Semana en domingo
Una Venezuela distinta
Tenemos que trabajar para que las generaciones futuras tengan un país en el que el pueblo viva en unas condiciones que hagan difícil que un líder como Chávez lo pueda envolver con promesas mesiánicas, para luego defraudarlo.
Tenemos el deber de asegurar que no se vuelvan a dar las condiciones sociales que fueron tierra fértil para que Chávez lograra que parte del pueblo creyera en sus cantos de sirena.
Por eso siento angustia cuando observo la actuación pública y privada de algunos dirigentes de la oposición. Porque por estas actuaciones mezquinas, tengo que imaginarme que parecen no estar conscientes de la realidad que estamos viviendo los venezolanos.
Algunos de ellos me hacen dudar si saliendo de Maduro, vamos a tener un mejor país que el que teníamos antes de Chávez. Saliendo de Maduro, cualquier país que tengamos será mejor que esto, pero eso no es suficiente, si no creamos condiciones en las que sea imposible que se repita un fenómeno político como el de Chávez.
Algunos amigos me preguntan –y yo mismo me lo pregunto- ¿Cuál va a ser el país que vamos a tener, saliendo del chavismo, a la vista de esta pelea a cuchillo entre dirigentes de oposición?
¿Dónde está el desprendimiento que deberían tener, para que los venezolanos estemos seguros que el país que nos van a dar es mejor que el que teníamos antes de Chávez?
Muchas de las actuaciones de la mayoría de los dirigentes de oposición, son idénticas a los que hicieron posible que Chávez llegara al poder.
Frente al drama que vivimos los venezolanos, la respuesta de toda la dirigencia opositora tendría que ser una unidad monolítica para enfrentar al régimen, con una sola estrategia y en todo caso un candidato único en todas las elecciones, municipales, de gobernadores y a la presidencia.
No importa quién sea el candidato, porque lo importante es derrotar al régimen. Ya más adelante habrá oportunidad para definir liderazgos personales y proyectos partidistas o ideológicos, pero en este momento lo vital es lograr la vuelta a la democracia plena y a la libertad.
¿Será muy difícil que toda la dirigencia opositora entienda eso? Por eso cada nueva encuesta revela un descenso de la credibilidad de la población opositora en su actual dirigencia.
La gran mayoría de población que rechaza este gobierno, está estacionada alrededor del 80 por ciento, mientras el dirigente opositor de mayor aceptación no pasa del 25 por ciento.
Ni la pandemia
Los venezolanos estamos a la deriva, porque nuestros dirigentes, de uno y otro bando, anteponen sus intereses personales, políticos y de cualquier otra índole, a la respuesta a los múltiples problemas que enfrentamos a diario.
La dirigencia de cada bando va por lo suyo, pero nadie va por lo nuestro. Ni siquiera esta pandemia, que ya se llevó varios cientos de vidas y seguramente se llevará otros miles, ha provocado que por lo menos en eso se logre una respuesta unánime ante semejante amenaza.
Por lo menos cada bando hace lo que puede ante la pandemia, pero cada uno por su lado, cuando la suma de esfuerzos y la coordinación de políticas y estrategias, potenciarían la lucha contra el Covid 19.
Y si no se ha logrado unidad nacional frente a una vaina tan grave como esta pandemia, no hay entonces posibilidad alguna de que podamos lograr solución a los otros múltiples problemas que los venezolanos “de a pie” tenemos que enfrentar en el día a día.
Sin lo que agregó la pandemia, ya era una tragedia nacional el estado de abandono de los hospitales, comenzando por la falta de agua, que si ya de por sí es un problema serio que nos falte en los hogares, mucho peor es que le falte a un hospital.
Porque habría que ver cómo hace por ejemplo un cirujano para realizar una intervención quirúrgica sin haberse lavado bien las manos. Pero no es solo eso, sino la crisis de la gasolina y el gas, así como la estrepitosa caída de la producción de alimentos, o las constantes fallas en el suministro eléctrico, por la desinversión en nuestras fuentes de generación hidroeléctrica y térmica.
Desde la oposición alegan que no hay solución mientras Maduro siga en el poder, pero en eso tienen años y mientras tanto los venezolanos tenemos que aguantar el chaparrón.
No digo en lo demás, pero por lo menos podrían llegar a un acuerdo para luchar juntos contra esta pandemia, porque los hechos están demostrando que el gobierno solo no va a poder contener lo que se nos viene encima.
CUATRO
Uno. Hay que tener precaución con lo que circula por las redes, porque muchas veces son afirmaciones carentes de todo sentido, pero que son puestas a circular porque no hay nadie que revise los contenidos. Las redes son una libertad absoluta para poner a circular cualquier idea, por irracional que pueda ser. Hay seres humanos con problemas mentales, pero igual tienen acceso a las redes para verter en ellas cuanto se les ocurra, sin que el receptor tenga la menor idea del estado mental del que las puso a circular. Y siempre hay quienes se lo creen. Por estos días salió un “científico”, asegurando que el Covid 19 es un virus destinado a acabar con la raza humana, y que lo logrará, con la finalidad de salvar el planeta.
Dos. Mi sitio Esequinotas en Instagram publicó esta semana que Mike Pompeo, el canciller norteamericano, va a visitar Georgetown, en Guyana, Paramaribo, en Surinam, la ciudad brasileña de Boa Vista para coordinar con autoridades locales el apoyo a los refugiados venezolanos, y finalmente Bogotá, para tratar la lucha contra el terrorismo y el narcotráfico. También publiqué que Brasil ratificó su proyecto de financiar la ampliación y pavimentación de la carretera Lethen, en el Territorio Esequibo, con Linden, en Guyana, y la construcción del puente sobre el río Esequibo. Para Brasil esta carretera es estratégica porque le permitiría sacar por ella sus exportaciones desde Amazonas y Roraima hasta Georgetown, para embarcarlas allí hasta sus destinos finales. ¿Y no tendría Brasil que tomar en cuenta, en este proyecto, la opinión de Venezuela, siendo que el Esequibo es venezolano, o por lo menos lo está reclamando como suyo?
Tres. Escribí que estas navidades por lo visto no van a ser las mismas a las que estamos acostumbrados, y de inmediato varios lectores hicieron comentarios y chistes sobre el tema. Dicen que tendremos que mandarnos hallacas entre los miembros de la familia, porque no será posible reunirnos para disfrutarlas juntos. Otros me dicen que eso es un riesgo porque el Covid puede venir en una hallaca, aunque ello no es posible porque hay que hervirlas largo rato, hasta más de una hora, y según los científicos el virus no sobrevive a temperaturas por encima de los 70 grados. Otros me dicen que nadie debería celebrar, en media de una pandemia que ya ha provocado muchas muertes y que seguramente en diciembre serán muchas más.
Cuatro. Los primeros en el frente de batalla contra el Covid 19 son los héroes del sector salud, que están ofrendando su vida defendiendo la vida de los demás. Hay que tenerlas bien puestas para acudir diariamente a los centros de salud, sabiendo que la vida está en riesgo. Porque si no fuera por ese desprendimiento, pudieran quedarse en sus casas cumpliendo cuarentena segura para evitar el riesgo de contagio. Pero a esa gente hay que dotarla de todo lo necesario para que realicen su labor con el menor riesgo posible de contagio. Sería criminal exigirles el cumplimiento de su labor, sin tener lo mínimo necesario para protegerse. Por eso duele verlos manifestando frente a los centros de salud, reclamando que se les dote de lo necesario para protegerse del contagio, atendiendo a portadores del virus. Hay que apoyarlos, porque lo están dando todo por nosotros.
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