Semana en domingo

El problema somos nosotros
La pandemia del virus chino ha puesto de manifiesto, de manera más que irrefutable, que el problema del planeta Tierra somos los seres humanos, o por lo menos nuestra manera de vivir en él, que destruye hasta los elementos indispensables para su vida, como el aire puro y los bosques que son los que generan el oxígeno, sin el cual no hay posibilidad alguna de vida. Han bastado solo dos meses de cuarentena para dos tercios de la población mundial, para que planeta haya recuperado parte del equilibrio natural. Los efectos positivos están a la vista de todos: delfines nadando en aguas cercanas a las playas, en donde nunca antes se habían atrevido, aire transparente en ciudades en donde era difícil respirar, bandadas de aves en los Canales de Venecia que no se veían en más de un siglo, casi desaparecido el agujero en la capa de ozono que protege a la Tierra de las radiaciones solares. Y eso es solo lo que se puede apreciar a simple vista, aparte de efectos positivos que seguramente serán advertidos en los próximos meses. Esto que está pasando como efecto de la cuarentena, debería bastar para hacernos reflexionar acerca de la manera como los seres humanos estamos viviendo en el planeta y las consecuencias que sobre él tienen algunas de nuestras conductas. La mayoría de la población mundial no tiene conciencia del impacto de su estilo de vida sobre el medio natural y considera que su confort y la plena satisfacción de sus necesidades modernas, son mucho más importantes que cualquier consideración de tipo ecológico. Mucha gente ignora el elemento planeta, porque considera que la Tierra siempre será igual, independientemente de su estilo de vida. El efecto positivo de esta pandemia, en cuanto se refiere al respiro dado a la naturaleza, está demostrando que sí es posible recuperar el daño que le ha sido hecho. Es una respuesta, por cierto muy oportuna, a los científicos que plantean que ya pasamos el punto de no retorno y que el daño hecho al ecosistema es irreversible. Es, quizás, el único aspecto positivo del Covid 19. También habrá que buscar la manera de que la población mundial no siga creciendo a la rata actual, porque se acelera la velocidad de llegada del momento en el que el planeta no resista y se produzcan colapsos, como la falta de alimentos y agua potable.

Nuevo orden económico mundial
Y aparte del tema del ecosistema, esta pandemia ha puesto de manifiesto la fragilidad del sistema económico mundial, sobre todo en el aspecto financiero. Creo que va siendo hora de una revisión a fondo de lo que se ha hecho y lo que tenemos, para corregir algunos aspectos negativos y avanzar hacia un sistema más global. Algunos científicos de la economía están insistiendo en la necesidad de establecer una moneda única mundial, aunque durante algún tiempo y en algunos países se mantenga la dualidad con la moneda nacional. Eso impediría que muchos bancos centrales hagan manipulaciones con el valor de sus monedas, como también se le pondría término a las groseras utilidades que se obtienen con la diferencia en la paridad cambiaria entre unas y otras. Hay bancos de inversión que en un año ganan más que el ahorro anual de varios países juntos. Un patrón monetario mundial, sobre todo si es una criptomoneda, sería un avance también el combate al lavado de dinero procedente de actividades ilícitas, como el narcotráfico, ya que eliminaría el anonimato que hoy se facilita con el manejo de grandes sumas en efectivo. Tendría que ser una moneda creada y manejada por un organismo mundial, como el Banco Mundial o el Fondo Monetario Internacional, u otro que sea creado ad hoc, a diferencia del dólar, que es la moneda de Estados Unidos, pero que se ha convertido en una especie de patrón monetario mundial, con el que se hacen más de dos tercios de las operaciones mercantiles del mundo.
Apostar al “todo o nada”

