Semana en domingo
Pdvsa
Poco a poco, en la medida que fue avanzando su deterioro técnico y financiero, se le fueron cerrando las opciones de recuperación a Pdvsa. Las gríngolas ideológicas que se impuso su accionista, prácticamente le cerraron las posibilidades de negocios, en un mundo petrolero en donde hasta los comunistas de China entendieron que necesitan de la inversión privada extranjera. Pero no fue solo esa la causa de la debacle de Pdvsa, porque fue terrible el impacto negativo del despido de más de 20 mil gerentes y técnicos, que fueron la razón de que llegara a ser la tercera compañía petrolera más grandes y eficiente del mundo. Ese desangre de su mejor capital humano, puso sus operaciones en manos de personal sin experiencia, pero al que lo primero que le exigió fue la lealtad ideológica. Obviamente eso no fue garantía de eficiencia en las operaciones de extracción de crudo y manejo del negocio petrolero, y el resultado no podía ser otro que el que estamos viendo. Con una deuda que nadie conoce con exactitud pero que los expertos estiman cercana a 100 mil millones de dólares, incluyendo la que contrajo a nombre del Estado, hoy no tiene posibilidad alguna de levantar recursos para invertir en su recuperación. No tiene otra opción entonces que buscar inversionistas extranjeros, pero ese camino también está lleno de obstáculos, unos por la propia inestabilidad política del país, otros porque el crédito venezolano está muy en entredicho por el default selectivo con los bonos y otra deuda externa, y finalmente por el escollo interpuesto por las sanciones de Estados Unidos. No es fácil, pero creo que al gobierno no le queda otra opción que intentar alguna forma de privatización de la industria petrolera, por mucho que ello choque con el modelo ideológico chavista. Ya de hecho más del 50 por ciento de la producción petrolera actual es de los socios privados de Pdvsa, sobre todo en la Faja, y casi el 100 por ciento de las ventas de crudo en el exterior son hechas por empresas privadas. Ahora la gran pregunta es ¿Cuáles empresas petroleras estarían dispuestas a desafiar las sanciones de Trump, para venir a extraer petróleo en nuestro país? Porque ya vimos como en Rosneft, la petrolera de Rusia, los accionistas privados, siendo minoría frente a la mayoría del gobierno, lograron imponer su criterio de salirse de Venezuela antes que enfrentar las sanciones norteamericanas. Por allí dicen que Putin es accionista de Rosneft a través de amigos testaferros, pero lo cierto es que esa empresa apartó lo de la solidaridad política y prefirió proteger sus negocios internacionales, antes que seguir apoyando a Pdvsa y a Maduro. Y el otro problema en este momento son los bajos precios del petróleo y los altos costos que implica la extracción en nuestros yacimientos, sobre todo en la Faja. Para que esos crudos yacimientos sean rentables, necesitamos que el precio del barril venezolanos esté por lo menos en 60 dólares y que la producción sea de por lo menos 2 millones de barriles. Y un detalle final pero imprescindible: que el operador nos garantice que va a sacar del país el coque residual para que no sigan creciendo esas montañas negras que hoy “adornan” el complejo petrolífero de Jose.
El color político de la gasolina
Varios dirigentes oficialistas han estado haciendo comentarios en estos días, acerca de que los opositores estén criticando la traída de gasolina desde Irán y luego vayan a ir a las estaciones de servicio a llenar los tanques de sus vehículos. Los comentarios más duros en ese sentido los hizo Diosdado Cabello en su programa de TV, señalando que desde el punto de vista ético, no sería aceptable pedir que Estados Unidos impida la llegada de esos buques a puertos venezolanos, y luego irse a una estación a buscar esa gasolina iraní. Pero en la práctica no sería sencillo impedir que los llamados “escuálidos” llenen sus tanques con esa gasolina, a menos que estén pensando exigir el carnet de la patria en las estaciones de servicio. Y siendo así, tendrían que exigir también el título de propiedad, para impedir que algún carnetizado de la patria decida ganarse algo, conduciendo el vehículo de algún opositor parar echarle gasolina. No hay nada firme en este sentido, pero algo deben estar pensando por los comentarios hechos por altos jerarcas del régimen. Sería el único país del mundo en el que la gasolina tenga color político.
Locura y pandemia
La desesperación por salir de Maduro lleva a mucha gente a situaciones absolutamente irracionales, incluso en cosas que nada tienen que ver con política. En estos días he visto muchos comentarios, dudando de la cifra de solo 10 muertos por coronavirus en el país, cuestión que puede o no ser cierta. Pero en la argumentación se utilizan elementos que parecen movidos por un deseo de que haya muchos más muertos, porque eso supuestamente debilitaría a Maduro en el poder. Todos deberíamos coincidir en el deseo de la menor cifra de víctimas fatales de esta enfermedad, sin importar si ello de alguna manera pudiera beneficiar la permanencia de Maduro en el poder. ¿Cree alguien que Maduro renunciaría si la cifra de muertos por coronavirus en el país fuera elevada? Y del lado opuesto, ¿Cree alguien que el manejo acertado de la pandemia pudiera evitar un desenlace contrario a Maduro, si es que eso va a ocurrir?
Cuatro
Uno. Nada se salva en Guayana a la avidez de la minería ilegal. Si ya es público y notorio lo de la explotación minera en el Parque Nacional Canaima, no extraña que lo mismo esté pasando en las cabeceras del Caura y en otros santuarios naturales de nuestra región. El negocio minero lo permea todo, hasta los niveles encargados precisamente de supervisarlo. El oro de sangre lo corrompe todo y la primera víctima es la naturaleza, ante no solo la pasividad, sino la complicidad de las autoridades responsables de impedirlo.
Dos. El amigo y colega Solito Decán me comenta que junto al también pana Alejandro Terán, están en negociaciones para operar una emisora de radio y tener allí sus programas, incluyendo la posibilidad de que yo vuelva a sacar al aire mi espacio “Página 3” que tuve durante 10 años en News, del extraordinario amigo Rubén Gamarra.
Tres. Algunos amigos que importan productos desechables desde China me están diciendo que el arancel de aduana es más elevado que el costo del producto, lo que encarece innecesariamente el precio al público. Creo que el gobierno debería considerar la exoneración de esos aranceles para los equipos y desechables relacionados con la lucha contra el Covid 19. En algunos casos, el arancel es más del doble del precio que se paga en China. Una mascarilla de las más sencillas cuesta en China 0,17 dólares, pero aquí tiene que pagar 0,33 de arancel.
Cuatro. La gran incógnita es a cómo van a vender la gasolina que está llegando de Irán, porque no creo que sea al mismo precio de antes, que era más que regalada porque lo que pagábamos no cubre ni siquiera el salario del islero. Y hay que tomar en cuenta que mucha gente la está pagando en 2 y hasta 3 dólares, y probablemente eso sirva de base para estimar el precio al público. También es probable que haya dos tipos de estaciones de servicio: unas para vehículos oficiales y de los sectores prioritarios y relacionados con la pandemia, y otras para el público en general, con precios diferentes. Pero habrá que esperar a que esta semana próxima el gobierno fije las nuevas reglas.
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