Opinión

Semana en domingo

Guyana le está pidiendo a La Haya, que declare válido el Laudo Arbitral de París, de 1899, que despojó a Venezuela de la Guayana Esequiba.
domingo, 20 diciembre 2020

La Haya aceptó litigio del Esequibo
Tal como se esperaba que ocurriera, La Corte Internacional de Justicia de La Haya, órgano de Naciones Unidas, decidió que tiene jurisdicción para conocer el diferendo limítrofe entre Venezuela y Guyana, por el Territorio Esequibo.

Es una decisión contraria a los intereses de nuestro país, que plantea que ese tribunal carece de jurisdicción para decidir sobre el reclamo y que se trata de un problema que debe ser resuelto mediante la negociación entre las partes.

La sentencia expresa que ambos países en litigio habían aceptado, en el artículo 4, párrafo Dos, del Acuerdo de Ginebra del 17 de febrero de 1966, otorgarle autoridad al Secretario General de Naciones Unidas para elegir un medio de arreglo del diferendo, como la vía judicial, establecida en el Artículo 33 de la Carta de Naciones Unidas.

Guyana le está pidiendo a La Haya, que declare válido el Laudo Arbitral de París, de 1899, que despojó a Venezuela de la Guayana Esequiba.

Tan pronto se conoció esta decisión preliminar de La Haya, este viernes en la tarde, hubo una gran celebración en Guyana, considerando que está abierto el camino para que le otorguen la soberanía del Esequibo.

Varios destacados internacionalistas y expertos en derecho internacional, consideran que Guyana está pidiendo a la CIJ que se pronuncie sobre aspectos distintos del litigio fronterizo, como la protección de las empresas a las que le ha otorgado licencias de explotación en el Esequibo, algo que está totalmente fuera de la jurisdicción de esa Corte.

La Cancillería venezolana rechazó de inmediato la decisión preliminar de La Haya, reiterando que en consecuencia no reconocerá la sentencia que pudiera emitir, al mismo tiempo que se declara dispuesta a retomar las negociaciones directas entre ambas naciones para la solución amistosa del diferendo.

La Navidad
No es fácil, lo sé, pero tenemos que hacer un esfuerzo supremo para darle un respiro al espíritu y poder disfrutar de la Natividad de Jesús.

La Navidad es una fecha propicia para la reflexión, para sosegar el espíritu, tan maltratado por la crisis total que sufrimos.

Hay que hacer un esfuerzo para bloquear hasta donde podamos el efecto de los problemas, y permitirle la entrada a un airecito navideño. De lo contrario, todos vamos a terminar enfermos de los nervios, sin remedio.

La realidad en la que estamos sumergidos no puede sepultar la posibilidad de alegrarnos un poco por la Navidad. Merecemos unos días, aunque sean unas horas, de alegría por el recuerdo del nacimiento de este ser tan inmenso, hijo de nuestro Dios.

Por supuesto que no debemos resignarnos y aceptar esta situación, pero por lo menos por unos días, debemos permitir que la Navidad nos devuelva un poco de alegría.

Ya habrá tiempo en enero para volvernos a sumergir en el tráfago diario, con todas las vicisitudes que ello implica. Vamos a disfrutar la noche de Navidad con lo que podamos tener. No importa si no son los manjares más costosos.

La alegría no tiene nada que ver con el precio de lo que se come o se bebe. Hay quienes son felices tomando guarapita, con amigos y familia, mientras otros están tristes tomando whisky 8 años, porque no pudieron pagar una botella de 18 años.

La alegría nace del alma, más que de la calidad de lo que se consume. En medio de esta pandemia terrible, ya es bastante con tener salud. Por eso los invito a todos a disfrutar de estos días, eso sí, con todas las precauciones para evitar el contagio hasta donde se pueda.

Los expertos dicen que el 80 por ciento de los contagios ocurre en reuniones sociales de amigos o familiares, y por eso hay que tomar medidas. Hay la creencia de que los familiares no están contagiados porque no muestran síntomas, y es allí en donde está el peligro, porque los asintomáticos son precisamente los que más propagan la enfermedad. ¡Feliz Navidad a todos y gracias por leerme!

