Opinión

Semana en domingo

El gobierno alega que esas elecciones parlamentarias son legítimas porque se estableció un récord histórico del número de partidos nacionales.
domingo, 02 agosto 2020

Crónica de enero 2021
Reconozco que tengo una imaginación hiper activa y que por eso me la paso inventando escenarios hipotéticos y vainas raras, que en la mayoría de los casos no pasan de eso, de ser solo imaginarias. Y por estos días, de madrugada, cuando la imaginación vuela suelta, se me ocurrió situarme en enero del año próximo:
La Asamblea Nacional declara prolongada su vigencia, desconociendo las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre, bajo el argumento de que fueron convocadas por un CNE designado por el TSJ, en una decisión que los parlamentarios de oposición consideran nula, por ilegal. Como la Asamblea Nacional que preside Guaidó se declara en plena vigencia, porque según ella no se ha producido la elección legal de un nuevo parlamento, la directiva del sector de la Asamblea que preside el diputado Luis Parra, también se declara vigente, la que sería la segunda asamblea en el mismo hemiciclo. Pero al mismo tiempo existe la Asamblea Constituyente, que se autoproclama como supra constitucional, plenipotenciaria, de libérrimo albedrío bolivariano y a la medida de lo que vaya viniendo, como decía aquel filósofo del 23 de Enero. Al mismo tiempo el CNE acaba de proclamar los diputados que ese organismo eligió el pasado 6 de diciembre y que van a instalar su asamblea en estos próximos días, con lo que el país tendrá cuatro asambleas, estableciendo un récord mundial imposible de superar y ni siquiera de igualar. Pero hay otro récord: el de políticos que son diputados de tres asambleas simultáneamente, ya que tienen una curul en el congreso constituyente, otro en la Asamblea que preside Guaidó, y acaban de ser proclamados como diputados en la otra asamblea elegida por el CNE. Puede darse el caso de alguien que tiene curules en la asamblea de Guaidó, en la de Parra, en la constituyente y además fue proclamado como diputado electo por el CNE. Puede faltar democracia, pero lo que no se puede negar es que tenemos parlamentos hasta para tirar para arriba. ¿Los resultados de la elección del 6 de diciembre? Lo que era de esperarse por el forfait de la oposición, que le dejó el terreno libre al gobierno, repitiendo el error de 2005. El gobierno alega que esas elecciones parlamentarias son legítimas porque se estableció un récord histórico del número de partidos nacionales, regionales y grupos de electores que participaron, y que además Venezuela es el país que tiene más elecciones en el mundo, en los últimos 21 años. Al venezolano le gusta tanto votar, que por allí dicen que hay algunos que votan varias veces, por el puro placer de ejercitar su democracia. No hay duda, ¡qué arrechos somos!

El riesgo
Hay que reconocer que la cuarentena ha hecho que el crecimiento de nuevos contagios diarios por Covid 19 sea matemático y no exponencial, lo que es muy positivo, pero de todas maneras es un crecimiento. Eso ha obligado al gobierno a radicalizar la cuarentena en algunos estados y municipios, incluyendo hasta la restricción de circulación peatonal y vehicular en un horario determinado. Pero si a pesar de los esfuerzos que se están haciendo no se logra reducir el aumento de los contagios, me imagino que en el gobierno y en el CNE en algún momento tendrán que considerar la posibilidad de aplazar las elecciones parlamentarias para el año que viene. Porque el gobierno advierte de manera constante el peligro que implica cualquier reunión de varias personas, y hace bien, pero en unas votaciones las reuniones son masivas y aunque las personas usen mascarillas, existe un nivel de riesgo que tiene que ser evaluado. Para empezar, los miembros de mesa y los testigos tienen que estar varias horas en el mismo recinto, por el que además van a pasar varios cientos de personas para votar. Eso pasa en cada mesa, pero un centro de votación tiene decenas o cientos de miembros de mesa y testigos, y miles de votantes, lo que potencia el riesgo de contagios. Entiendo que el gobierno está presionado por la necesidad de anular a Guaidó como sea, y eso pasa por realizar esas elecciones contra viento y marea, pero hay que analizar el riesgo que se corre, en medio de una pandemia que no perdona errores. Me imagino que en el CNE están siguiendo la evolución de la pandemia en nuestro país, y que en función de ella tomarán la mejor decisión. Porque incluso Maduro ha dicho en reiteradas veces que proteger la vida y la salud del pueblo está por encima de cualquier consideración política, y si las medidas que ha adoptado el gobierno, han permitido mantener aplanada la curva de crecimiento de nuevos contagios del Covid 19, no se pueden cometer errores. Lo político tiene que ser puesto de lado frente a una amenaza de la magnitud de esta pandemia. Por eso varios líderes sociales están asomando la necesidad de una tregua política, que permita un acuerdo nacional para luchar entre todos contra el Covid 19. Situaciones extremas requieren de medidas y soluciones extremas, y creo que estamos precisamente frente a una amenaza extrema. El país respiraría un airecito fresco, si frente a la amenaza de esta terrible pandemia, se diera un acuerdo entre Guaidó y Maduro, aunque solo fuera para adoptar algunas medidas conjuntas contra el Covid 19. Creo que el momento lo exige.

CUATRO

Uno. La reducción excesiva del horario en el que se permite gente en la calle, aumenta la densidad y potencia el riesgo de contagio. Salir por el terminal de la cédula reduce la concentración de gente en la calle, pero hay que tomar en cuenta que hay sectores de la economía que no trabajan todos los días de la semana. También me dicen que la restricción en el horario de circulación tiene que ver con la disponibilidad de funcionarios de los cuerpos de seguridad, que no es posible mantener de guardia día y noche.

Dos. Es muy lamentable que se esté perdiendo todo el esfuerzo financiero, técnico y humano que se hizo para sembrar pinos hasta crear el mayor bosque artificial del planeta, en las sabanas de Monagas y Anzoátegui. De esas casi 600 mil hectáreas me dicen que solo queda la cuarta parte, a lo sumo unas 150 mil hectáreas aprovechables. La tala y la quema han ido reduciendo ese inmenso bosque, porque ya no se resiembra como se hizo durante varias décadas. Ese bosque hasta mejoro el clima de la región e impidió que avanzara la desertización de las sabanas de la Mesa de Guanipa y en algunas áreas del sur de Monagas.

Tres. Expertos en salud pública están advirtiendo el riesgo que significa que en las zonas mineras del sur de Guayana no se esté cumpliendo la cuarentena. Dicen que eso pudiera provocar un brote de la pandemia, lo que sería muy grave por las dificultades que habría para atender a los contagiados, debido a que los grupos de mineros están muy dispersos en las montañas, en sitios de difícil acceso. Muchas personas en esas zonas mineras proceden de Colombia, con el riesgo de salud que ello implica.

Cuatro. María Elena Posada. Si se me pidiera opinión para calificarla, la llamaría Gran Dama del Aluminio. Una gerente de excepción durante su desempeño al frente de Bauxilum, y la Corporación Venezolana del Aluminio, que en ese momento agrupaba a todas las empresas del sector. Recogí en mis páginas semanales su esfuerzo por reducir el costo de producción de la tonelada de aluminio, y creo que durante su gestión se logró uno de los más bajos. Su meta era llevar ese costo a 1.000 dólares por tonelada, que habría sido uno de los más bajos del mundo. Nunca escuché la más mínima duda de su honestidad, como sí comentarios sobre la fortaleza de su carácter y su obsesión por la eficiencia en el trabajo. Con ella se marchó uno de nuestros mejores gerentes. Lamento mucho su partida.

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