Robotización, gerencia, sindicalismo y Estado

Cuando se habla de robótica, nos referimos a ese nuevo proceso de producción de bienes y servicios, mediante el cual, una máquina sustituye al ser humano.

Esta es una relativamente, nueva tecnología, en la cual intervienen diferentes disciplinas, como son la mecánica, la metalurgia, la  electrónica y las ciencias de la computación, incluida la Inteligencia Artificial.

El diseño y funciones de los robots, dependen entonces,  del proceso a  realizar.

El común de la gente piensa que esta es una fantasía futurista, que se produce solo para la industria del cine hollywoodense y su televisión, pero no es así.

Ya tenemos en nuestras industrias, comercio y hasta en el hogar, procesos robotizados, que por cierto, son diferente a los automatizados.

Esa diferencia entre uno y otro, estriba en que la automatización se realiza con entornos muy estructurados, como por ejemplo, el cajero automático de un banco, del cual puedes retirar dinero con celeridad y precisión, conforme a exactas instrucciones del cliente, mientras que la robotización, se ejecuta con cierta autodeterminación, como por ejemplo, el robot utilizado para el aseo del piso en el hogar;  el mismo se desplaza utilizando un patrón, aspira el polvo y otros pequeños sólidos, hasta cubrir la superficie asignada.

En agricultura también hay desarrollos robotizados como por ejemplo, la cosecha del maíz. El tractor, sin operador y debidamente equipado, es capaz de cortar el tallo del maíz y picarlo en pequeños trozos, diseminarlo para abonar el suelo, o en surcos para luego ser recogido para forraje de animales;  las  mazorcas, por otro lado, son desgranadas y su producto, vertidos en volquetas para ser llevados a los correspondientes silos.

Los países desarrollados, hoy en día, también producen vehículos fabricados y ensamblados, en un 80 %, por robots. Ello ha traído como consecuencia, que ciudades, alguna vez florecientes, como Detroit, Michigan, USA, sea hoy una urbe despoblada y en ruina debido al gran desempleo y consecuentemente, la migración de sus pobladores, producto de sustituir al hombre por el robot.

Este hecho  ocurrió por la determinación de una gerencia que debía bajar costos y optimizar procesos productivos; también, porque el sindicato desvirtuó su razón de ser y sus objetivos.

Ellos entendían que solo debían lograr beneficios económicos para el trabajador, pero se olvidaron que igualmente, tienen una responsabilidad social con el mismo, con la industria y con el Estado. En su filosofía de gestión, debió incluirse la de mantener una visión mucho más universal.

Sus  percepciones cortoplazistas no les permitieron avizorar el futuro, para el cual no se prepararon. No lo hicieron los sindicatos americanos y mucho menos los nuestros, quienes por razones conocidas, están hoy politizados, desunidos y  desmoralizados; poseen, además, una estructura organizativa muy precaria que les impide la trascendencia necesaria.

Por otro lado, el Estado, responsable por el equilibrio político, económico y social de un país, debe utilizar sus recursos para propiciar un diálogo amplio, en el cual participe, no solo la trilogía: Estado, Empleador y Sindicato; también debe hacerlo  las Iglesias, la universidad, los Colegios Profesionales y las Asociaciones de Vecinos, entre otros.

Estamos todos obligados a buscar soluciones y dar respuesta inmediata a este fenómeno, que silenciosamente invade nuestro espectro laboral y social. La forma de intervenir no es otra mas que con  el diálogo: uno franco, libre, igualitario, en el que debe participar los tres protagonistas de este fenómeno: la gerencia, representando el capital; el sindicato, representando a la masa trabajadora global y el  Estado para mantener el equilibrio y también otras instituciones, como lo mencionábamos en parágrafo anterior.

Ese diálogo debe guiarse por una agenda entre cuyos puntos principales deberá incluirse:

1. Duración de la jornada de trabajo;

2. Creación de centros de reentrenamiento;

3. Otros.

Este diálogo no puede esperar; debe comenzar hoy con interlocutores pensantes, bien informados y equilibrados,  que busquen respuestas razonables y lógicas para el bienestar de los trabajadores y de los seres humanos, en general.

Y esas respuestas deben tenerse hoy. La economía, su industria y  comercio, debe seguir su curso, pero los seres humanos deben ocupar un sitial primordial en la carrera por la supervivencia; un sitial seguro, distinguido y digno, donde los valores de libertad, igualdad y justicia sean reales y tangibles , para toda la comunidad, el país y el universo.

“Lo que debemos hacer es asegurarnos de utilizar la Inteligencia Artificial en beneficio de la humanidad”. Tim Cook  actual Director Ejecutivo de Apple Inc.

CE: mgarciat84@gmail.com.

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