Semana en domingo
Mejor afuera que aquí
Las iniciativas internacionales de Guaidó indudablemente son un éxito, tanto en lo político y diplomático como en lograr apoyo financiero para su gesta, aunque muy lamentablemente ello no se refleja de manera alguna en nuestro país. Así, mientras visita países en los que es reconocido y recibido como jefe de estado, aquí Maduro resuelve meter al embajador de Cuba como miembro del gabinete ejecutivo y Diosdado y sus acólitos ocupan todo el Palacio Federal Legislativo, mandando a la calle por lo que queda de período a la mayoría opositora en la Asamblea Nacional legítima. Afuera la vaina marcha de maravilla, pero aquí es todo lo contrario en cuanto a avanzar hacia la posibilidad de nuevas elecciones presidenciales, con un nuevo CNE elegido por la mayoría de la Asamblea.
Me alegran los éxitos de Guaidó afuera, pero me alegraría mucho más si ello significara avanzar hacia una solución a nuestra situación aquí. Creo que Maduro deja actuar por la libre a Guaidó, seguro de que por ahora eso no le significa ninguna inestabilidad a su permanencia en el poder. Su peor adversario, me refiero a Maduro, es Trump, pero en el escenario geopolítico actual Venezuela tiene menos peso que por ejemplo Siria, o Irán, y Estados Unidos definitivamente no va a arriesgar aquella zona, con una acción aquí, aparte de que habría que ver si los republicanos en el Congreso van a aprobar una iniciativa de ese tipo.
Eso lo sabe Maduro y por eso deja que Guaidó haga boxeo de sombra afuera. El otro elemento, ya evidente, es el agotamiento de la oposición en la calle. La gente percibe que las marchas no sirven de nada contra un régimen al que le importa poco la opinión pública, nacional o internacional. Aquí se han dado marchas opositoras de un millón de personas, mientras Maduro está echándose fresco en Miraflores, convencido de que eso no le moverá el piso en lo más mínimo. Es más, hasta he llegado a pensar que para Maduro es mejor que a Guaidó lo traten bien afuera, como una tentación para que se quede como presidente en el exilio, entretenido con las atenciones que le dan como jefe de estado y lo deje tranquilo aquí. Crespo, Castro y Gómez mandaban al exterior al que estaba molestándolos aquí, y le daban su vainita para que se fueran tranquilos.
La economía aún respira
Pero lo peor para la oposición es que, después de haber estado en coma, la economía está volviendo a respirar por sí misma y no precisamente porque el gobierno haya hecho algo para que eso ocurra, sino precisamente debido a que el gobierno decidió intervenir menos en ella. Tal como lo dicen los grandes maestros de la especialidad: lo mejor para la economía es menos intervención del gobierno. Tampoco es que el gobierno haya decidido intervenir menos para que la economía mejore, es que nada de lo que hizo sirvió para algo y se le agotó el catálogo.
Al disminuir la presión que asfixiaba al aparato productivo, la economía venezolana, que ha demostrado que es de las más duras, tomó un airecito. No es que se haya recuperado, pero por lo menos redujo la velocidad del retroceso que traía desde hace más de 15 años. Una parte de la población recibe ayuda del gobierno para poder comer, otra vive por sí misma o con las remesas que les llegan desde el exterior, pero medianamente todos sobreviven en mejores condiciones que las que había hace 5 años, cuando aquellas colas inmensas para comprar un kilo de azúcar o cualquier otro producto. Aunque por supuesto la situación no es la mejor, definitivamente no hay comparación con aquella crisis de desabastecimiento y eso juega a favor de Maduro porque la presión de la calle es mucho menor.
El dólar gana terreno
El dólar, que es la moneda del mayor adversario del gobierno venezolano, al coger la calle como medio masivo de pago le está abonando el terreno a Maduro. Quizás por eso el gobierno permite que esta dolarización parcial siga avanzando en la economía venezolana, luego de haberlo combatido durante años. No hay que olvidar que hubo períodos en los que estaba penado con cárcel negociar en dólares y en muchas oportunidades se decomisaban los billetes en las fronteras y en alcabalas en las carreteras. Pero las cosas han cambiado y ahora es perfectamente legal portar y pagar con dólares en la economía cotidiana. Hasta los buhoneros callejeros aceptan pagos y dan el vuelto en dólares, como igualmente lo hacen los supermercados y tiendas en todo el país.
No hay cifras oficiales, es decir del gobierno, en cuanto al porcentaje de operaciones que se transan en dólares en el país, pero el Centro de Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros, CENDAS, lo estima entre el 15 y 20 por ciento. Por su parte, Luis Vicente León, director de Datanálisis, dice que, según sus encuestas, un 40 por ciento de los venezolanos de alguna manera maneja dólares, por generarlos aquí o recibirlos en remesas familiares desde el exterior. Si no fuera por el elemento ideológico, lo mejor para Maduro sería aprobar el dólar como segunda moneda del país, y dejar que la economía se vaya dolarizando en forma progresiva, como lo hizo China, un país comunista en el que circulan libremente el yuan y dólar, así como otras divisas en menor grado.
Cuatro
Uno: Me imagino que las autoridades sanitarias están al tanto de que en nuestro país hay una numerosa colonia china y que es mejor tomar previsiones, por si acaso. Como reza el refrán: Cuando veas arder las bardas de tu vecino, pon las tuyas en remojo.
Dos:Si en lugar de un puente de doble nivel, con ferrocarril incluido, se hubiera proyectado un simple puente vehicular entre Caicara y Cabruta, probablemente la obra ya estaría terminada y en servicio. En lugar de eso, lo que hay es un proyecto a medio camino, que necesita cerca de mil millones de dólares para ser terminado y que seguramente quedará así para siempre. Siempre me pregunté qué es lo que se produce en Caicara en tal cantidad que se necesita un ferrocarril para sacarlo. Pasó lo mismo con aquellos planes faraónicos para llenar de ferrocarriles el país y lo único que queda son los rieles que adornan la vía central de Puente Orinoquia, unos cientos de metros de orilla a orilla del Orinoco.
Tres: Desde hace semanas no veo los frecuentes reportes oficiales que se hacían sobre la cantidad de oro llevado desde las minas hasta el Banco Central. Seguramente se sigue llevando oro semana tras semana, pero sería interesante que los guayaneses, y venezolanos en general, sepamos qué cantidad de metal ingresa a las bóvedas del BCV, y sobre todo cuánto sale, aunque creo que eso solo lo saben muy pocas personas, incluso en el gobierno. Parece que ese es el secreto mejor guardado, aunque desde el exterior llegan algunas versiones, sin confirmación por supuesto. Pero, de todas maneras, el punto de partida serían las 320 toneladas reveladas por el presidente Chávez, cuando ordenó traérselas para nuestro país.
Cuatro: Que en varias ciudades se vea un mayor movimiento callejero, provoca algunas explicaciones por parte de la gente común: hay que moverse más para ganar lo suficiente para poder vivir; la economía se está recuperando y por eso se ve mayor tráfico; la gente se está regresando porque no pudo lograr lo que esperaba en el exterior. O las tres a la vez, digo yo. Pero por lo que sea, lo cierto es que este diciembre pasado hubo un aumento de las ventas respecto de navidades anteriores. En este sentido, sería interesante que el Banco Central revele sus cifras del desempeño de la economía el año pasado. Pero que ojalá sean cifras reales, sin maquillaje alguno y que de verdad reflejen el estado actual de nuestra economía, para saber en dónde estamos parados.
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