Opinión

Semana en domingo

Es un dolor, porque ya no sabemos qué más hacer para rescatar nuestra libertad.
domingo, 01 diciembre 2019

¡Hay pena, penita, pena!
Cito parte de la copla gitana, para expresar la pena que embarga a millones de venezolanos, al ver el espectáculo interno de la oposición, en la que tenemos puesta la esperanza quienes anhelamos poder seguir viviendo en plena libertad en nuestro terruño.

Es un dolor, porque ya no sabemos qué más hacer para rescatar nuestra libertad y el futuro de nuestros hijos y las generaciones por venir.

Y a todo riesgo digo que lo de Guaidó duele más, porque mientras más nos inflan las esperanzas, mayor es el desengaño y eso es lo que ha pasado con su ascenso a la presidencia interina.

Muchos venezolanos sintieron un soplo de brisa fresca en su rostro, tras años de esfuerzos frustrados por salir de esta tragedia.

Pero su entorno más cercano ha venido actuando como lo peor del chavismo, con las mismas apetencias personales, zancadillas, puñaladas traperas y, lo peor, un manirrotismo descarado con los dólares que aportan organismos internacionales, empresarios y gobiernos, para financiar nuestra lucha por la libertad.

Un dinero que debería ser sagrado, ha ido a parar a lenocinios, hoteles de lujo y orgías en las que se derrocha champaña y manjares exquisitos, mientras aquí proliferan en las redes solicitudes de ayuda para completar para un tratamiento médico.

Lo de Cúcuta fue un descaro, pero no hubo una sola sanción, mientras se destituye a Calderón Berti por haberse atrevido a hablar con María Corina, que sitúan como enemiga jurada de Guaidó.

Pero además está el otro tolete, el que negocia con el gobierno un acuerdo que es rechazado por buena parte de la población opositora. Estos casos, y los que ruedan por las redes sociales, revelan en qué estado está la unidad opositora.

Y Preocupa sobremanera que esta diáspora opositora provoque reacciones extremas, como que muchos se estén preguntando si salir de Maduro significa caer en manos de unos dirigentes que no se le diferencian mucho.

Necesitamos caras nuevas, porque ya las encuestas están revelando que el pueblo venezolano rechaza el chavismo, pero al mismo tiempo expresa su descontento con buena parte de la dirigencia opositora.

Una verdadera lástima que se esté diluyendo esta gran oportunidad para un gobierno de transición.

El oro inútil

Tener yacimientos de oro entre los más grandes del mundo, sirve de muy poco para salir del subdesarrollo, si no se explotan. El gobierno anuncia que tenemos reservas que superan las 6.000 toneladas, pero la extracción anual escasamente pasa de las 10 toneladas, según los reportes del Banco Central. Insistimos en la necesidad de explotar racionalmente estos yacimientos porque se trata de una riqueza que puede servir para resolver varios de los graves problemas que afectan a la población, como por ejemplo el paupérrimo estado de los hospitales públicos y la falta de medicinas para el pueblo pobre que no las puede pagar.

Nuestros yacimientos pueden dar para eso y mucho más porque solo en las reservas probadas estamos hablando de más de 15.000 millones de dólares. Colombia, cuyos yacimientos son de menor tenor que los nuestros, y con menos reservas auríferas, está extrayendo casi 40 toneladas anuales, que es cuatro veces más que lo que compra anualmente el Banco Central de Venezuela. Y con la situación de inseguridad que hay en las minas del sur de Guayana, va a ser difícil que algún inversionista internacional quiera meterse en el negocio del oro. Para que una transnacional asuma la explotación de algún yacimiento, el gobierno tendría que expulsar a todos los grupos irregulares que están allí, y sacar también a los mineros ilegales a quienes se les permitió explotar ese mineral dentro de las concesiones Las Cristinas y Brisas del Cuyuní.