Mucha gente, desesperada por salir de Maduro, intenta e inventa lo que sea, incluyendo la destrucción total del país si es que nunca vamos a poder salir de esta pesadilla. Dicen que si no es posible salir de este gobierno, hay que destruirlo todo: “O mío, o de nadie”. Pero el problema es que por ese camino no vamos a tener país, porque muchos talibanes chavistas piensan lo mismo. Ya lo dijo, y bien clarito, Iris Varela cuando advirtió que, si tienen que irse, nos dejarán el país vuelto trizas. Y en ese mismo sentido han hablado otros altos dirigentes del “proceso”, incluyendo a Maduro, que en cadena nacional de radio y televisión advirtió que si los sacamos con votos, se irán a la lucha armada para recuperar el poder. Por eso digo que si en ambos bandos seguimos por esa senda, no hay posibilidad alguna de que podamos tener país, o “patria” como dicen ellos. Tenemos que buscar la manera de salir de esas posiciones atrincheradas, para dialogar, porque de otra manera va a ser complicado que el país sea viable. Ya lo vengo diciendo desde hace tiempo, porque veo el peligro de que Venezuela deje de ser lo que hemos conocido hasta ahora. Esta Venezuela, por la que hemos estado y seguimos estando dispuestos a arriesgar la vida si es necesario, para seguir existiendo requiere que hablemos para alcanzar un acuerdo mínimo de convivencia. Le estamos abriendo la puerta a la irracionalidad y eso no augura nada bueno, como no sea las tragedias que estamos viendo en otros pueblos. No se trata de renunciar a los principios que defendemos quienes nos oponemos a todo lo que propuso Chávez, sino de buscar un entendimiento mínimo para intentar salvar lo que nos queda de país. Eso es todo.

Cuatro
Uno. Sin que el gobierno lo haya decidido, mucha gente está actuando como si ya la cuarentena haya sido levantada parcialmente, aunque adoptan medidas de protección como la distancia social y el uso de mascarillas. En zonas de las principales ciudades del país se pueden observar grupos numerosos de personas, haciendo compras en tiendas que abren a tiempo parcial, generalmente hasta el mediodía. Dirigentes empresariales le están pidiendo al gobierno que autorice el funcionamiento de algunos establecimientos durante algunas horas, por supuesto tomando las medidas necesarias.

Dos. La volatilidad de los mercados internacionales de petróleo queda en evidencia con lo sucedido con el precio del referente norteamericano, el West Texas Intermediate, WTI, que hace tres semanas estaba en valores negativos y este viernes cerró sobre 25 dólares. Es probable que esta semana próxima se corte la racha alcista, porque el consumo mundial sigue bajando por la pandemia, a menos que la Opep y sus aliados reduzcan por lo menos 20 millones de barriles diarios. Arabia Saudita anunció un recorte importante, pero no ha precisado de cuánto sería y qué otros países estarían dispuestos a hacer reducciones importantes en su producción, para estabilizar el mercado.

Tres. Hay una verdad irrefutable que retumba con toda su fuerza en los medios científicos del mundo: el Covid 19 no va a desaparecer con las medidas de confinamiento, uso de mascarillas y distanciamiento social. Va a seguir por allí y la única medida absoluta para luchar contra él, es el desarrollo de anticuerpos, generados de manera espontánea por el sistema de inmunidad de nuestro organismo, o estimulados por la vacuna.

Cuatro. Es una verdadera tragedia la que están viviendo muchos de quienes se fueron del país buscando una mejor vida, espantados por el chavismo, y que hoy regresan sin nada. Conozco familias que lo liquidaron todo, convencidos de que aquí estaban en peligro hasta sus vidas, y se fueron buscando un mejor destino, para ahora verse obligados a regresar, rebotados en esos países a causa del coronavirus y maltratados desde todo punto de vista hasta quedar en la calle. Regresan en plena cuarentena, para vivir recostados en casa de familiares, sin trabajo ni ingreso alguno. Además con el temor de que alguno de ellos esté contagiado, aunque haya resultado negativo en las pruebas preliminares que les hacen en la frontera. Y peor aún si entraron por las trochas, eludiendo los controles fronterizos.

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