Opinión

Semana en domingo

Los economistas dicen que el dólar es una mercancía como cualquier otra.
domingo, 23 agosto 2020

Gasoil y producción agropecuaria
El gobierno debería otorgarle prioridad uno al tema del gasoil, cuya falta está provocando un retroceso en la capacidad de producción agropecuaria en todo el país. No se trata solo de que los agricultores y ganaderos tienen problemas para trasladarse hasta sus fincas, por falta de gasolina para sus vehículos personales, sino que no consiguen gasoil para operar sus equipos de labranza. Desde el sur del Lago de Maracaibo los productores dicen que se les pierde leche porque no la pueden enfriar, debido a que no tienen suficiente gasoil para sus plantas eléctricas. En muchas fincas que no tienen electricidad directa, tienen plantas para alimentar las cavas en las que mantienen fría la leche dos o tres días hasta que pasa el camión cisterna a recogerla. Eso lo sabe el gobierno, como también sabe que muchas regiones agrícolas no van a dar su mejor resultado, por la escasez de combustible. En estas áreas productivas, el gasoil es tanto o más importante que la semilla, el abono o el agua. Puede haber todo lo demás, pero si no hay gasoil es difícil que los productores puedan rastrear, sembrar y cosechar. Muchos criadores tienen novillos listos para la matanza, pero no los pueden arrimar a los mataderos porque no tienen gasoil. Uno de ellos, de El Palmar, me contó que vino a traer unos mautes a San Félix y que pasó aquí tres días, durmiendo en el camión, hasta que, por fuera, pudo conseguir un poco de gasoil y regresar a su pueblo. Algunos productores agropecuarios consideran que en una situación como la nuestra, el gasoil es más vital que la gasolina. “La gente se puede trasladar en bicicleta, en moto, o caminando, pero la producción en el campo se para si no hay gasoil, y sin eso no hay comida”.

Liquidez y dólar
Los economistas dicen que el dólar es una mercancía como cualquier otra: sube de precio cuando aumenta la demanda, y baja cuando hay mucha oferta y pocos compradores. Eso explicaría esta reciente alza del dólar, que está sobrepasando 300 mil bolívares. Unos economistas dicen que sube porque hay compradores pagando lo que sea, esperando un alza muy grande en los próximos meses, pero otros dicen que simplemente está más caro porque con la pandemia se redujo la oferta, entre otras cosas porque las remesas de familiares en el exterior bajaron a la mitad, y ese era un flujo que alimentaba el mercado local. Pero lo que sí es cierto es que la pandemia no redujo el avance del dólar como moneda de pago en el país, sino todo lo contrario. Con la escasez de bolívares en efectivo, el dólar sigue escalando posiciones como moneda de pago común. Lo que sí hace mucha falta son monedas de fracción de dólar para dar el vuelto, lo que obliga a que los compradores acepten llevar productos adicionales hasta completar el valor del billete con el que están pagando.

Rendijas de luz
Muchas veces, en medio de la oscuridad más negra, logramos atisbar pequeñas rendijas por las que penetra la luz. Y muchas veces también, esas pequeñas rendijas de luz, en un momento determinado pueden ser más importantes que la luz plena. La cuarentena nos ha obligado a encerrar el cuerpo, pero ha hecho que la mente vuele más que antes. Ha hecho que apreciemos detalles a los que antes no les dábamos importancia. Ocasionalmente, algún pajarito se paraba en los barrotes de la ventana de nuestro apartamento, por lo que mi esposa decidió ponerles un platico con comida. Como la afluencia fue numerosa y muy frecuente, les hice un comedor con un botellón de agua invertido, y en el cuenco les pusimos agua para que tomaran. Ahora disfrutamos viéndolos bañarse en su “piscina”, por la que a veces se dan sus picotazos. Si no fuera por la cuarentena, probablemente ni siquiera nos hubiéramos dado cuenta que esos pajaritos se paraban en nuestra ventana. Mi hijo José Alberto tiene una bandada de guacamayas que una tarde que otra llegan a su balcón para que les dé lechoza, o pan dulce. Se posan en la baranda y arman un escándalo hasta que sale a darles agua y comida. En el jardín del edificio, frente a nuestro apartamento, floreció un agave vía que es una planta que florece una sola vez, antes de morir, y que tarde décadas en hacerlo. No tiene nada que ver con la crisis que sufrimos, pero se nos ocurrió entenderlo como un buen augurio. Es como si nos dijera –Me voy, pero les regalo esta flor. Caminamos todas las tardes, y todo el mundo se saluda, cuando antes nadie le paraba a los demás. Son pequeñas rendijas de luz, que gracias a Dios nos han enseñado que la vida es mucho más que solo lo que antes considerábamos importante.

CUATRO

Uno. Hace ya unos cuantos años, Estados Unidos se la jugó completa porque el régimen cubano estaba instalando una base de lanzamiento de misiles rusos en la isla. Estados Unidos estableció un bloqueo naval y estuvo a punto de ocurrir un enfrentamiento armado cuando iba a detener como fuera a un buque ruso que navegaba en el Caribe hacia Cuba, se supone que llevando los cohetes. Afortunadamente el barco se devolvió y el mundo suspiró aliviado, tras la hecatombe que habría sido un conflicto armado de Estados Unidos contra Rusia.

Dos. Desde las minas del sur de Guayana llegan voces planteando que la pandemia ha reducido el rigor de la vigilancia de las autoridades sobre la actividad minera y de manera particular en su impacto en el medio ambiente. Por las redes circulan versiones que habría que confirmar, acerca del daño ecológico en las riberas de ríos y quebradas, incluso dentro de zonas declaradas como parque nacional.

Tres. No queda títere con cabeza en la guerra sin cuartel que libran entre sí dirigentes de la oposición. Por eso hay dirigentes del chavismo que dicen que en este momento el peor enemigo de la oposición no es el gobierno, sino su propia gente. Pero lo peor de todo es que no queda claro cuál es el objetivo de semejante actitud, que en todo caso lo que hace es fortalecer al régimen, que tiene enfrente a un adversario cada día más fragmentado. El llamado a la unidad hecho por Guaidó cayó en el vacío, y en algunos casos lo que hizo fue atizar la división. Qué lástima. Y del otro lado, el gobierno avanza sin obstáculos hacia el 6 de diciembre, para ponerle punto final a cualquier posibilidad, por remota que sea, de un cambio en el país. Se está yendo, en mi opinión, el último vagón del último tren, llevándose con él lo que quedaba de esperanza.

Cuatro. El amigo y colega Solito Decán, revivió con mucho éxito los “Taquitos” que hace ya unos cuantos años, ocasionalmente, escribía Tomás Matos en el Correo. Por aquellos años, el pana Cruz Echenique era subdirector y yo lo acompañaba como jefe de redacción. Tomás monitoreaba todo lo que pasaba en la ciudad, desde su torre de control ubicada en la barra de un restaurant chino de Alta Vista, en donde era puntual todos los días, desde el mediodía hasta que el cuerpo aguantara y su pupilo Ricardo Vizcaíno lo fuera a rescatar. Uno de estos días, hurgando en viejos archivos me topé con una caricatura que hace como 30 años me publicó Cándido Silva, en su revista Sociales. Gratos recuerdos que el tiempo no ha borrado, los que revivió Solito con sus Taquitos por las redes sociales.

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