Opinión

Semana en domingo

Bloquear totalmente la entrada de gasolina al país, en medio de esta terrible pandemia, sería un impacto tremendo.
domingo, 09 agosto 2020

La gasolina
Se suponía que inversionistas privados iban a importar gasolina para venderla, en las 200 estaciones de servicio que Pdvsa les entregó en concesión, precisamente para ese fin. Pero no se ha visto la llegada de ningún buque que traiga gasolina comprada por algún empresario, y lo único que vendieron fue parte de la gasolina que el gobierno trajo de Irán. Igualmente se supone que las sanciones de Estados Unidos contra el gobierno no impedirían que un empresario privado traiga gasolina para venderla al público, porque se está complicando otra vez el suministro en las estaciones de servicio subsidiadas. Bloquear totalmente la entrada de gasolina al país, en medio de esta terrible pandemia, sería un impacto tremendo en la posibilidad de superar esta situación, ya de por sí difícil aunque hubiera toda la gasolina que se necesita. Algunos expertos creen que lo que se está logrando refinar en El Palito y Amuay, es suficiente para mantener activa la flota vehicular de los servicios indispensables, es decir salud, alimentación y seguridad pública, pero el problema es que sin gasolina se paralizaría el resto de las actividades, que son esenciales para la economía del país. Si esta situación se complica, el gobierno de Estados Unidos tendría que considerar la posibilidad de flexibilizar la sanción en lo que se refiere a cierto suministro de gasolina, para impedir que el pueblo termine más perjudicado que el gobierno. Hay gente de la oposición que quiere que se acabe la gasolina, “para ver si pasa algo”, pero yo quisiera saber qué hacen si llegan a tener un familiar contagiado con Covid 19, o con otra enfermedad, y no pueden trasladarlo a ninguna parte por falta de gasolina. La vida, y por consiguiente la salud, tienen que estar por encima de lo político. No se trata de apoyar al gobierno, sino de plantear que las sanciones no pueden ser para hacer más pesada la carga de problemas que nos están afectando a todos.

La tragedia de Beirut
Espantosas las imágenes de la tragedia de Beirut, cuyo saldo de muertos y heridos todavía no se determina. Están tratando de establecer la responsabilidad en la negligencia que significa tener almacenadas 2.700 toneladas de nitrato de amonio, sin ninguna protección especial, como la que amerita un material tan peligroso. Pero ya la tragedia ocurrió y los expertos lo que se preguntan es por qué no retiraron eso a un lugar apartado, en lugar de mantenerlo en el muelle, en plena ciudad. Al respecto, vi en Internet dos explicaciones: la primera es que retirar ese material requiere de un personal que debe tener entrenamiento especial, y eso tiene un costo de varios millones de dólares, en medio de la grave situación financiera de Líbano en este momento. Pero la otra explicación es que probablemente alguien pensó que eso se podía vender en el exterior y por eso lo mantenían en el muelle, para facilitar su embarque en caso de que consiguieran comprador. Es oportuno recordar que Líbano tiene pena de muerte y hay varios sentenciados a esa pena capital, aunque la medida está en suspenso. El último ejecutado fue en 2004 y las últimas condenas a muerte se dieron en 2017. Visité Líbano hace ya unos cuantos años, cuando todavía Viasa tenía el itinerario Maiquetía-Frankfurt-Milán-Beirut. La llamaban el París del Medio Oriente porque era una ciudad bella, con una vida nocturna espectacular. Ha cambiado mucho, y quizás por eso en el exterior hay más libaneses que en su propio país. La solidaridad mundial tiene que expresarse para ayudar a Líbano a superar esta terrible tragedia.

Covid 19
Todas las muertes son lamentables, pero mucho más dolor provoca que esta pandemia se esté llevando tanta gente buena. No importa si el gobierno las cuenta como víctimas del coronavirus o no. Lo triste es que se fueron y ya no estarán con nosotros. Apóstoles de la medicina, enfermeras y miembros de los cuerpos de seguridad, que están en la primera línea de batalla contra la pandemia, han rendido su vida. Al lado de ellos, gente importante en la sociedad ha caído víctima de esta enfermedad. Cuando hasta hace poco mucha gente no le daba importancia a la amenaza del Covid 19, ahora comienzan a darse cuenta que se trata de un virus letal, que muchas veces cobra vidas aún con el tratamiento. Y lo peor es que según los expertos, la pandemia se va a prolongar unos meses más. No queda otra opción que adoptar las medidas de protección, porque lo mejor vacuna es evitar el contagio.

