Opinión

“Su Excelencia”

[…] Todos creemos que nuestra manera de ser, nuestra manera de vivir, nuestra manera de pensar y hasta nuestro modito de andar son los mejores; y el chaleco se lo tratamos de imponérselo a los demás y si no lo aceptan decimos que son unos tales y unos cuales y al ratito andamos a la greña.
lunes, 15 agosto 2022

Me ha tocado en suerte ser último orador, cosa que me alegra mucho porque, como quien dice, así me los agarro cansados. Sin embargo, sé que a pesar de la insignificancia de mi país que no tiene poderío militar, ni político, ni económico ni mucho menos atómico, todos ustedes esperan con interés mis palabras ya que de mi voto depende el triunfo de los Verdes o de los Colorados. Señores Representantes: Estamos pasando un momento crucial en que la humanidad se enfrenta a la misma humanidad. Estamos viviendo un momento histórico en que el hombre científica e intelectualmente es un gigante, pero moralmente es un pigmeo.

La opinión mundial está tan profundamente dividida en dos bandos aparentemente irreconciliables, que dado el singular caso, que queda en solo un voto. […] Y yo no votaré por ninguno de los dos bandos debido a tres razones: 
Primera, porque repito, que no sería justo que el solo voto de un representante, que a lo mejor está enfermo del hígado, decidiera el destino de cien naciones. Segunda, estoy convencido de que los procedimientos, repito, recalco, los procedimientos de los Colorados (Los países comunistas) son desastrosos (Voces de protesta de parte de los Colorados). ¡Y Tercera!… porque los procedimientos de los Verdes (Los Estados Unidos) tampoco son de lo más bondadoso que digamos (Ahora protestan los Verdes) Y si no se callan ya yo no sigo, y se van a quedar con la sensación de saber lo que tenía que decirles.

[…] Todos creemos que nuestra manera de ser, nuestra manera de vivir, nuestra manera de pensar y hasta nuestro modito de andar son los mejores; y el chaleco se lo tratamos de imponérselo a los demás y si no lo aceptan decimos que son unos tales y unos cuales y al ratito andamos a la greña.

[…] ¿Cómo podemos votar por un sistema que habla de dignidad y acto seguido atropella lo más sagrado de la dignidad humana que es la libertad de conciencia eliminando o pretendiendo eliminar a Dios por decreto?

[…] Yo estoy de acuerdo con ustedes en que debemos luchar por el bien colectivo e individual, en combatir la miseria y resolver los tremendos problemas de la vivienda, del vestido y del sustento. Pero en lo que no estoy de acuerdo con ustedes es la forma que ustedes pretenden resolver esos problemas, ustedes también han sucumbido ante el materialismo, se han olvidado de los más bellos valores del espíritu pensando sólo en el negocio, poco a poco se han ido convirtiendo en los acreedores de la humanidad y por eso la humanidad los ve con desconfianza.

[…] Señores representantes, hay otra razón más por la que no puedo dar mi voto: Hace exactamente veinticuatro horas que presenté mi renuncia como embajador de mi país, espero me sea aceptada. Consecuentemente no les he hablado a ustedes como Excelencia sino como un simple ciudadano, como un hombre libre, como un hombre cualquiera pero que, sin embargo, cree interpretar el máximo anhelo de todos los hombres de la tierra, el anhelo de vivir en paz, el anhelo de ser libre, el anhelo de legar a nuestros hijos y a los hijos de nuestros hijos un mundo mejor en el que reine la buena voluntad y la concordia. Y qué fácil sería, señores, lograr ese mundo mejor en que todos los hombres blancos, negros, amarillos y cobrizos, ricos y pobres pudiésemos vivir como hermanos.

Si no fuéramos tan ciegos, tan obcecados, tan orgullosos, si tan sólo rigiéramos nuestras vidas por las sublimes palabras, que hace dos mil años dijo aquel humilde carpintero de Galilea, sencillo, descalzo, sin frac ni condecoraciones: ¡Amaos…amaos los unos a los otros!, pero desgraciadamente ustedes entendieron mal, confundieron los términos, ¿y qué es lo que han hecho?, ¿qué es lo que hacen?: ¡Armaos los unos contra los otros! He dicho”.

Extractos del discurso de Su Excelencia el Embajador, ante la Asamblea Internacional (De la película “Su Excelencia” – 1966) Mario Moreno Cantinflas. 1966, México.

viznel@hotmail.com

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