Opinión

San Bukele

Aunque cuestionable es la percepción de que esas acciones arbitrarias son las correctas, es totalmente entendible, mucho más en este lado del mundo que se ha desarrollado por décadas a la sombra de figuras caudillistas quienes han regentado el poder en muchas ocasiones sin control.
lunes, 13 marzo 2023

Cientos de miles son las opiniones que en las redes sociales y medios ha generado las políticas penitenciarias del Presidente del El Salvador Nayib Bukele. Para un gran número de seguidores son más que acertadas y hasta necesarias, pero otro grupo aunque menor, es del criterio que estas medidas más que inhumanas son por el contrario, innecesarias y reprochables desde todo punto de vista.

Demás está indicar que ningún sector del activismo por los Derechos Humanos puede estar de acuerdo con este tipo de acciones, décadas de lucha por la reivindicación de lo humano sobre la barbarie no han sido suficientes al parecer, para que el grueso de la población, sobre todo la Latinoamericana, entienda que ningún estado y menos aún gobierno, puede disponer de Derechos tan elementales como la Dignidad Humana, ni aunque los receptores de esos excesos sean los peores criminales.

Aunque cuestionable es la percepción de que esas acciones arbitrarias son las correctas, es totalmente entendible, mucho más en este lado del mundo que se ha desarrollado por décadas a la sombra de figuras caudillistas quienes han regentado el poder en muchas ocasiones sin control.

Hay quienes actualmente aplauden con denotado frenesí acciones que en el pasado aborrecieron con igual énfasis, la diferencia radica sobre en quienes recaen las barbaridades, cuando el estado vapuleó derechos a ciudadanos comunes, como ocurrió en Venezuela, Cuba, Nicaragua, Chile, Bolivia y más recientemente Perú, la reacción fue de total repudio, sin embargo, ahora es plausible pues la arremetida se produce contra procesados y condenados por delitos. Esto nos puede servir perfectamente para ejemplificar el sentido universal de los derechos humanos, es decir, no puede haber preferencias entre un ser humano u otro, lo contrario es la negación en sí de esta garantía universal.

El debate sobre estas acciones no debe tener connotación política, mezclar conceptos fundamentales como Derecho a la Vida y a la Dignidad Humana con narrativa política es una pésima idea, habrá violación de Derechos Humanos cuando un Estado/Gobierno incumpla con su deber de resguardar estas garantías universales, sea ese gobierno de la tendencia política que sea, no importa si es de Derecha, de Centro o de Izquierda.

Otra de las cosas que también se debe tener claro en la disyuntiva, sobre todo para quienes usan de argumento justificante los derechos humanos de las víctimas, como objetivo reivindicador de estas arbitrariedades, es que no existe violación de Derechos Humanos por parte de particulares, sean estos o no Grupos Estructurados de Delincuencia Organizada, de manera que esto debe tenerse claro, los Derechos Humanos sólo pueden ser vulnerados por Estados/Gobiernos pues a estos es a quienes les nace el deber y la obligación de su resguardo, entre los que se encuentran incluidos curiosamente, los pertenecientes a esas víctimas, que de haber contado con políticas criminales efectivas, probablemente no hubieren ocurrido los acontecimientos en los que resultaron víctimas.

La mayoría de los gobiernos de Latinoamérica han sido parte responsables de esa percepción positiva que se le da a este tipo de acciones justicieras, la narrativa de que siempre habrá un enemigo de la nación, del pueblo y del gobierno, nos ha preparado para darles la aprobación y aceptación de estas acciones desmedidas, que como bien lo he dicho son justicieras, pero jamás y nunca justas, entendiendo que Justiciero es aquel que toma la Justicia por propia mano convirtiéndose en Juez y Verdugo, lo que observamos precisamente en las acciones de Bukele.

Esto por cierto, devela una de las cosas más delicadas de este asunto, lo que probablemente haya sido deliberadamente solapado en la narrativa de estas acciones “judiciales” y ello es, el poder de acción con el que ha actuado el Presidente Bukele, acaso no nos ha permitido ver este barullo la hegemonía que ejerce el Ejecutivo sobre el Poder Judicial, tiene acaso facultades extraordinarias para dirigir personalmente la infame gesta penitenciaria, peligra entonces no sólo los Derechos Humanos en el Salvador sino también la Democracia en pleno.

Es interesante también desentrañar la verdadera acción del estado en cuanto a sus obligaciones frente a las acciones que dieron origen a la publicitada gesta heroica, ¿qué se hizo en el pasado y en el pasado reciente? entendiendo que ya el actual gobierno está por cumplir su segundo mandato, para minimizar la incidencia de la criminalidad violenta, pues no sería correcto poner todo el esfuerzo en esta única acción, las sanciones ejemplarizantes poco han servido en el pasado, habrá que ver que nueva fórmula traerán esta vez para que ocurran resultados diferentes.

Existe otro elemento dejado por fuera en esta ecuación y son las víctimas, éstas son factores primordiales en toda acción del Estado como respuesta a su demanda de Justicia, no solo con judicializar a los responsables cumple con sus obligaciones, este debe velar por la reparación de los daños, la indemnización y el restablecimiento de los derechos quebrantados, de esto nada se dice y a nadie tampoco parece importarle en la puesta en escena que bien prepararon.

Como ciudadanos sólo nos queda reflexionar al respecto y abogar por que las arbitrariedades sean cada vez menos, por ello debemos documentarnos previamente antes de participar en estas solidaridades automáticas tan característico de las redes sociales, el conocimiento nos permitirá reconocer cuando una acción es legítima y cuando no, permitiendo validar nuestras opiniones sin incurrir en disonancias.

Por mi parte cierro reflexionando y pregonando lo que ya llevo buena parte haciendo desde que me dediqué a la docencia universitaria, todos somos beneficiarios de las protecciones inherentes a los Derechos Humanos, no importa si usted es un inocente monaguillo o un azote de barrio, si usted robó, violó o mató ya la ley resolvió que usted será condenado en su libertad, de allí en adelante todo exceso es ilegal e ilegítimo.

Pocos son los que vemos con claridad este asunto, aspiro que con los cambios de consciencia universal que acontecen paulatinamente, seamos muchos los que en poco tiempo logremos entender esta sencilla pero compleja ecuación. Las arbitrariedades que en la actualidad se permiten contra los culpables, en el futuro no podrán impedirse contra los inocentes.

Rescato para culminar una frase cuyo autor desconozco, pero de vez en cuando me la topo en la red y me ayuda a no olvidarla y dice así: ¿Papá si matamos a todos los malos quedaremos sólo los buenos? No hijo, si matamos a todos los malos solo quedaremos los asesinos.

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