Llover sobre lo ya mojado
La renuncia de Rafael Jiménez a su cargo de rector y vicepresidente del Consejo Nacional Electoral es un nuevo golpe a quienes creen en la vía electoral para lograr un cambio de gobierno. Es un nuevo mazazo a quienes aún creen en el poder del voto. A dos meses de haber jurado el cargo como uno de los dos representantes de la oposición dentro de ese organismo, alegó su incapacidad para tener la ecuanimidad que, según él, se necesita para desempeñarse en un puesto de esas características. Pero sea por lo que sea, esa renuncia deteriora el ya menguado crédito del CNE en buena parte de la población, reacia por ello a votar en diciembre. Es un episodio que no contribuye a mejorar la confianza que parte de la oposición tiene en el CNE y de muy poco sirve que en su despedida haya hecho llamados a votar en las parlamentarias, como igualmente dijo estar agradecido del trato que las rectoras oficialistas del CNE (“esas señoras”) le dieron mientras formó parte la directiva. En el mundo político es especula que Jiménez abandona su cargo en el CNE porque quiere ser diputado, aunque algunos opinan que, entre los dos cargos, es preferible una rectoría del CNE, ya segura, que intentar que algún partido político lo lleve en sus listas en un puesto salidor, y que lo elijan.

CUATRO

Uno. Es acertada la iniciativa del pana Senen Torrealba, para convertir el Hotel Guayana, que fue Inter y luego Venetur, en un hospital de campaña para atender a los contagiados con Covid 19. Con poca inversión ese hotel puede aliviar la presión actual sobre los hospitales Guaiparo, Uyapar y Ruiz y Páez, así como los CDI. Tiene además la ventaja de que está algo separado del casco urbano, lo que evitaría cualquier posibilidad de contagio por tránsito peatonal. De igual manera, si la situación se complica, más adelante habría que analizar la posibilidad de habilitar el complejo deportivo Cachamay, que igualmente ofrece facilidades para ser convertido en hospital de campaña. Pero ojalá eso no sea necesario.

Dos. Con esta pandemia, quedan aplazados todos los proyectos para una eventual recuperación, aunque hubiera sido parcial, de las industrias básicas de Guayana. Con la amenaza de los contagios, sería una locura concentrar personal en esas industrias, que tienen varios miles de trabajadores. No queda otra opción que esperar a que pase esta pandemia, para entonces evaluar planes para recuperar lo que sea recuperable que, según los expertos, tampoco es mucho. El problema es que mientras más tiempo estén paralizadas, y en algunos casos abandonadas, será peor el deterioro y la vandalización de sus instalaciones y equipos. Pero el problema más grave, de cara a una posible reactivación industrial, es la energía eléctrica que, en el caso de nuestras industrias básicas, es muy elevado.

Tres. Desde Santa Elena de Uairén varios amigos me piden que hable de la posibilidad de que el gobierno nacional permita el ingreso de gasolina desde Boa Vista, si llegara a faltar totalmente la de nuestro país. Pero si eso se llega a autorizar, tienen que tomar en cuenta que podría ser más más cara que la que ahora venden a 50 centavos de dólar.

Cuatro. Ahora somos un país y dos economías. Los que manejan dólares están a salvo de la inflación, porque lo que en diciembre costaba un dólar, hoy cuesta lo mismo. El problema es para quienes solo manejan bolívares, que hoy en muchos casos pagan el doble de los precios de diciembre. Por allí dicen que el gobierno elevará el salario en estas próximas semanas pero, como siempre, la inflación en poco tiempo hará polvo ese aumento. Para que una familia pueda comprar lo mínimo necesario, el salario tendría que ser de por lo menos 250 dólares mensuales.

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