
Es el gran misterio que la mayoría aparenta plantearse de manera superficial pero que realmente preocupa y ocupa los pensamientos por tratarse de la más grande certeza, que al mismo tiempo muchos eluden y otros tantos pretenden cubrir bajo la dudosa sentencia de que será bienvenida dónde, cuándo y como sea que los alcance.
Cada etapa de la vida nos carga de conocimiento y nos asigna el grado de evolución que corresponde a las experiencias que paulatinamente vamos viviendo, hasta que el camino acaba mediante una de sus mil maneras de terminar, adonde se llega independientemente de la edad, pero -valga decirlo- dicha realidad no es igual para un niño que para un adulto porque mientras éste le roba tiempo a su vida dándole infinidad de vueltas al tema bajo la angustia del cómo y el cuándo morirá, un niño la goza bajo el manto protector de su inocencia y de la carencia de significado que para él tiene la muerte.
La vida es un camino efímero lleno de momentos entrelazados en múltiples experiencias y emociones.
En medio de las prisas y preocupaciones que la colman a menudo olvidamos que el tiempo es un recurso irremplazable, y cada día que pasa nos acerca un poco más al final de dicho viaje.
El filósofo chino Li Yutang, fallecido en 1976, expresó unas palabras que pueden servir de recordatorio de la fugacidad y la importancia de abrazar cada momento con gratitud y sabiduría, lo hizo bajo el título “Tú ya no tienes muchos años para vivir”.
El texto es el siguiente y gustosamente lo comparto con los lectores.
“Tú ya no tienes muchos años para vivir, y además no podrás llevarte nada cuando te vayas, por lo cual debes ser ahorrativo, pero sin sacrificar tu bienestar. Gasta el dinero que deba ser gastado, disfruta lo que deba ser disfrutado, y dona lo que te sea posible. No te preocupes por lo que pasará cuando te hayas ido, porque cuando te vuelvas polvo, no sentirás si te alaban o te critican, si te visitan al cementerio o te olvidan.
El tiempo para disfrutar la vida es este momento, y los bienes que tan difícilmente ganaste debes gozarlos. No te preocupes mucho por tus hijos, porque ellos tendrán su propio destino y encontrarán su propio camino. Cuida, en especial a tus nietos, ámalos, consiéntelos, y también trata de disfrutarlos mientras puedas. La vida debe tener más cosas que trabajar desde la cuna hasta la tumba. Despiértate diariamente a disfrutar un día más de vida sin peleas con nadie ni rencores.
No esperes mucho de tus hijos. Los hijos, aunque se preocupen por sus padres, también estarán continuamente ocupados con sus trabajos, sus compromisos y con su propia vida. Muchos hijos que no se preocupan de sus padres, pelearán por sus bienes aun cuando todavía estén vivos, y desearán que pronto dejen esta vida para poder heredar sus propiedades y riqueza. Si ya tienes 65 años o más, no intercambies tu salud por riqueza trabajando en exceso, ya que estarás cavando tu temprana sepultura.
De mil hectáreas sembradas de arroz, solo puedes consumir 1/2 taza diaria, y de mil mansiones, solo necesitas un espacio de 8 metros cuadrados para descansar en las noches, así que, si tienes alimento y algo de dinero para tus necesidades, no necesitas más. Trata de vivir feliz, pues solo tienes una vida. No te compares con otros midiendo tu fama, tu dinero o tu status social, o ufanándote por ver los hijos de quién tienen más éxito, y en lugar de eso, reta a tus hijos a que logren felicidad, salud, gozo, y calidad de vida.
Acepta las cosas que no puedes cambiar, pues si te preocupas demasiado, puedes estropear tu salud. Crea tu propio bienestar y encuentra tu propia felicidad, haciendo cosas que te diviertan y alegren diariamente. Un día sin felicidad, es un día que pierdes. Teniendo buen ánimo, la enfermedad se curará, pero teniendo un espíritu alegre, la enfermedad se curará más rápido, o nunca se acercará. Con buen carácter, adecuado ejercicio, alimentos sanos, y un consumo razonable de vitaminas y minerales, tendrás vida saludable y placentera.
Pero sobre todo, aprende a apreciar la bondad en todo, en la familia y amigos, pues ellos te harán sentir joven, reviviendo los buenos momentos, y los pasajes interesantes de tu vida. Dicen que, en la vida quien pierde el techo, gana las estrellas y así es. El tiempo y las oportunidades son como el agua de un río, que nunca podrás tocarla dos veces, porque ya pasó y nunca pasará de nuevo.
Aprovecha cada minuto de tu vida y no rechaces las oportunidades de conocer el mundo y disfrutar las cosas buenas de la vida, pues es posible que nunca se te vuelvan a presentar. Nunca te fijes en la apariencia, porque ésta cambia con el tiempo. No busques a la persona perfecta, porque ésta no existe. Busca si lo deseas, a alguien que te valore como persona, y si no la hallas, disfruta tu soledad que es mucho mejor que una mala compañía.
Cree en Dios, cualquiera que sea el concepto que tengas de él, y trata de gozar la vida que es muy corta, disfrutando la familia y los amigos, pues te irás tarde o temprano de este mundo, y nadie te dará las gracias. Que la salud y el bienestar te acompañen siempre”. (Fin de la cita).
Para todos sin excepción el tiempo avanza de manera inexorable, así que lo más sabio es que en lugar de vivir ansiosos por el mañana o aferrados al pasado creo que es mejor buscar un equilibrio entre nuestras necesidades y deseos, abrazar cada momento con gratitud viviendo con la certeza de que aunque el tiempo fluye incesante, la esencia de lo que somos perdura a través de nuestras acciones, elecciones y las impresiones que dejamos en nuestros semejantes.
Aprovechemos este instante para celebrar la vida y encontrar significado en cada respiración que nos la confirma.
viznel@hotmail.com
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