Somos una amenaza inusual y extraordinaria
Barack Obama se fue y nos dejó calificados como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional de su país Estados Unidos.
Y yo me preguntaba en aquel tiempo, qué amenaza podemos ser nosotros para ese país, qué daño estaremos nosotros en capacidad de provocarle a ellos, qué peligro representamos para un monstruo donde su gente gasta más de treinta mil millones de dólares anuales en dietas para bajar de peso, mientras nosotros sobrevivimos a duras penas.
La grave situación por la que hoy transitamos es producto de una combinación de factores internos y externos del más variado tenor y contenido, una trama compleja generada por una sociedad que se ufana en autodefinirse como inteligente, honesta, solidaria, buena, trabajadora, religiosa, responsable, respetuosa, dicharachera y hasta feliz, pero que de hecho -doloroso reconocerlo- parece ser adicta a un combustible altamente corrosivo que urge desencriptarse del alma: El individualismo en todas sus modalidades.
A las pruebas me remito que jodernos unos a otros es un producto nacional hasta de exportación.
Bajo estos términos sí que somos una amenaza inusual y extraordinaria, capaz de causar daños irreversibles hasta la destrucción definitiva, pero de nosotros mismos, inusual porque no es común la muerte por suicidio, y extraordinaria porque en este caso el suicidio sería colectivo, bajo una triste apariencia de alegría que puede llegar a cubrirlo todo de forma lenta, casi imperceptible, pero segura e inexorable.
Allá Obama y los que le siguieron con su decreto, total él solo hace su trabajo en defensa de lo que ellos llaman libertad y de los caros intereses que ese país tiene diseminados en toda la maltratada redondez del globo, fundamentalmente por ser la fuerza militar más importante del mundo, no tanto por la cantidad de efectivos que tiene si no por los recursos en materia de inteligencia, tecnología, robótica, los drones, el estudio de las técnicas del enemigo, y tantos otros.
Ellos hablan de violación de derechos humanos y no hay gobierno en el mundo que le gane en este aspecto, baste con ver a sus generales quienes bajo el amparo de las estrellas de sus sombreros, catalogan la muerte de niños inocentes como simples daños colaterales.
Quizás valga comentar además –porque muchos ni se lo imaginan- sobre los campos de concentración que ellos han tenido en su territorio bajo el eufemístico nombre de Campos de Reubicación, que para los efectos prácticos, su uso es el mismo de los campos de concentración alemanes.
Barbarie y pecados que solo puede perdonar Dios
Por nuestra parte la tarea debe ser el fortalecimiento del orden interno a todo nivel, donde lo más importante (aunque suene ingenuo o romántico) sea el tema del diálogo entre los actores políticos, porque tal como en un hogar en el que cada quien jale para su lado sin importar la opinión del otro, donde nadie se reconozca ni se respete, en el que impere la desunión y donde las malas acciones y peores ejemplos sean el pan de cada día, allí la paz y la prosperidad jamás tendrán cabida, al contrario, con el tiempo sus miembros se irán debilitando entre sí, hasta convertirse en un fácil manjar para el tipo de depredadores que por caprichos, aberraciones o decretos convierten a países enteros en amenazas inusuales y extraordinarias para su seguridad nacional.
viznel@hotmail.com
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