Opinión

Ser padres: una misión de amor

El arte de ser familia.
jueves, 08 agosto 2019

La cruda realidad que afrontamos hoy en día como padres nos mantiene en un alerta constante, debido a los debates y exigencias de nuestra sociedad moderna, donde criar hijos emocionalmente equilibrados, resulta una tarea cada vez más difícil. Sin embargo, no podemos perder las esperanzas sea cual sea las circunstancias si es posible poder establecer y disfrutar con nuestros hijos una verdadera relación de amor.

Cualesquiera sean las situaciones que bordean a nuestras familias, a nuestra sociedad, sean cual sean los contratiempos que vivamos en el interior de nuestros hogares, lo más importante es no desenfocarnos de la necesidad máxima que presentan nuestros hijos, su necesidad de amor. Somos nosotros quienes tenemos la grandísima obligación y compromiso de mantener su tanque emocional con la medida y calidad necesaria para que ellos puedan vivenciar el inmenso e incondicional amor que por ellos sentimos.

Es necesario que papa y mama aprendan a diferenciar en cada hijo la auténtica manifestación de su necesidad de amor, recuerda que cada hijo tiene su propia personalidad, carácter y temperamento, en función de ello sus necesidades emocionales varían. Ciertamente las necesidades físicas, biológicas y materiales pueden resultar fáciles de identificar, reconocer y satisfacer que las emocionales y por lo general tenemos la tendencia a enfocarnos más ellas, sin embargo, este tipo de necesidades no generan acercamiento y conexión relacional con ellos, como lo hace el puente que construimos entre ellos y nosotros al satisfacer las emocionales.

La calidad y solidez del este puente relacional es responsabilidad única y exclusiva de los padres. Un niño con necesidades emocionales cubiertas se hará disponible a la guía y orientación de sus padres sin oposición, ya que ha podido internalizar el amor incondicional de sus padres hacia él.

En ocasiones como padres pensamos, sentimos que dar amor podría afectar el desarrollo integral de los hijos, hoy quiero aclararte, que si el amor incondicional que manifiestas a tus hijos es adecuado, con límites, normas y pautas saludables; con certeza te digo “No le haces daño”. Si por el contrario le suples con un amor inadecuado, por ejemplo, solo le haces sentir tu amor cuando ellos hacen, dicen o actúan como tú lo esperas, ellos aprenderán que el amor es ocasional y dañas su autoimagen, su auto concepto, por ende, su autoestima; y tendrán la tendencia a sentirse inseguros, desprotegidos, desconfiados lo que les impedirá tener autocontrol y alcanzar su madurez emocional que requieren para su vida adulta.

Los tanques emocionales de los hijos tienen capacidades distintas, nos es igual un niño de 2 -3 años a uno de 8, a un adolescente cada tanque tiene un octanaje y volumen de capacidad y el gran reto como padres es saber ver la diferencia y armar nuestra caja de herramientas para dar atención a la necesidad que se presente como se presente. Lo que sí es universal que debemos considerar que sean niños o adolescentes son seres dependientes, que necesitan, que están en proceso de aprendizaje y en medio de ese proceso cometerán errores y eso será pate también del aprendizaje.

Ratifico que la necesidad de amor de un hijo es la base de todas las necesidades inherentes y presentes en el, recibir amor y aprender a darlo, es el huerto de cultivo de un ser humano positivo, tolerante, comprensivo, solidario, respetuoso, compasivo, generoso, atento, sensible… hay niños o adolescentes, que requieren que su necesidad sea cubierta con un beso, un abrazo; otros lo integran en si mediante la palabra de refuerzo y la afirmación llena de dulzura; otros demanda estar contigo en un tiempo de calidad y proveerlos desde su sana demanda será nuestra misión. Satisfacer las necesidades de amor de un hijo no es una tarea fácil, y a medida que crece y llega la adolescencia se torna mucho más difícil, dado a los riesgos que la etapa misma trae consigo.

Pero si llegan a la adolescencia con su tanque emocional vacío será mucho más vulnerable a los problemas inherentes a la etapa misma. Los niños son, por encima de todo, seres emocionales y su comprensión del mundo es desde lo emocional. Niñ@s y adolescentes cubiertos en sus necesidades emocionales son seres prestos y abiertos a nuevas experiencias. Un ser sin amor es un moribundo emocional que puede llegar a ser un minusválido de por vida. Seamos como padres constructores de factores protectores que convaliden la vida de nuestros hijos y los hagan aptos para asumir cualquier reto como adultos.

 

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