¿Se puede ganar la presidencia de la república sin salir en televisión?
La respuesta es un estruendoso ¡No! y mil carcajadas en la cara de quien hace la pregunta; “qué ingenuidad pensar eso”. Sin embargo, la pregunta cándida, convoca una seria reflexión. Veamos:
Es verdad que el “por ahora” de Chávez en la televisión transformó el cuidado en la selección de los políticos y no políticos que pueden aparecer en la pantalla mágica. Desde ese día los dueños de las televisoras, con más tesón que nunca, censuran, condenan al ostracismo, o elevan, consagran. Sabemos de personas antes destacadas que ahora son olvidadas, ya no existen, se borraron por obra y gracia del espíritu de la televisión.
Y conocemos mediocridades, ahítos de entrevistas y participaciones.
El gobierno es el gran dominador de los medios de comunicación, tiene poderosas televisoras, radios, periódicos y además controla la información que puede aparecer en los medios privados; la pena por la infracción es la clausura del radio o de la televisión. Nunca la censura había sido tan fuerte como ahora, y nunca había sido tan evidente. Entonces, quien esté en contra del gobierno y también de la oposición, es decir en contra del sistema capitalista, no tiene cabida en los medios, no existe, no pertenece a esta realidad. Sería un acontecimiento asombroso que una televisión, en su horario estelar, entreviste a un líder que no pertenezca al gobierno o a la oposición aceptada.
Queda claro que los medios de comunicación, que comunican deformación de realidad, cuyos dueños son los gobiernos capitalistas y los capitalistas privados, son una formidable barrera para el pensamiento y la acción insurgente, pero también para el pensamiento libre; sólo es permitido el pensamiento único, aquel que no ponga en peligro al sistema capitalista.
De esta manera se somete a la sociedad a un proceso de embrutecimiento, de manipulación psíquica muy eficaz, una hipnosis.
Estamos viviendo una dictadura feroz, que es difícil de percibir, la sociedad está acostumbrada a la falta de información, de formación, lo considera algo natural. Así, se va formando una psicología de masas que protege al sistema capitalista, lleva a los límites de la imposibilidad al hecho revolucionario.
Existe el internet, sus páginas, sus Twitter, sus redes sociales. Son sin dudas un contrapeso, pero son vulnerables a los ataques de lo establecido de muchas maneras, allí está el ejemplo de Aporrea, ese fenómeno de la comunicación, arrinconado por el gobierno, condenado a la inanición. los robots, las falsas noticias, la trivialización de las redes son algunos ejemplos de los intentos de anular el contrapeso.
El principal frente de batalla de la lucha Revolucionaria se escenifica en el universo comunicacional, en un terreno de simplificación del razonamiento, de aplanamiento de la inteligencia, propicio para que la sociedad acepte cualquier mentira, desde la propaganda sobre un perfume, un alimento, hasta la reputación de un político.
Una Revolución, su líder, deben resolver el problema del universo mediático, de la realidad virtual en que vivimos, debe superar la manipulación de la psiquis colectiva. Es un problema científico que merece estudio, no es algo que se pueda resolver a la ligera, no admite improvisación.
elaradoyelmar.blogspot.com
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