Opinión

Sembrando futuro

La cultura, la educación y los modales, fueron los principales elementos que contribuyeron a moldear la idiosincrasia de nuestro país.
jueves, 16 julio 2020

“Moral y Luces”, decía nuestro Libertador, refiriéndose, primero, a la honorable conducta que debe asumir el ciudadano ante la vida; y luces, a la cultura que debemos atesorar para convertir, con la combinación de ambas, nuestra nación en un vergel.

La cultura, la educación y los modales, fueron los principales elementos que contribuyeron a moldear la idiosincrasia de nuestro país; esa, que como baúl gigante, atesora capítulos heroicos de nuestra historia, paisajes únicos de nuestra geografía y características sobresalientes y memorables de nuestras costumbres y folclore.

Sin embargo, en los últimos años, muchos de estos particulares, han sufrido un profundo y acelerado deterioro, y se impone para nuestra Patria, la obligada reconstrucción de la misma, con la resiembra del conocimiento y la recuperación de innumerables valores, como paso previo para el avance hacia el Primer Mundo.

Para ello, es imperativo, en primer lugar, desalojar a los usurpadores que hoy asfixian y degradan nuestra nación; ellos tendrán que ser reemplazados por distinguidos y honorables ciudadanos, amantes de la libertad y la justicia, emprendedores y con visión de futuro; Venezolanos que sientan la obligación de servir a su nación, con genuina honestidad, devoción y amor.

Lograda la salida de los ilegítimos, deberemos entonces, formular un gran Plan nacional, del cual formará parte, el perfil del ciudadano que la nación reclama.

Parte de ese ejercicio, consistirá en definir el contenido de los proyectos y programas políticos, económicos y sociales del país. Entre los varios objetivos a lograr, estará el forjar una patria robustecida, con gente aún más educada, culta y de buenos modales, es decir, una, diseñada para repotenciar y enaltecer al ciudadano del futuro.

Veamos la definición que damos aquí, a cada uno de esos términos.

1.- Cultura es un cúmulo de conocimientos, tradiciones, costumbres y creencias, adquiridas gracias al desarrollo de las facultades intelectuales, que otorga el estudio, el trabajo, la lectura y hasta el contacto con otros pueblos.

Nuestra cultura, por ejemplo, se enriqueció con la llegada a las Américas, del negro Africano y del blanco Europeo, en dos periodos distintos: durante la Colonia, como esclavos unos y conquistadores otros, y luego, durante los años 1950 y 1960, cuando estos Eurolatinos, llegaron nuevamente, esta vez como mano de obra especializada, para contribuir a la construcción y desarrollo, que para esa época, tomaba auge en Venezuela.

La lectura y el conocimiento de otros idiomas, son también factores de enriquecimiento de la cultura. Es la razón por la que los Japoneses están comenzando hoy, un novedoso programa, que inducirá a sus ciudadanos a leer unos 50 libros por año y aprender 3 o 4 idiomas.

2.-Por su parte, la educación tiene que ver con el proceso de formación, cuyo objetivo es desarrollar la potencialidad intelectual, afectiva y moral del individuo.

Lo intelectual es, dedicación al estudio de las ciencias y las letras con el respectivo análisis de la realidad y sus problemas. El aspecto afectivo de la educación, tiene que ver, entre otros, con la cohesión social, que en Venezuela, está muy desarrollada; y la tercera faceta de la educación, se refiere al componente moral, que tiene sus raíces en la verdad, la justicia, la ética y la razón, valores fundamentales e imprescindibles, para la creación de una sociedad moderna, prospera y libre.

3.- Por modales, nos referimos a ese conjunto de expresiones, actitudes, gestos y movimientos que utilizan los seres humanos para comunicarse entre si. Son formas armonizadas de respeto, amabilidad y cortesía en la interacción social; para ello se utiliza un lenguaje verbal y gestual, arrullado por un determinado nivel de desarrollo afectivo, que marca el tono, cuando la gente se saluda, se despide, manifiesta gratitud o pesar, solicita algún favor, felicita, pide disculpas, etc.

Los modales, se dice, son formados en el hogar y su origen, es milenario; se traspasan de padres a hijos. Sin embargo, el uso de ellos, en Venezuela, pasó por un acelerado proceso de deterioro, paralelo, simultáneo al que también sufrió, entre otras, la institución familiar y la del hogar, castigado por la indiferencia ciudadana, oficial y comunitaria, lo cual devino en inseguridad extrema, y así, se propició y acrecentó el delito, la corrupción, el tráfico de influencias, la paternidad/maternidad irresponsable y como consecuencia de todo ello, tuvimos un niño de la calle, abandonado, o criado por el hermano(a) mayor, los vecinos o en el mejor de los casos, la abuela, a quien no sabemos si calificar de héroe o cómplice de esa miseria moral e irresponsabilidad cívica.

Ese infame deterioro socio-económico y cultural, lo simboliza la buhardilla o barraca con pretensiones de vivienda familiar, y los R3, estructuras metálicas primarias, convertidas en escuelas, liceos y hasta en universidades.

Ellos fueron y aún son, los iniciales y precarios marcos de referencia para la mayoría de nuestros niños que conviven en una cultura de marginalidad y pobreza, con una deficiente educación y sin modales; son infantes, que cohabitan en comunidades o barrios insalubres y violentos, con padres ausentes y maestros filosóficamente extraviados y muy mal remunerados.

El resultado ya lo estamos experimentando: solo nos queda residuos de una pálida cultura, en estratos muy reducidos; modales casi desaparecidos, al punto de poderlos denominar “fantasmas”, y la Educación, por su parte, va como barco sin capitán, sin brújula y haciendo aguas.

Obvio es, que para recuperar el país, tendremos que recurrir nuevamente al libro de las ideas y los grandes sueños, a objeto de materializarlos, y así, apuntar hacia una Venezuela, moderna, desarrollada, productiva, próspera, de mayor justicia social, libre y democrática; pero ello, volvemos a insistir, solo se logrará, cuando retomemos “el sendero de sembrar el futuro”, es decir, de escalar hasta esos elevados y sólidos patrones de modales, educación y cultura.

Necesitamos, como decía nuestro Libertador, muchas Luces y aún más, mucha Moral.

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