Opinión

Seguimos con Will Smith

Ello solo me lleva a reflexionar sobre todo aquello que somos capaces de hacer por defender nuestra posición.
lunes, 11 abril 2022

Haciéndole seguimiento al caso Smith-Rock para un trabajo de violencia mediática, leo de un portal de noticias de los Estados Unidos con respecto a las supuestas sanciones que ya se le han impuesto al actor las siguientes:

“Fue vetado DIEZ AÑOS de la ceremonia de los premios Oscar de la Academia, su película biográfica fue cancelada, la película Bad Boys 4 fue cancelada, la película Fast & Loose que grabaría para Netflix fue cancelada, los productores de la película SOY LEYENDA 2 ya no lo quieren y le ofrecieron el papel al actor Michael B. Jordan, fue expulsado de la academia de ciencias y artes cinematográficas (él no renunció, lo echaron), su esposa no lo respaldó en entrevista para la revista AMERICAN WEEKLY, declaró que ella no pidió ser salvada y lo llamó EXAGERADO, los hermanos de Chris Rock lo están buscando para vengar la agresión, dijeron públicamente: “TE VAMOS A DESTROZAR”, ninguna productora quiere en la actualidad trabajar con él en ninguna clase de proyecto, su serie dramática BELL AIR una adaptación de su afamada “El Príncipe del Rap” está siendo destrozada inhumanamente por la crítica, en este momento se encuentra internado en una clínica de rehabilitación para controlar su depresión y su temperamento iracundo”.

No obstante con todo ello existe una posibilidad nada remota que el también actor y comediante Chris Rock, acuda a las autoridades judiciales y presente cargos en su contra, a pesar de que en principio había declarado que no lo haría, pero no sorprendería que por presión de los medios y sus manejadores decline en su negativa y formule la denuncia en contra de su agresor, dándole paso a un Juicio inédito en la industria del “entretenimiento” lo que pudiera representar un nuevo caudal de dinero que podrían extraer estratégicamente las productoras de la industria del cine y la televisión.

Ello solo me lleva a reflexionar sobre todo aquello que somos capaces de hacer por defender nuestra posición, por su parte Smith fue capaz de subirse a un escenario y abofetear sin pudor alguno a Rock, frente a millones de espectadores que a nivel mundial observaban incrédulamente aquella escena y todo por defender su posición de no permitir una agresión verbal contra su esposa presente en el auditorio.

Por otro lado lo tengo y lo veo claro, la industria del cine, la televisión, la radio, los medios y el entretenimiento no va a permitir que nadie mancille el honor de su sacrosanta ceremonia de los premios Oscar de la Academia, por ello ha volcado toda su furia mediática contra el actor, haciendo ver claramente quien manda.

Lo que concluyo en la reflexión me queda como interrogante sin responder ¿Qué de humano hay en todo esto? Algunos responderán: Todo, pues nada allí es contrario a nosotros, a nuestra más primitiva esencia, pero en el contexto de la Humanidad, esa que apela a nuestra parte sensible y sensata nada humano hay en todo lo acontecido, bien de un lado o del otro pues ambos extremos actuaron y siguen actuando desde lo visceral, usando una de las partes toda la artillería judicial que se pueda desplegar contra un ser humano, y en ejercicio perfecto de la dinámica de la cancelación, se le ha propinado al actor su buena dosis de “violencia legal”.

En mi testarudez por hacer entrar siempre todo en camisa de la protección de los derechos humanos, concluyo que nada de esto habría pasado si desde su óptica se calibraran las acciones.

Muy mal estuvo lo hecho por Smith, claro está, justificada o no su agresión no tiene razón de ser, pero las sanciones exageradas acaso si están justificadas, llevar a la mínima expresión de su ser a una persona solo por dejar claro quien tuvo o no la razón, lo peor es que se ha utilizado al mundo entero como Tribunal para enjuiciar una persona que no ha tenido oportunidad ni estrategia de defensa, más allá de la humillación y autocancelación.

Cierto es que las leyes por rígidas que parezcan, leyes son y como tal hay que cumplirlas, no en vano existe desde la propia concepción del derecho la máxima “dura led sed lex”, pero no ha ido desdibujándose este principio con el pasar de los siglos, acaso sólo soy yo quien piensa que se ha convertido este y algunos otros apotegmas como el de: “la ignorancia de la ley no excusa de su cumplimiento” en inviables, en inhumanos y en consecuencia inaplicables por su efecto nocivo contra de las libertades personales.

No podemos usar la ley para causar más daño que el que evita su aplicación, no debemos tampoco permitir que se abuse de la ley, del derecho que tenemos a defendernos y ello valga la oportunidad de resaltar que paradójicamente también está estatuido en las propias leyes.

Exagerar en las sanciones desdibuja y desnaturaliza la esencia de la Justicia, esa que también desde tiempos de la concepción del derecho nos ha sido legado como dogma que la Justicia consiste en darle a cada cual lo que le corresponde, en justa medida, sin abuso y sin exageraciones.

Sigue la humanidad aplicando vetustas fórmulas para alcanzar una Justicia que por esos medios no será tal, ya que no se le alcanzará jamás bajo el esquema de retribución, la historia nos lo demuestra día a día, las sanciones ejemplarizantes tienen de todo menos buenos ejemplos, es sin duda un sin sentido que la Justicia se alcance a través de la imposición de la violencia del estado en contra de los ciudadanos o la autorización a éstos para ejercerla a través de sus instituciones, o a través de sus ejércitos como bien se está demostrando actualmente con Ucrania, donde cientos de inocentes están muriendo diariamente, víctimas de un hombre que ésta usando al Estado para imponerle a otro Estado una “sanción ejemplarizante”.

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