Si esos yacimientos estuvieran como estaban cuando los manejaban Crystallex y Gold Reserve, cualquier transnacional del oro estaría interesada en hacer las inversiones necesarias para explotarlos. Cuando se anunció el Arco Minero, se habló del regreso de Gold Reserve a la concesión de Brisas del Cuyuní, e incluso de darle también Las Cristinas, en un acuerdo en la demanda de esa transnacional contra el gobierno, por la expropiación de su proyecto minero.

Pero a más de tres años de distancia, de eso no se ha dicho ni una palabra más, como tampoco se sabe si el gobierno le ha estado pagando a la Gold las cuotas acordadas en la indemnización y si esa empresa minera piensa retornar a su proyecto. Y cierro este tema con mi slogan de siempre: “Riqueza abajo, y miseria arriba”.

La dolarización

Una reciente encuesta revela hasta dónde ha llegado el uso del dólar como medio de pago en las transacciones comerciales en el país.

Según esa medición, en Maracaibo el 86 por ciento de las tiendas y supermercados están recibiendo dólares a diario, seguido de Barquisimeto y Lechería con 59 por ciento, Valencia 51, Puerto Ordaz 49, Caracas 48 y Maracay 42, en los primeros lugares.

En cuanto al monto promedio de lo que se paga en dólares, los electrodomésticos están en 240 dólares, repuestos 120, equipos electrónicos en 90, ropa y calzado 36, alimentos 22 y en higiene personal 16 dólares. Entre las ciudades con la mayor cantidad de operaciones en dólares, Caracas aparece en primer lugar, seguida de Maracaibo y Puerto Ordaz. La medición fue hecha entre lunes y viernes en una semana de octubre.

Cuatro

Uno: si antes la “vaca” para las hallacas era entre miembros de la familia, ahora se está haciendo también entre vecinos y amigos, para reducir los altos costos de este plato, indispensable en navidad. Mientras más hallacas, más carnes y más ingredientes, pero al comprar en mayor cantidad se puede ahorrar algo. Por ejemplo, en lugar de comprar harina de maíz por kilos, se puede comprar una paca. Igual pasa con el aceite, o un bulto completo de hojas. Pero lo mejor es que mientras más gente participe en la hechura, más animada será la fiesta.

Dos: la dolarización, o mejor dicho el uso del dólar como medio de pago, tiene muchos aspectos positivos, pero en muchos casos las cosas están más caras que en el exterior. Un “burrito” mexicano cuesta en Miami 3 o 4 dólares, mientras en establecimientos de Caracas están cobrando 300.000 bolívares, que son casi 10 dólares. Cierto que tienen bastante relleno, pero el precio definitivamente es exagerado.

Tres: siendo Ciudad Guayana un clúster industrial, debería tener por lo menos un premio a la ingeniería, o varios, otorgados por la CVG y las escuelas de la especialidad en las universidades de la región. Por eso es muy interesante el premio a la ingeniería que creó el buen amigo Oscar Dam. Según lo que me dijo, en los próximos días hará públicas las bases del premio y todos los detalles concernientes. Me parece una excelente iniciativa.

Cuatro: se está hablando de más cambios en la directiva de la CVG designada por Guaidó, aunque no hay nada confirmado al respecto. Pero si ocurren, estaríamos en presencia de lo mismo que con la CVG de Maduro, en la que perdimos la cuenta de la cantidad de presidentes y directores que ha tenido en la era chavista. Igual pasa con presidentes y directores de las empresas básicas y demás afiliadas a CVG, que llenarían un libro como el directorio de Cantv. Sucre Figarella fue presidente de la CVG en dos períodos presidenciales.

El ingeniero José González Lander, que había sido becado por el gobierno para un doctorado en transporte masivo en el Instituto Tecnológico de Massachussets, fue presidente del Metro de Caracas durante cuatro períodos presidenciales, es decir, más de 20 años. Ojalá solo sea un rumor lo de cambios en la directiva de CVG Guaidó.

 

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