Biden y Venezuela
Confirmado como ha sido el triunfo de Joe Biden como presidente electo de Estados Unidos, crecen las versiones de que vienen cambios importantes en la política de ese país frente a Venezuela.

Antes de las elecciones, se aseguraba que las sanciones eran parte de una política del Estado norteamericano, que no dependía de quién fuera el presidente, y que por tanto no habría cambios con el nuevo mandatario.

Sin embargo, en estas últimas semanas destacados dirigentes demócratas y republicanos están hablando acerca de que las sanciones contra Maduro no han tenido efecto y que tienen que ser revisadas.

De igual manera, en estos últimos días han circulado versiones de que dirigentes políticos europeos estarían mediando para un acuerdo entre la oposición y el gobierno venezolanos, que destranque la situación actual y permita aliviar la crisis que afecta a la población.

Ambas versiones abonarían en la posibilidad de un acuerdo de Maduro y la oposición, del que se asegura ya han sido dados algunos pasos, con reuniones exploratorias entre los dos bandos.

El gobierno ni la oposición han confirmado nada en este sentido, pero los rumores apuntan a que las primeras declaraciones se darían comenzando el próximo año, agregando que con el año nuevo serían puestos en libertad numerosos presos políticos, como parte del supuesto acuerdo.

CUATRO.
Uno. El “viejito” Biden se las trae: Fue elegido senador en el Congreso de Estados Unidos cuando acababa de cumplir 30 años de edad y fue reelecto seis veces seguidas. Era senador cuando Obama lo eligió como su vicepresidente. Es abogado graduado en la universidad de Siracusa y tiene además una licenciatura en artes. Es profesor universitario desde 1972. Perdió a su primera esposa, y una hija, en un accidente de tránsito en la navidad de 1972. Su actual esposa y futura primera dama, Jill, tiene dos licenciaturas, dos maestrías y un doctorado en educación. Ambos son de religión católica apostólica romana.

Dos. Dirigentes sindicales, tanto del gobierno como de oposición, señalan que se está produciendo gasolina en El Palito y Paraguaná, aunque por supuesto muy por debajo de su capacidad instalada que, en conjunto, supera el millón de barriles diarios. Algunos hablan de 30.000 barriles diarios en El Palito, más lo del CRP, que debería ser más. Por eso no se explica que no haya suficiente para abastecer el consumo nacional. Algunos dicen que la flexibilización de la cuarentena este diciembre, disparó el consumo de gasolina por encima de 100.000 barriles diarios. Otros ahora dicen que se produce gasolina, pero no hay capacidad para distribuirla rápido solo con cisternas, porque los poliductos tienen problemas. Y hay muchas cisternas dañadas.

Tres. Mucha gente actúa como si se hubiera reducido el riesgo de contagio con el Covid 19, y que por eso el gobierno flexibilizó la cuarentena este mes. Son frecuentes las reuniones masivas, muchas veces sin tapabocas, y las principales calles de las ciudades muestran miles de transeúntes apretujados sin guardar la distancia entre unos y otros. Ojalá esto no se nos convierta en una segunda ola de contagios en enero, porque hasta noviembre se había logrado cierto aplanamiento de la curva de crecimiento de los contagios, de los mil que había hace algunos meses, hasta un poco por encima de 300 diarios. Lo real es que el virus sigue igual en la calle, por lo que hay que mantener las medidas de protección personal, y mucho más durante esta flexibilización navideña.

Cuatro. Con la muerte de José Vicente Rangel, recuerdo que William Hernández, “Perico”, trabajó con él en Clarín. No sé si como fotógrafo o pregonero, pero en varias oportunidades hablamos de eso. A lo mejor Cruz Echenique, que para esos años trabajaba en La Religión, tiene mayor precisión. De esa misma época recuerdo con mucho cariño a Orlando Araujo, un gran escritor, que era colaborador de Clarín. Borrosas en el tiempo, pero para mí inolvidables del todo, las tertulias cultas en las cenas que Mirjhanna Tonjenovich, ofrecía regularmente en su casa de La Campiña, en Caracas y de las que también era asiduo el embajador Milos Alkalai.

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