Opinión

Trabajadores: ¡Unidos por nuevas conquistas!

Necesitamos un nuevo modelo de liderazgo; uno forjado con valores, nacido a la luz del estudio y templado con arduo trabajo.
jueves, 29 abril 2021

Trabajadores: ¡Unámonos por la conquista de un mejor país! Los trabajadores de Guayana y de Venezuela, necesitamos trabarnos con inteligencia y firme voluntad, en una infinita lucha por lograr importantes y trascendentes objetivos.

El primero y fundamental, es volver a reorganizar los sindicatos, reestructurados esta vez, para que en su seno, germine la pasión por la esencia y verdadera razón de ser de este tipo de organización; también para que se cultive el afecto por la cultura, la democracia, la libertad y la justicia, y que de sus entrañas emerja igualmente, un abnegado sentido del deber por la acción, y la obtención de “logros con laureles”, de esos que resulten útiles y perdurables.

Finalmente, de allí debe salir el embrión supremo, ese que se da para cultivar una vehemente devoción por la integridad, por la rectitud y por la ética en general. Ya dijimos que necesitamos un nuevo modelo de liderazgo; uno fresco, forjado con valores, nacido a la luz del estudio y templado con arduo trabajo; queremos de él, sueños, conciencia, dinamismo y honradez.

Esta vez, el país necesita de una ejemplar función ductora en lo laboral y en otras áreas también; una que sea apremiante y acuciosa, que contribuya al resurgimiento de lo que queremos sea una nueva nación. Esta es la primera conquista a lograr.

Sabemos de las grandes vicisitudes de carácter cultural que se interponen para lograr estos resultados, pero sin ellos, no habrá cambios, ni prosperidad, ni sueños cumplidos… ¡No habrá éxito!

En segundo lugar, y ya con un sindicato consolidado, debemos los trabajadores, pedir con responsabilidad y determinación, que las empresas incautadas o nacionalizadas, vuelvan a manos de sus originales dueños; y aquellas que pertenezcan al Estado, sean privatizadas y/o reactivadas.

Es fundamental que las empresas del Estado, sean dirigidas por verdaderos y probados capitanes ilustres de la gerencia moderna y de la tecnología; líderes del desarrollo y visionarios de los tiempos por venir; gerentes que sean maestros de la tecnología, pero también del mercadeo, las finanzas y particularmente, avezados conductores del Talento Humano, que junto al capital, constituyen los dos pilares más importantes del mundo fabril.

Así es, como debe nacer esta nueva estructura y alianza sindico-empresarial, la cual está obligada a garantizar una paz laboral con justicia, con equidad, pero también, destinada a realizar ese mayúsculo esfuerzo mancomunado, que consiste en maximizar siempre la cultura y temperar su clima. El éxito será para todos y lo lograremos produciendo substancialmente más y mejor. Los dividendos de esta contienda, serán para nuestros hijos y para el futuro de la nación.

La administración y finanzas de toda empresa pública, deberá ser llevada con precisión y esmero y para ello, es esencial una contraloría colectiva, de denuncia responsable, en la cual, el sindicato tendrá una alta cuota de participación y responsabilidad.

La ingeniería, por su parte, deberá resolver no solo cuellos de botella, sino materializar la investigación y el progresivo crecimiento de la automatización y la productividad de la empresa; y la masa trabajadora, incluido su sindicato, deberá crecer de la mano de estos vanguardistas, disciplinadamente, contribuyendo a la transformación de esa organización.

Por su parte, las relaciones industriales (empresa-sindicato), deberán pactarse para el logro de un armónico clima laboral y la obtención de altos índices de productividad.

Como es lógico, la excelencia en esas relaciones obrero-patronales, solo podrá construirse, cuando el trabajador y sus genuinos representantes sindicales, hubieren adquirido elevados niveles de veteranía y madurez para así, convenir condiciones de desarrollo organizacional, personal, respeto, cooperación y beneficios, dignos y mutuos.

En estas circunstancias, resultará muy factible obtener altos niveles de calidad, de productividad y adecuados precios en un mercado que desea tu producto. Lo que no se entendería o lo que no se entiende, es por qué los salarios de los trabajadores en general, no están dolarizados, cuando todos los insumos y ventas, si lo estarían; esto afecta, incluso al Estado de hoy en día.

Para la buena marcha de la economía y la política, tanto ese Estado aludido anteriormente, como el sindicato y la empresa, deben coincidir en que debemos elaborar el mejor de los bienes, con estándares universales de cantidad producida, calidad y precios competitivos; también debemos estar de acuerdo en que las relaciones Empresa-Estado y Sindicato, deben ser armónicas y que cualquier desencuentro, se solventaría dialogando y en casos extremos, por vía de la mediación.

Así que, compañeros trabajadores, recapitulando: es muy importante que nos unamos:

1. Para estructurar sindicatos frescos y apolíticos, con líderes honestos y bien formados;

2. Para que vuelvan los empleos dignos y bien remunerados;

3. Para volver a producir con altos estándares de calidad y cada vez mayores cuotas o cantidad;

4. Para elevar los niveles de convivencia obrero-patronal, personal y política.

Nuestras acciones deberán estar dirigidas a hacer factible el futurismo o modernización y el desarrollo de una mejor sociedad en nuestro país.

Debemos facilitar estos objetivos con la participación activa de la nueva empresa, la que entiende su remozada función social; del restaurado Estado, el libre, democrático y justo, y del sindicato moderno, guerrero y de vanguardia.

¡Un país se hace grande con mucho estudio y más trabajo!

Nota: Nuestro país no podrá cambiar mientras nos dirija un gobierno populista y autoritario, y nosotros, los políticos, los empresarios, los educadores, los sindicalistas, los trabajadores y el pueblo en general, tampoco cambiaremos, porque para ello se impone desenmascarar los falsos valores que nos trajeron al precipicio; y porque los cambios, solo ocurren cuando despierta la conciencia y esta se estremece.

Esos cambios se dan cuando nos reconocemos en el espejo de aquellos otros sólidos, compactos e inexpugnable valores; los que son producto de un contrato social, por todos discutidos y aceptados; por esos, que entonces se convierten en los auténticos valores y objetivos.

Necesitamos despabilar y descubrir quiénes somos en realidad; requerimos un candente y universal debate público, para definir en qué o en quienes nos queremos o podemos convertir.

Para ello, sin embargo, hace falta que esa “conciencia” colectiva sea desnudada, exhibida y debatida públicamente. Lamentablemente, ese (el debate), es por ahora, el eslabón perdido.

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